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Chapter 2 - Tratado de Supervivencia

Me levanto y nos dirigimos al almacén abandonado. Mientras caminamos, mis pensamientos divagan hacia la comida. Desearía tener un poco de papas fritas, me harían morir feliz, pienso con una sonrisa amarga. Finalmente, llegamos al almacén. El lugar está en ruinas, pero ofrece suficiente cobertura para un posible enfrentamiento. Sarah y yo nos escondemos en el interior, vigilando cualquier movimiento en el exterior.

El tiempo pasa lentamente. Mis nervios están a flor de piel. ¿Cumplirán su parte del trato? ¿Intentarán emboscarnos? Sarah permanece en silencio, su rostro es una mezcla de resignación y determinación.

No pasa mucho antes de que escuchemos el ruido de vehículos acercándose.

"Es ahora o nunca," susurro, mientras tenso el agarre sobre el arma. La puerta del almacén se abre lentamente, y entra un grupo de mujeres, lideradas por una figura que parece tener el control absoluto de la situación.

La líder se acerca a mí, observándome con una mezcla de curiosidad y desprecio. "Creí que eras más viejo," dice, rompiendo el hielo con un comentario despectivo.

"Solo tengo 26, pero eso no es relevante ahora. Veo que vas a cumplir tu palabra," respondo, manteniéndome firme.

"Solo tengo una petición," dice ella, su tono cambiando a uno más serio.

"¿Cuál?" pregunto, mi desconfianza creciendo.

"Quiero que te instales en una base temporal abandonada, hay un laboratorio en el que podamos experimentar contigo adecuadamente."

"Pensé que solo necesitabas de mí... ya sabes," respondo, intentando mantener la calma.

"Hemos perdido bastantes muestras, pero no necesitas detalles," dice ella, su tono frío y profesional.

"Está bien, acepto," respondo, aunque algo dentro de mí grita que esto es demasiado bueno para ser verdad. No obstante, en mi situación, no tengo muchas opciones. Al parecer, 15 chicas me acompañarán, junto con una científica. Es raro, ya que Sarah había escogido solo a 8. Quizás simplemente quieren mantenerme vigilado con más personas.

La líder me entrega un dispositivo para comunicarme con ella, y después de un último vistazo evaluador, se da la vuelta y se marcha con el resto de su equipo. Nos deja en medio del almacén destartalado, con las mujeres que me acompañarán, ahora encargadas de trasladarnos a la base temporal.

Nos toma seis horas llegar a la base. Al ingresar, parece como si una tormenta hubiera arrasado con todo. El lugar está en ruinas, y los laboratorios parecen haber sido destruidos hace mucho tiempo.

"Supongo que no todo podía ser bueno," murmuro para mí mismo, mientras observo los escombros que una vez fueron instalaciones de alta tecnología. Bajamos los suministros del vehículo y comenzamos a organizar un poco el lugar. Por lo menos, somos pocos, así que el espacio no será un problema. Además, al revisar las cajas, noto que han enviado muchas provisiones.

Una de las chicas se me acerca. Tiene una mirada seria, casi desafiante.

"Oye, jefe..." comienza a decir.

"¿Jefe?" repito, medio en broma. "Oh, claro, ni siquiera he dicho mi nombre. Disculpen, me presento, me llamo Victor Storm, y de ahora en adelante yo seré..."

"No es por quitarte el momento, pero lo que quería decirte es que en la mitad de las cajas solo hay piedras," me interrumpe, su tono seco.

No llevo ni un día aquí y ya parece que estoy perdiendo reputación. Para empezar, ya estaba en números negativos.

"Está oscureciendo, es mejor descansar y mañana explorar si hay animales en los alrededores para cazar. De momento, construyamos lanzas y arcos para no malgastar municiones de nuestras armas," les digo, tratando de mantener algo de liderazgo. Después de todo, solo tenemos un arma cada uno, excepto la científica, quien no lleva más que una pequeña pistola.

