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Chapter 34 - "Un plan infalible y un poco de magia"

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"Jefe Stephen, ¿de verdad crees que mis tíos aceptarán que me vaya de viaje?" preguntó Harry, un poco nervioso, mientras observaba cómo la estación se acercaba.

"No te preocupes, Harry, tengo un plan infalible. Y si no aceptan, los enviaré a vivir al Polo Norte. Hace rato que quiero enviar a alguien allí", dijo Stephen, intentando tranquilizar a Harry con palabras que, en realidad, no servían para calmar a nadie.

Después de que todos bajaron del Expreso y se despidieron de sus amigos, Stephen siguió a Harry al lado muggle para encontrarse con sus tíos.

"¡Apúrate, muchacho, no tengo todo el día para esperarte!" exclamó Vernon, quien estaba fuera de su auto, como si hubiera llegado hace un segundo y ya estuviera cansado de esperar.

"Tío Vernon, él es Stephen Flamel, un mayor en Hogwarts", dijo Harry suavemente, presentando a Stephen.

"No me interesa quién sea. Si es compañero tuyo, despídete rápido y vámonos. No quiero cruzarme con los suyos", gruñó Vernon, mostrando su fuerte aversión a los magos.

"Es interesante", comentó Stephen, mirando a Vernon.

"No molestes. ¿Qué quieres?" respondió Vernon, a punto de escupir de rabia.

"Solo pienso que es interesante cómo una persona común puede aborrecer a otro tipo de personas y demostrarlo, aun sabiendo que un simple movimiento de manos podría cambiar su mundo", dijo Stephen, moviendo literalmente sus manos. De repente, sus alrededores parecieron transformarse.

El suelo se movía y la calle desaparecía, formando un círculo de unos cinco metros de diámetro con el auto de los Dursley justo en el centro, donde Petunia y Dudley estaban abrazados, asustados.

Vernon, viendo lo que sucedía, rápidamente se colocó frente al auto, temblando, y gritó: "¡¿Qué estás haciendo?! ¡Se supone que los de tu clase no deben hacer que los veamos!"

"¿Jefe Stephen?" preguntó Harry, sorprendido por lo que estaba haciendo Stephen, y al darse cuenta de que nadie a su alrededor los miraba. Parecía como si no existieran.

"Está bien, Harry, no te preocupes. No pueden vernos ni escucharnos", dijo Stephen con una sonrisa que Vernon percibió como la de un demonio.

"Por eso dije que era interesante. Verás, no soy el mago más poderoso de Gran Bretaña (tal vez esté en el top 10, si acaso), y aun así puedo mostrar este poder. El hecho de que expreses tu odio hacia nosotros tan vívidamente es algo digno de elogio", comentó Stephen con interés, mirando a Vernon.

"D-dime qué quieres, pero no le hagas daño a mi familia", pidió Vernon, asustado, aunque aún mantenía su instinto protector.

"¿Daño? Oh, no, no. Solo estaba mostrando lo que un mago puede hacer. Perdón si te asusté, no era mi intención. No es como si fuera por ahí asustando gente", dijo Stephen, mientras Harry ponía los ojos en blanco, aguantándose lo que quería decir. Al mismo tiempo, Stephen regresaba todo a la normalidad.

Después de eso, Vernon se calmó un poco, aunque aún miraba a Stephen con desconfianza.

"Verá, señor Dursley, mi familia, los Flamel, es conocida por patrocinar varias estrellas del deporte en el mundo mágico, y creemos que Harry tiene un gran potencial en el soccer mágico. Nos gustaría que se uniera a nuestro campamento atlético", dijo Stephen, mientras Harry lo miraba incrédulo ante todas las mentiras que había dicho en tan solo un segundo, sin mostrar ni una pizca de vergüenza. *"(¿No era la familia Flamel conocida por tener a Nicolás Flamel, el mayor alquimista de todos los tiempos?)"*, pensó Harry en silencio, sin mostrarlo.

"Gracias, pero no estamos interesados. Si me disculpa, estamos apurados", dijo Vernon rápidamente, sin siquiera pensarlo. Solo quería alejarse de este tipo lo más rápido posible.

