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Chapter 12 - Capitulo 12: Neblina

"Sujétalo", dice Talón a Ian, quien obedece de manera vacilante mientras Talon sube por la escalera. Cerca de un árbol, hay varias manzanas, y Talón comienza a recogerlas. A pesar de su tamaño pequeño, su rincón, Sakeichi, tiene una caja grande de manzanas que ya han sido recolectadas de otro árbol, esperando que Talón le lance las manzanas para guardarlas.

El viaje hasta ese punto se detuvo cuando el grupo de Hiro encontró un bosque lleno de árboles de manzanas, listos para ser devorados. Dado que los suministros se agotaban, esto era una oportunidad de oro para reabastecerse y continuar sin signos de hambre ni cansancio.

"¡Hmmmm, esto será delicioso!", dice Ian, mirando las manzanas que Talón lanzaba a Sakeichi para guardarlas en la caja.

"Ian, concéntrate en sujetar la escalera", dice Talón, asegurándose de que Ian no haga un descuido por su tono tan ingenuo, queriendo probar una manzana.

Sin embargo, Ian, por solo un segundo, se desvió para tomar una manzana. "¡Ian, la escalera!" gritó Sakeichi, pero ya era tarde. La escalera, debido al peso de Talon, se resbaló.

"¡IAAAAAAAAAAN!" gritó Talon, quien cayó junto con la escalera del árbol, dejando caer varias manzanas que llevaba en los brazos.

"Ian, ¿no podías esperar un momento?" exclamó Sakeichi, corriendo rápidamente para ayudar a Talón, completamente incrédulo ante lo sucedido. Mientras tanto, Ian, al ver la situación, solo dijo "ups", mordió la manzana y se acercó para ver si Talón estaba bien. Afortunadamente, Talón estaba bien, aunque se quejaba del dolor en el trasero.

"¡Joder!" Se quejó Talón, levantándose con dificultad y sacudiéndose el polvo, mientras dirigía una mirada fulminante hacia Ian. "¿No pudiste ni siquiera aguantar un poco esa hambre?" dijo Talón, su voz fría como el hielo, mientras Ian, con una ligera sonrisa en el rostro y sin mucha preocupación, encogió los hombros y dio otra mordida a su manzana.

"¿Quieres?" preguntó Ian, levantando una mano y mostrando otra manzana con un gesto despreocupado.

Talón lo miró fijamente, claramente molesto, pero Ian no parecía entender la gravedad de la situación. "Eh, creo que no está de humor para una manzana, Ian", comentó Sakeichi, observando con una ligera sonrisa la mirada irritada de Talon, quien aún fruncía el ceño, luchando contra la incomodidad en su trasero.

El niño de cabello negro, aunque un poco incómodo por la tensión, solo susspiró profundamente, como si hubiera esperado que algo así ocurriera, y se agachó para recoger las manzanas que habían caído a su alrededor. Sus dedos tocaban suavemente la fruta cayendo mientras pensaba en el ridículo de la situación.

"En serio, Ian, un poco de seriedad no te vendría mal", murmuró Talon, frotándose el trasero.

"Ya, ya... ¡una manzana más y todo se soluciona!" dijo Ian con una sonrisa traviesa, sabiendo que aún le quedaba mucho por aprender en cuanto a tacto y momento adecuado.

Después de aquella situación tan ridícula, Talon, Sakeichi e Ian lograron finalmente recolectar todas las manzanas del árbol y guardarlas en una caja. Mientras tanto, otros miembros del grupo comenzaron a recolectar las frutas, mientras que Hiro, Stiches y Rei mantenían una vigilancia vigilante, asegurándose de que no apareciera una emboscada de monstruos.

"¿Cuántas manzanas vamos?" preguntó Talon, mirando a Sakeichi, quien comenzó a contar las frutas con calma.

"Diez", respondió el peliblanco, mirando los frutos con una ligera sonrisa de satisfacción.

"Bueno, sigamos recolectando", dijo Talon, empujando suavemente la caja para seguir con su tarea. A lo lejos, la pequeña niña de un año, Estrellita, caminaba lentamente hacia ellos, atraída por las manzanas.