Ahora que la observo, la científica parece abatida, como yo en mis intentos de suicidarme. Decido acercarme y hablarle.

"Oye, científica, ¿qué te sucede?"

"No creo que duremos mucho aquí," responde, su voz cargada de resignación.

"Solo será una base para sus experimentos. ¿Qué podría salir mal?" digo, tratando de inyectar un poco de optimismo en la situación.

De repente, se va enojada. ¿Dije algo malo? Bueno, no esperaba ganar su confianza tan rápido.

La noche cae, y todos se dirigen a dormir. Encuentro una habitación con un colchón destrozado, pero es mejor que nada. Como era de esperarse, las chicas eligen lugares apartados de mí. Al menos esperaba que Sarah se acercara, pero veo que no. Será difícil convencer a estas chicas de crear una rebelión, pero paso a paso.

Al día siguiente, me despierto con dolor de espalda, además de la constante preocupación de que me traicionen, lo cual no me deja dormir bien. Al salir, veo que varias chicas ya están trabajando. Me acerco a la chica que habló ayer, la que me dio el reporte sobre las cajas.

"Oye, ¿cuál es tu nombre?" pregunto, intentando sonar amigable.

"¿Qué te importa?" responde con brusquedad.

"Agh," suspiro internamente. Bueno, seguirá siendo 'Chica 1'. Afortunadamente, otra chica se me acerca, con una actitud algo más abierta, pero aún tensa.

"¿Cuánto tiempo estaremos aquí?" pregunta. En su voz se nota que ya quiere irse. No puedo culparla; ni yo quiero estar aquí.

"Sé que apenas es habitable, pero iremos mejorando," le digo, tratando de sonar convencido. Pero ella no parece muy convencida, y yo mismo dudo de mis palabras.

Todas parecen esforzarse en sus tareas, mientras yo me siento inútil, así que decido salir a cazar. No debería ser difícil encontrar animales; después de todo, estamos en medio del bosque. Mientras recojo algunas plantas medicinales que encuentro en mi camino, no puedo evitar preguntarme qué demonios hace una base aquí, tan alejada de todo.

Cuando regreso a la base, veo que han llegado otras soldados. Mi corazón se acelera. ¿Las habrá enviado la líder? Las nuevas llegadas no tardan en mostrar su verdadera intención.

"Jajaja, este lugar es lo que se merecen, estúpidas," dice una de ellas mientras empuja a la científica, a quien ahora sé que se llama Emma.

"Cállate. Prefiero estar aquí que con ustedes," responde Emma con firmeza. Es obvio que ni siquiera ella quiere estar aquí, pero al menos tiene la dignidad de no dejarse pisotear.

"Sabes, solo nos ordenaron no matar a ese tipo," dice una de las recién llegadas mientras apunta su arma hacia Emma.

En ese momento, sin pensarlo, corro rápidamente y me coloco delante de Emma, protegiéndola con mi cuerpo. La recién llegada parece sorprendida, pero no lo suficiente como para detenerse.

"¿Oye qué...?" comienza a decir, pero dispara y siento el dolor inmediato en mi muslo. Mierda, creí que no iba a disparar.

"Es tu culpa por atravesarte. No llores, no te vas a morir," dice la mujer con desprecio, arrojándome un botiquín. "Venimos por tu semilla."

"Primero invita un café, ¿no?" bromeo, aunque el dolor en mi pierna hace que mi tono suene más amargo que jocoso.

"Cállate," dice ella, pateándome mientras me retuerzo de dolor. "Está en un pequeño frasco en mi habitación," murmuro, sabiendo que no puedo hacer mucho más en este momento. Las mujeres se van sin decir nada más, y las chicas que me acompañan me llevan a la habitación.

Emma me da un analgésico, y antes de que me dé cuenta, me quedo dormido. Al despertar, veo mi pierna vendada y a Emma sentada a mi lado, durmiendo. Mi primera reacción es endurecer mi corazón, recordándome a mí mismo que no puedo permitirme confiar en nadie aquí.