"Puede que esté apurado, pero déjeme al menos hablarle de los beneficios. El primero y principal es la seguridad. Al convertirse en un jugador profesional, su familia necesitará la mayor seguridad del mundo. Nosotros garantizamos que ningún mago o bruja podrá acercarse a menos de 100 metros de su familia. Y lo segundo es una ayuda económica empresarial. Nuestra moneda es diferente, así que no podríamos darle dinero directamente, pero me enorgullezco de tener algunas empresas en su mundo que podrían facilitar el financiamiento de su empresa de taladros. Soy accionista en una de las mayores empresas de construcción de la zona. Si lo desea, no me importaría hacer unas llamadas", continuó Stephen, con su mentira, aunque el hecho de ser accionista en el mundo muggle no era del todo falso.

"¿Qué...? Eso..." Vernon estaba a punto de responder cuando Stephen lo interrumpió rápidamente.

"Entiendo que separarse de su sobrino puede sonar triste, y quizás no quiera alejarlo de casa por semanas. Pero podrá verlo un par de días al mes. Con la popularidad de Harry, no podemos permitir que se quede mucho tiempo, ya que muchos magos podrían acosarlo, incluso en el mundo muggle", dijo Stephen, en parte para convencer a Vernon y en parte para asustarlo, insinuando que si Harry se quedaba con ellos, podrían atraer más magos.

"Está bien, déjame comentárselo a mi esposa y te daremos una respuesta", dijo Vernon, acercándose rápidamente al auto para hablar con Petunia, que abrazaba a Dudley, aún asustada.

"¿Jefe Stephen, qué es el soccer mágico?" preguntó Harry, una vez que Vernon se alejó.

"¿Qué sé yo? Lo acabo de inventar. Si le digo 'quidditch', ¿crees que lo entendería? Además, Harry, es necesario convencer a tu tío sin obligarlo, o el Ministerio te llevará de vuelta a tu casa en un santiamén", respondió Stephen. Luego guardó silencio al ver que Vernon regresaba con Petunia.

"Ha-Harry, ¿tú quieres ir a ese campamento?" preguntó Petunia, sin saber exactamente cómo sentirse, ya que odiaba el mundo mágico, pero también sentía algo de culpa por su hermana.

"Sí, tía, quiero ir. Por favor", dijo Harry, sorprendido de que su tía le preguntara su opinión.

"No se preocupe, señora Dursley, podrá ver a Harry un par de días al mes, sano y salvo. Piénselo como si fuera un campamento de verano", comentó Stephen, con una sonrisa profesional.

"Está bien, muchacho, aceptamos. Solo asegúrate de que los fans de ese niño no se acerquen a nuestra casa", dijo Vernon, apresuradamente, por miedo a que alguien se arrepintiera.

"Está bien, señor, solo debe firmar el contrato de inscripción, que por supuesto es gratuito, y todo estará listo. En unos días recibirá una llamada de la compañía de construcción, pero de eso se encargará usted", dijo Stephen, sacando un contrato que en realidad era un certificado de tutor temporal y los permisos necesarios para que Harry viviera fuera de su casa por un tiempo.

Vernon le echó un rápido vistazo, y aunque el contrato tenía una pequeña ilusión mágica, firmó de inmediato. Luego miró a ambos y dijo: "Aquí tienes, ahora nos vamos, estamos ocupados". Se marchó con su esposa, que apenas había dicho una palabra.

"Bueno, Harry, parece que eres libre de tus tíos por uno o dos años", dijo Stephen, mostrando el contrato, que se transformó en un permiso para Harry.

"¿Uno o dos años?" preguntó Harry, un poco alegre pero también triste de que no fuera permanente.

"Obvio, tonto. No es como si te estuviera adoptando, además, no tengo la edad para eso. Aunque si quieres llamarme 'papá Stephen', no me molestaría", bromeó Stephen.

"Creo que uno o dos años sigue siendo genial", dijo Harry, ignorando la última parte.