"¡Ay, Estrellita, tienes hambre?" preguntó Sakeichi, con una sonrisa amable mientras le ofrecía una manzana a la niña. Estrellita la tomó sin decir palabra alguna y, con la misma calma, se alejó, masticando la fruta con tranquilidad.

Los tres niños continuaron caminando hacia otro árbol para seguir recolectando.

"Esta vez no te toleraré otra estupidez", dijo Talon con una mirada seria dirigida a Ian, quien alzó las cejas y respondió con tono despreocupado:

-Ok...pero ¿y si...?

"¿Y si qué?" dijo Talon, frunciendo el ceño y deteniéndose un momento.

"Mejor... yo sujeto la escalera y tú, Ian, te encargas de guardar las manzanas en la caja", sugirió Sakeichi, tratando de proponer una solución más lógica para evitar cualquier desastre futuro.

"No creo que sea una buena idea", respondió Talon con una ligera sonrisa irónica, "le dejamos un minuto a él con la caja y en un santiamén se la devora".

"No es mala idea", dijo Ian con una sonrisa más amplia, claramente disfrutando de la posibilidad de evitar el trabajo que implicaba mantener la caja de manzanas.

Talon lo miró con desconfianza. "No me hagas reír, Ian. Sabe perfectamente que no te puede dar ni un minuto de confianza con una caja llena de manzanas".

"¡Claro que puedo!" replicó Ian, levantando la mano como si estuviera haciendo un juramento solemne. "¡Puedo ser muy responsable cuando quiero!"

"¿Responsable?" Talon se echó a reír, como si le hubiera contado la broma más graciosa del mundo. "¡Eso es lo último que te describiría! Eres como un tornado con patas, Ian. Un minuto y la caja desaparece... o peor, ¡te la habrás comido tú mismo!"

"¡Oigan, chicos, no se peleen!" Interrumpió Sakeichi, levantando las manos de manera pacífica. "A ver, ¿por qué no probamos la idea de Ian? Si las cosas se salen de control, yo me encargaré de que no se convierta en un desastre."

"¿De verdad crees que eso evitará que Ian se meta las manzanas en la boca? ¡Ni Sakeichi podrá detenerlo!" dijo Talon, mirando a su compañero como si estuviera totalmente fuera de lugar.

Ian, sin perder la oportunidad, se acercó a Sakeichi con cara de niño travieso. "Lo que tal vez Talon no entiende es que… lo que sea que coma, también lo comparto. Soy generoso."

Talon se quedó en silencio por un momento, mirándolo con cara de incredulidad. "¿Generoso? ¿Y con qué te lo vienes, Ian? ¿Con una sonrisa?"

"¡Exactamente!" Ian exclamó, levantando un dedo como si estuviera impartiendo una gran lección. "Si comparto mi manzana, hago el mundo un lugar mejor."

Talon lo miró fijamente, sin palabras, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar. "Ian… a veces no sé si me dan ganas de darte un premio por ser tan ridículo, o un castigo por ser tan insoportable."

Sakeichi, viendo que la discusión no tenía fin, intentó calmar las aguas de la mejor manera posible. "Bueno, bueno, ¿por qué no dejamos que Ian lo intente por cinco minutos? Si al final vemos que está siendo un desastre, pues, Talon, tú lo tomas."

"¡Cinco minutos!" Talon casi se tiró al suelo, como si esa idea fuera la más absurda que hubiera escuchado en toda su vida. "¡Ian no dura ni tres segundos sin que se le ocurra comerse la caja!"

"¡Lo haré bien, lo prometo!" Ian insistió con un tono demasiado confiado. "Cinco minutos de puro control. Lo único que haré es colocar las manzanas con cuidado y no morderlas."

"¿No morderlas?" Talon se estalló en una risa sardónica. "¿Y cómo planeas no morderlas? ¿Vas a hacerles un trato a las manzanas?"

Sakeichi sonó ante la ocurrencia de Talon, y luego dijo: "De acuerdo, cinco minutos. Si en ese tiempo Ian no viene ni una sola manzana, podemos dejarlo en paz".

"¡Eso es todo lo que necesito!" dijo Ian con orgullo. "Cinco minutos de pura disciplina. En ese tiempo, será más responsable que nunca."

Talón levantó las cejas, como si estuviera a punto de escuchar la mayor mentira del día. "Vamos, Ian. No te engañes a ti mismo. Sabes que no puedes hacerlo".

Ian hizo una pose dramática y dijo: "Talón, no sabes lo que es tener autocontrol. Es un superpoder. Y hoy, lo usaré para el bien de todos".

Talón, cruzado de brazos, se recostó contra el árbol, observando con escepticismo a su amigo. "Autocontrol, ¿eh? Esto va a ser bueno."

"¡Cinco minutos!" Insistió Sakeichi, señalando la caja con las manzanas y levantando la mano como un árbitro de fútbol.

Ian comenzó a caminar hacia la caja, mirando a Talon y luego a Sakeichi. "¿Lo ven? ¡Lo que los demás no entienden es que ser responsable es una actitud de vida!"

"Y una actitud que se va a ir al garete en menos de cinco minutos", murmuró Talon, mientras Sakeichi solo suspiraba, sabiendo que estaba a punto de ser testigo de una comedia que, inevitablemente, terminaría con Ian devorando las manzanas.

Ian se arrodilló frente a la caja y, con un suspiro profundo, comenzó a organizar las manzanas con extrema precisión. Los otros miembros del grupo que estaban trabajando no podían evitar observar la escena.

"¿Ves? ¿Ves cómo lo hago? Sin prisas, organizando todo con calma", dijo Ian, mientras colocaba las frutas con un cuidado exagerado.

Talon y Sakeichi se miraron, observando cómo Ian parecía realmente concentrado. "Tal vez… solo tal vez", murmuró Sakeichi, "pueda hacerlo".

Pero justo cuando Sakeichi decía eso, Ian, sin mirar, levantó una manzana y la mordió con una sonrisa satisfecha en su rostro.

"¡Ian!" Talon y Sakeichi gritaron al unísono, pero Ian ya había terminado la mordida y estaba viendo las manzanas con cara de haber cometido un crimen.

"¿Qué? ¡Solo una! Era una prueba de resistencia, ¿no?"

"¡Eso no cuenta!" —exclamó Talon, completamente exasperado. "¡No puedes comer una manzana y luego decir que estás controlando todo!"

"Pero fue una sola", insistió Ian con una expresión inocente, mientras mordía otra manzana. "Es más, hasta te la voy a compartir, Talon. ¿Quieres?"

"¡¿Quieres dejar de comer las manzanas, Ian?!" Talon ya estaba a punto de estallar. "¡Sabes que no puedes! ¡Esto fue un desastre desde el momento en que lo sugeriste!"

Sakeichi observaba la escena, sin poder contener una risa, mientras Ian, con la cara llena de jugo de manzana, le ofrecía una fruta a Talon con aire triunfante. "Vamos, Talon, no seas así. Tienes que compartir, al igual que yo".

"¡¿Compartir?! ¡Tú solo quieres que todo sea tuyo!" Talon se sentó de golpe sobre el césped, mirando a Ian con incredulidad. "Esto no tiene sentido. ¿Cómo es posible que cada vez que piensas que estás en control, todo termina en desastre?"

"Es lo que mejor hago", respondió Ian con una sonrisa burlona. "¿No es impresionante? Estoy ganando sin siquiera intentarlo."

"¡Casi me caigo de la risa!" Talon resopló, frotándose la cabeza.

Sakeichi suspir y comenz a recoger las manzanas caidas una vez ms. "De acuerdo, ya basta. Ian, ¿puedes por lo menos intentar no comerte todo?"

Pasaron varios minutos llenos de risas nerviosas y algunos berrinches entre Talon, Sakeichi e Ian. A medida que el caos inicial se disipaba, los chicos empezaron a calmarse un poco y retomaron sus tareas. Ian, con una expresión de determinación en su rostro, había logrado resistir la tentación de las manzanas por un buen rato mientras las colocaba cuidadosamente en la caja, sin comer ni una más (por lo menos por el momento).