"Por cierto, jefe Stephen, ¿no tendrás problemas por usar magia fuera de Hogwarts? Y ¿qué tipo de magia fue esa? Era como si nadie nos viera", preguntó Harry, recordando la demostración de Stephen.

"Genial, ¿verdad? Aunque en realidad, debería enviarnos a un mundo espejo, esto es lo máximo que logré. Puedo controlar unos 15 metros a mi alrededor, como si fuera mi propia dimensión. Los muggles no podían vernos porque creé una cúpula de ilusión y una barrera antimuggles temporal, pero como usé todo junto, el área de control fue más pequeña", explicó Stephen sobre su hechizo incompleto de dimensión espejo.

"Mundo espejo... Eso suena genial. ¿Y ahora a dónde vamos, jefe Stephen?" preguntó Harry, impresionado por la magia que no comprendía del todo.

"Primero, iremos a mi casa para avisarle a mi abuela. Mierda, debí haberle avisado antes. Tal vez deberíamos ir a vivir a un hotel mágico... Aunque es seguro que ya sabe lo que hice. El viejo seguramente le habrá dicho. Bueno, lo que venga, vendrá. Y dentro de unos días tenemos que ir al Ministerio. Si quieres venir, buscaremos a los gemelos", dijo Stephen, un poco

nervioso por lo que le esperaba con su abuela, pero animado por lo que vendría después.

Lamento que haya quedado incompleta. Aquí te presento el final para el capítulo corregido:

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Harry asintió emocionado, sintiendo que estaba viviendo una verdadera aventura. Aunque los últimos días habían sido complicados, ahora se sentía más ligero, como si una carga se hubiera desvanecido.

Ambos caminaron por las calles muggles, con Stephen liderando el camino mientras revisaba sus alrededores y murmuraba para sí mismo sobre las distintas paradas que debían hacer antes de llegar a casa. Aunque obviamente no había ninguna.

"Primero necesitamos un traslador para evitar posibles inconvenientes con el Ministerio", comentó Stephen, mientras sacaba una vieja taza de su bolsillo. "No te preocupes, esta taza tiene más magia de la que parece. La usaré para asegurarnos un viaje rápido y sin problemas".

Harry miró la taza, frunciendo el ceño. "¿Por qué una taza vieja?"

Stephen sonrió. "La discreción es clave, Harry. A veces, las cosas más simples esconden los mayores secretos."

Antes de que Harry pudiera decir algo más, Stephen tomó su mano y ambos desaparecieron con un tirón brusco, dejando atrás la estación de trenes y cualquier preocupación que pudiera quedarle.

El viaje fue rápido, y en cuestión de segundos, Harry se encontró de pie frente a una enorme mansión que nunca había visto antes. Era una construcción impresionante, rodeada por jardines mágicos que parecían cambiar de forma con el viento. Estaba en medio de una preciosa isla paradisíaca. Está isla la compro Stephen y convenció a sus abuelos de mudarse para que disfruten más su retiro. En vez de la antigua casa donde estaban. Aunque todavía conservan un portal conectado a su casa en hogsmeade y otro a Francia.

"Bienvenido a la mansión Flamel", dijo Stephen, sonriendo orgullosamente. A un Harry que se estaba recomponiendo del maravilloso mareo. "Es hora de que conozcas a mi abuela. Ella es... bueno, digamos que un poco particular.(Aunque tal vez se volvio así por mí culpa)."

Harry tragó saliva, sintiéndose repentinamente nervioso. Si la abuela de Stephen era la famosa Perenelle Flamel, entonces estaba a punto de conocer a una de las brujas más poderosas y legendarias de la historia. Después de todo no solo Nicolas tiene sus leyendas.

Sin embargo, antes de que pudieran dar un paso más, las puertas de la mansión se abrieron de golpe, y una figura menuda, pero imponente, salió al umbral.

"Stephen Flamel", la voz de la anciana era firme y autoritaria, "¿Qué has hecho esta vez?"

Stephen giró lentamente hacia Harry y susurró con una sonrisa traviesa: "Bueno, Harry, parece que vamos a tener una presentación muy interesante."

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Este capítulo fue corregido por chatgpt.