Sakeichi, por su parte, estaba sosteniendo la escalera con firmeza mientras Talon recogía manzanas del árbol con agilidad. La atmósfera en el bosque de manzanas comenzaba a tornarse más tranquila, a pesar de la tensión cómica que había habido antes. Los árboles, cargados de frutas maduras, llenaban el aire con un dulce aroma que hacía que la tarea de recolectar manzanas fuera algo casi placentero, aunque todos sabían que había que ser rápidos y eficaces.

Los demás miembros del grupo también estaban dispersos por el área, cada uno recolectando su parte de las frutas, mientras que algunos, como Hiro, Stiches y Rei, vigilaban el perímetro en busca de cualquier amenaza. La tranquilidad del momento parecía estar bajo control, y las voces del grupo se entremezclaban con el suave susurro del viento entre las hojas.

Pero, de repente, algo cambió. Un frío inesperado recorrió el aire y, antes de que pudiera darse cuenta, una espesa neblina comenzó a formarse a lo lejos. Primero, una pequeña capa de niebla, casi imperceptible, empezó a extenderse entre los árboles. En cuestión de segundos, la neblina se fue espesando y extendiendo a gran velocidad, cubriendo el bosque con una capa gris que oscurecía la visión a pocos metros de distancia.

Talon, quien se encontraba cerca de uno de los árboles, dejó de recoger manzanas y miró a su alrededor con un sentimiento de incomodidad. "¿Alguien más ve eso?" -preguntó, frunciendo el ceño.

Sakeichi, que todavía sujetaba la escalera, también miró hacia la niebla. "Esto no se ve bien", dijo, su tono de voz ahora serio. "La niebla no era parte del clima que habíamos previsto."

Ian, que aún sostenía una manzana en la mano, se dio la vuelta al escuchar las voces de sus amigos. "¿Qué pasa? ¿Es un truco de magia o algo así?" preguntó, con su habitual tono despreocupado, aunque ahora parecía que algo lo había puesto en alerta.

"Esto no es normal", murmuró Talon, acercándose a Sakeichi y mirando al horizonte. "No podemos quedarnos aquí mucho más tiempo. Algo no está bien."

Sakeichi asintió con la cabeza y, sin perder tiempo, comenzó a organizar a los demás para que se reunieran rápidamente. "¡Escuchen, chicos! ¡Rápido, vámonos de aquí! Necesitamos regresar al campamento antes de que esta niebla nos rodee por completo."

Los otros miembros que estaban cerca comenzaron a recoger sus cosas rápidamente, algunos con cierto nerviosismo, mientras que Hiro y Rei se acercaban, alertas, observando con cautela la niebla que avanzaba implacablemente. Stiches, el más tranquilo del grupo, parecía estar concentrado en algo más, tal vez en algún sonido distante, pero no dijo nada.

Ian, por supuesto, no podía dejar pasar la oportunidad de hacer una broma, incluso en medio de la situación tensa. "¿Una niebla mágica? ¡Esto debe ser parte de una aventura épica! ¿Qué tal si la niebla esconde un tesoro?" dijo, aunque su sonrisa se desvaneció al ver que nadie le prestaba demasiada atención.

"¡No es momento de bromas, Ian!" Talon lo miró severamente, aunque en su interior agradecía la capacidad de Ian para aligerar la situación con un toque de humor. "Esto puede ser peligroso."

La niebla continuaba extendiéndose y engullendo todo a su paso. En cuestión de segundos, el grupo se vio rodeado por la espesa capa gris, y la visibilidad se redujo reducida. No podía ver más allá de unos pocos metros, y la sensación de aislamiento comenzó a crecer con cada paso que daban.

Finalmente, la neblina cubrió por completo todo el lugar, dejando todo en suspenso, con personas gritando para poder comunicarse debido a la falta de visibilidad. Sakeichi, Talon e Ian estaban reunidos junto a la caja de manzanas, sin poder ver a nadie, solo escuchando las voces de las personas, que comenzaban a preguntar si todos estaban bien.

"¿Y ahora?", preguntó Ian con tono confundido, esperando una respuesta sobre cómo reunirse con los demás.

"¿Acaso no lo ves? Debemos seguir avanzando", respondió Sakeichi, empezando a correr.

"¡Espera, Sakeichi! No te adelantes", advirtió Talón. "Debemos mantenernos unidos. Esta neblina está volviéndose más intensa y disminuirá aún más nuestra visibilidad."

"Pero los Hiro y los demás...", dijo Sakeichi, deteniéndose un momento mientras Talon se acercaba a ponerle una mano en el hombro. "Ellos estarán bien por ahora. Debemos estar unidos", dijo Talon, buscando que Sakeichi lo entendiera. Los tres niños se mantenían juntos mientras comenzaban a caminar paso a paso a través de la densa neblina, mientras las voces de las personas comenzaban a escucharse, guiándose por el sonido.

"Oigan, es solo neblina, no es nada... ¡Aghhh!" Ian gritó al chocarse de golpe con un árbol, cayendo de espaldas mientras se tomaba la nariz. "¡Mi nariz, mi nariz!" Se quedó Ian, mientras Sakeichi y Talon, que estaba detrás de él, lo ayudaron a levantarse. "Ya no es tan... absurdo, ¿verdad?" bromeó Talon, intentando aligerar el ambiente tras el accidente de Ian. "Ehhh, sí, pero no es lo que quería", dijo Ian, recuperándose del dolor en la nariz.

"Al menos no te salió sangre", dijo Sakeichi, dándole una palmada en la espalda a Ian mientras comenzaban a caminar, esquivando el árbol.

"Pero como les digo, solo es neblina, no hay nada de malo", insistió Ian, volviendo a su tono despreocupado.

"Sí, supongo que no debe ser un problema...", dijo Sakeichi, asintiendo con la cabeza en acuerdo con su compañero.

"Ustedes parecen no darse cuenta de que exis—", Talon no terminó la frase cuando un grito aterrador se escuchó, y los niños se quedaron en silencio, congelados por el eco del grito de alguien que parecía estar sufriendo. "¡NO, NO, NO, NO! ¡AHHHHH!" El grito provenía de lejos, y los niños, al escuchar eso, se miraron asustados. "Oh no", dijeron al mismo tiempo.

De repente, otros sonidos se escucharon: disparos violentos que hicieron que los niños, llenos de miedo, se agacharan y se cubrieran tras el árbol que habían esquivado anteriormente. Sakeichi dejó caer la caja de manzanas al suelo, su rostro tenso, mientras todos se mantenían en silencio, esperando lo que vendría a continuación.

"No... esto no puede ser..." dijo Ian, exaltado, mientras los tres niños escuchaban más disparos y gritos a lo lejos.

"¡RETROCEDAN! ¡RETROCEDAN!" escucharon una voz, seguida de más disparos y gritos que parecían provenir de un monstruo, tal vez un xerp.

"No hagan ruido", murmuró Talon a Sakeichi e Ian, quienes asintieron con la cabeza en silencio.

"¿Qué haremos?" preguntó Sakeichi, aún sosteniendo la caja de manzanas.

"Debemos seguir adelante por este camino, pero necesitamos ir agachados. Si no, las balas podrían alcanzarnos", explicó Talon, mientras se agachaba y comenzaba a caminar con pasos moderados.

"No vayamos ni demasiado lento ni demasiado rápido. Si vamos lento, nos demoraremos, y si vamos rápido, seguro uno de los monstruos escuchará nuestros pasos", dijo Talon, con seriedad en su voz.

Sakeichi e Ian se miraron, entendiendo el plan de Talon. Ambos se agacharon y comenzaron a caminar, avanzando con cautela hacia el punto de reunión con Stiches, Rei, Hiro y los demás, como Estrellita.

La caminata fue una presión constante de terror y ansiedad para los tres niños, que seguían escuchando los disparos y los gritos de la gente. En un momento, un disparo pasó rozando cerca de Ian, quien se quedó congelado, sin saber qué acababa de suceder.

"¿Qué carajo...?" murmuró Ian, mientras Sakeichi lo empujaba, ignorando el miedo, para que siguiera adelante. Talon, que iba al frente, comenzó a hacerles una señal para que se detuvieran. Sakeichi e Ian se detuvieron, confundidos, y miraron a Talon.

"Mirad", dijo Talon, señalando al frente.

Sakeichi e Ian miraron con horror. "Oh, Dios no...", dijo Ian, incapaz de mirar la escena, mientras Sakeichi estaba completamente petrificado. Allí, tirado en el suelo, estaba el cadáver de una persona con una pistola en la mano. Estaba claro que un monstruo lo había asesinado.

Talón, ignorando el malestar y conteniendo el asco, se agachó y tomó el arma del cadáver. "Al menos tenemos algo con qué defendernos... salgamos de aquí", dijo Talón, y Sakeichi e Ian asintieron, apartándose del cadáver mientras los disparos continuaban, incesantes.

"Oye, Talón, ¿al menos sabes disparar esa arma?", preguntó Ian, con una sonrisa nerviosa, buscando una respuesta que calmara sus alterados nervios."No lo sé", respondió Talón sin vacilar, con una frialdad que hizo que Ian y Sakeichi casi se pusieran a llorar del miedo."¿Rei, Stiches y Hiro, dónde están?", murmuró Ian, sintiendo cómo el terror lo invadía.

Comenzaron a acelerar el paso mientras los disparos y los gritos resonaban, seguidos por los gruñidos profundos y aterradores de los monstruos que cazaban en la densa niebla. Talon, con su arma en mano, trató de aparentar seriedad y seguridad, pero en el fondo, temía encontrarse con uno de esos monstruos. Ian, por su parte, intentaba mantenerse optimista, incluso cuando una bala pasó rozando su cabeza, mientras que Sakeichi observaba su alrededor, buscando ya sea a una persona o a un monstruo.

La nebulafobia se había apoderado del trío de niños, pero lo peor llegó cuando todo quedó en silencio. No se escuchaba ni un disparo, ni un grito, ni el gruñido de los monstruos.

"¿Se acabó?" preguntó Ian, mientras Talon y Sakeichi miraban a su alrededor... Nada. No se escuchaba ni un sonido. No sabían si esto era bueno o malo, pero algo estaba claro: esa quietud generaba una sensación de ansiedad.

"Mejor sigamos, no debemos alejarnos," dijo Sakeichi. Sin embargo, un sonido repentino los dejó aterrados y en una postura lista para correr. No podían identificar de dónde provenía, ni si era humano o monstruo, ya que la niebla lo cubría todo, sumiendo al trío en una tensión llena de miedo e inseguridad.

Talon, sintiendo que la atmósfera se volvía cada vez más insoportable, apuntó la pistola con firmeza, esperando que, sea lo que sea que estuviera ahí, saliera."Talón...." murmuró Sakeichi, sin saber qué decirle a Talon, que tenía el dedo cerca del gatillo.

Finalmente, lo lograron ver. Era un XERP, ese monstruo sádico que había aparecido. Los niños, con el corazón en la boca y a punto de gritar, pudieron ver cómo el monstruo, lleno de heridas y disparos, caminaba con dificultad hacia ellos. Talon, al ver esto, estuvo decidido a disparar cuando Sakeichi lo detuvo.

"¿Qué crees que estás haciendo? " murmuró Sakeichi.

Talón, sorprendido por la interrupción, le respondió con enojo:

" ¿Qué crees que estoy haciendo? ¡Voy a matar a esa cosa antes de que nos haga su almuerzo! "

El enfado de Talón era claro, no entendía por qué Sakeichi no dejaba que actuara. Pero antes de que pudiera seguir discutiendo, Ian intervino.

"¡Oigan, miren! " dijo Ian, señalando hacia el monstruo.

Sakeichi y Talón volvieron a mirar. El monstruo estaba tirado en el suelo, aparentemente muerto, como si las heridas y los disparos finalmente lo hubieran derrumbado. No se levantaba.

"¿Está muerto? " preguntó Ian, observando al XERP que ya no mostraba signos de vida.

"Es mejor que no lo sepamos " dijo Talón, mirando al monstruo con desconfianza. Sin querer perder tiempo, el trío decidió seguir avanzando, aunque una sensación de incertidumbre seguía pesándoles.

Los tres niños, con las manos entrelazadas y los ojos aterrados, se mantenían juntos en el espesor de la niebla. La sensación de estar rodeados por algo invisible, algo que acechaba desde las sombras, les provocaba una angustia indescriptible. La fobia a la neblina era más que un miedo, era una prisión mental que los paralizaba.

No podían ver más allá de unos pocos metros, pero el sonido de sus respiraciones entrecortadas y los ecos lejanos de crujidos les recordaban que no estaban solos. Su único consuelo era la esperanza de encontrar a sus guías, pero cada crujido y cada movimiento en la bruma les hacía rezar, no solo por salir, sino por no encontrarse con el monstruo que se decía habitaba la niebla, una criatura viva que no perdonaba. Sus corazones latían desbocados mientras avanzaban, conscientes de que el peligro acechaba, invisible pero siempre presente.

"No se han puesto a pensar que, si todo está en silencio, es porque todos están muertos", dijo Talon con un tono resignado, mirando a su alrededor. Lo único que veía eran neblina y plantas.

"No es cierto", replicó Ian, intentando contrarrestar a Talon.

"Ian, no hay nada de vida, ni siquiera un grito. Es más probable que nos topemos con otro monstruo que con una persona", respondió Talon, frustrado, mientras fijaba su mirada en Ian.

"Por favor, cálmense", murmuró Sakeichi con temor, intentando evitar que la discusión se desatara.

"Debemos encontrar un refugio o algo. No quiero estar expuesto a ser presa", dijo Talon, decidido.

"¿Vas a dejar de lado al grupo que nos acogió, Talon?" Ian aumentó un poco el tono, visiblemente preocupado, sabiendo que lo que estaba diciendo podría hacer que el grupo se dividiera.

"¿Y qué quieres que haga, Ian? ¿Volver a tener esa experiencia con ese monstruo?" Talon señaló a Ian, como si no entendiera la gravedad del asunto.

"Sakeichi, ¿tú qué crees?", preguntó Ian, buscando el apoyo de su compañero. Sin embargo, Sakeichi seguía sosteniendo la cajita de manzanas y no respondió.

"Sakeichi lo sabe, Ian. La prioridad es sobrevivir a toda costa", dijo Talon, convencido de que su compañero albino entendía su postura.

"¡Basta!", exclamó Sakeichi, haciendo que Ian y Talon lo miraran sorprendidos por su tono enojado.

"¿No se dan cuenta de que debemos estar unidos?", continuó Sakeichi, su voz firme. "Eso nos lo enseñó Hiro: estar juntos en las buenas, en las malas, y en las miserias, como ahora, en esta neblina. Pero si dejamos que nuestros pensamientos se enfrenten y pongamos por encima de todo nuestras diferencias, podríamos romper la sociedad que hemos construido". Sakeichi terminó sus palabras y tomó un respiro profundo, mientras Ian y Talón se miraban en silencio, procesando lo que su compañero albino acababa de decir.

Sin embargo, algo sujetó a Sakeichi por el hombro, haciendo que desapareciera en la neblina, lo que asustó a Ian y Talon. Ambos comenzaron a correr en dirección hacia donde Sakeichi había desaparecido, hasta que se toparon con… ¡Stiches!

"¡Stiches!" exclamó Ian, aliviado pero alterado. "¡Qué bien que estás aquí! ¡A Sakeichi se lo acaban de llevar!"

"Shhh..." dijo Stiches, pidiendo silencio. "Sakeichi está aquí."

Stiches dio un paso atrás, revelando que detrás de él estaban Rei y Sakeichi, junto con el grupo de Hiro y algunas otras personas. También había una cueva que serviría de refugio improvisado debido a la neblina. Sakeichi vio a Talon e Ian y, de repente, los abrazó, lo que hizo que Hiro se sintiera melancólico al ver la escena.

"¿Qué estoy haciendo?" dijo Talon, dándose cuenta de lo que acababa de hacer, y dejó de abrazar a Sakeichi.

"Seguimos vivos, ¿no?" comentó Talon, volviendo a su tono de desdén mientras entraba en la cueva. Ian se rió al ver que Talon volvía a su actitud amargada.

"Bueno, al menos es un avance", dijo Ian, caminando detrás de Talon, mientras Sakeichi los seguía.

De repente, alguien agarró la pierna de Sakeichi. Miró hacia abajo y vio a la niña Estrellita.

"¡Oh, estás aquí también!" dijo Sakeichi, cargando a la niña con dificultad y llevándola dentro de la cueva con las demás personas.

"Eh, Ian, ¿puedes cargar esa caja de manzanas?" preguntó Sakeichi. Al no recibir respuesta de Ian, Hiro fue quien cargó la caja.

"No te preocupes, Sakeichi, yo lo haré. Además, te felicito por recolectar tantas manzanas", dijo Hiro con una sonrisa. Sakeichi se alegró al escuchar la felicitación y, sonriendo, se adentró en la cueva con la niña en sus brazos, mientras Hiro llevaba la caja de manzanas, acompañado de Rei y Stiches.

Mientras la cueva se llenaba del bullicio del grupo, Sakeichi, Ian y Talon se sentaron cerca de un rincón alejado del resto. El silencio que los rodeaba, ahora que la neblina parecía más distante, les dio espacio para hablar.

Sakeichi miró las llamas que danzaban en el pequeño fuego que habían hecho para mantenerse cálidos. "No pensé que íbamos a sobrevivir. Todo se sintió tan... opresivo", dijo, con la voz algo quebrada, mientras sus ojos se perdían en las llamas.

Talon resopló, cruzando los brazos. "El silencio era ensordecedor. Ni un solo ruido. Eso no puede ser normal, ¿sabes? Es como si todo estuviera muerto."

Ian, que se había quedado pensativo por un momento, asintió con la cabeza. "Sí, lo sentí también. La sensación de que algo nos estaba acechando todo el tiempo... como si no estuviéramos solos. Pero, al mismo tiempo, no había nada." Hizo una pausa y se frotó la nuca, incómodo al recordar esos momentos. "No sé si fue peor el miedo de no saber qué estaba pasando o el miedo de que nos pasara lo mismo que a los demás."

Sakeichi asintió lentamente, pero luego miró a Talon. "Lo que no entiendo es por qué reaccionaste así antes, Talon. A veces te escondes detrás de ese desdén como si nada te importara, pero sé que no es así. ¿Qué piensas realmente de todo esto?"

Talon soltó una risa amarga y se recostó contra la pared de la cueva. "No lo sé, Sakeichi. Me siento atrapado entre querer seguir adelante y el miedo de que todo se derrumbe en cualquier momento. Lo que vi en la neblina... las criaturas... ¿y las personas? No puedo dejar de pensar en eso."

Ian lo miró, preocupado. "¿Crees que nos estamos acercando a algo peor? Como si todo esto fuera solo el principio de algo mucho más grande?"

"Lo creo", respondió Talon con firmeza, mirando a sus amigos. "Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que todo termine. Si eso significa caminar a través de la oscuridad o enfrentarnos a lo que sea que nos esté acechando, entonces lo haremos. Pero no podemos permitirnos rendirnos."

Sakeichi los miró, respirando hondo. "No podemos rendirnos, no aún. No con todo lo que hemos pasado. Hiro... nos enseñó a luchar juntos. Debemos aferrarnos a eso, incluso cuando las cosas se pongan más oscuras."

"Sí," dijo Ian, esbozando una pequeña sonrisa. "Podemos hacerle frente a cualquier cosa, siempre que estemos juntos."

Talon guardó silencio un momento, antes de mirar a ambos con una expresión más suave. "Tienes razón. Pero eso no significa que me guste la idea de lo que nos espera. Pero... no me rendiré, no con ustedes."

Sakeichi sonrió levemente, agradecido por las palabras de Talon. "No estamos solos, Talon. Aunque la neblina nos haya mostrado lo peor, aquí estamos. Y aquí seguiremos."

Con esas palabras, el trío se quedó en silencio por un rato, observando las sombras que la luz del fuego proyectaba sobre las paredes de la cueva. Sabían que la noche podría ser larga, y que el futuro era incierto, pero por primera vez en mucho tiempo, sentían que había algo de esperanza, aunque fuera pequeña.