"Oye, científica... Emma... ¿qué pasó?" pregunto en voz baja, aún somnoliento.

"No me llames científica. Soy Emma," responde, frotándose los ojos.

"Está bien, Emma," digo mientras intento levantarme, pero ella me detiene.

"Idiota, no te levantes o se puede abrir la herida," me reprende con tono de autoridad.

"Está bien..." murmuro, resignado. Después de un silencio incómodo, ella rompe la tensión.

"¿Por qué me salvaste?" pregunta, mirándome directamente a los ojos. Su pregunta es directa, pero su voz tiene una nota de vulnerabilidad.

"Porque... nada importante," respondo, desviando la mirada. No quiero admitir que no sé exactamente por qué lo hice. Quizás fue el instinto, o tal vez, algo más profundo que no quiero reconocer.

El silencio vuelve a caer entre nosotros, pero esta vez es menos tenso, casi... reconfortante.

"No eres el único hombre que queda," dice Emma de repente, rompiendo el silencio de manera abrupta.

"¿Qué? ¿En serio?" Mi incredulidad se refleja en mi voz.

"Sí, la verdad es que el experimento de clonación fue un éxito, pero salió mal para las mujeres," continúa Emma, su tono es más frío y profesional, casi como si estuviera dando una conferencia.

"¿Por qué?" pregunto, necesitando saber más.

"Estas clonaciones protegen a los hombres. Bueno, después de todo, fueron creadas por un hombre," explica Emma. Su tono se vuelve más sombrío, como si estuviera revelando un oscuro secreto.

"¿Por qué nunca he visto una clonación?" pregunto, tratando de entender el alcance de lo que me está diciendo.

"En una de las bases de mujeres reunieron a los mejores científicos en un solo lugar. Parece que los subestimaron. Después de crear estas clonaciones, se apoderaron de la base y hasta ahora las mujeres no han podido recuperarla," explica, su voz llenándose de una mezcla de admiración y temor.

"Pero entonces no me necesitan..." murmuro, sintiendo que el peso de la revelación comienza a caer sobre mí.

"Las clonaciones son particularmente fuertes, es la mejor versión de nosotros mismos. Intentan capturar estas clonaciones y usar tu semilla para embarazarlas. Hasta ahora, por alguna razón, las clonaciones mueren a las tres semanas de embarazo," dice Emma, su tono resignado.

"Entiendo... ¿dónde está esa base de los hombres?" pregunto, sabiendo que es una pregunta peligrosa, pero no puedo evitar sentir una chispa de esperanza.

"Desafortunadamente, está a 5000 km de aquí, aproximadamente," responde Emma, su voz apagando cualquier esperanza que pudiera haber sentido.

"Eso explica muchas cosas... gracias por contarme," digo, aunque no estoy seguro de qué hacer con esta información.

"Te debía una, además, puede que en cualquier momento lo descubrieras," responde Emma, sus ojos evitando los míos.

Ahora que sé que no soy el último hombre, me gustaría ir a la base de los hombres. Pero por ahora, eso es imposible para mí. La herida en mi pierna, aunque superficial, me mantendrá fuera de combate por un tiempo. Tengo que esperar, recuperarme y planear mi próximo movimiento con cuidado.

Pasaron cinco semanas hasta que me recuperé lo suficiente para moverme sin demasiado dolor. Durante ese tiempo, cada semana venían a por la "semilla", una visita que cada vez me resultaba más humillante, esta base solo era una excusa, no es diferente a estar prisionero, no me sorprenderíaque tenga gente vigilandome. Intentar escapar en mi condición actual era una locura, y aún no tenía claro qué tan leales eran las chicas que me acompañaban. Me costó mucho acercarme a ellas, pero poco a poco, empecé a aprender más sobre ellas.

Lina, o como la había llamado inicialmente "Chica 1", es una mujer de 22 años, de estatura media, atlética, con piel morena y cabello corto y oscuro. Es disciplinada y enfocada, muy distinta en su trato conmigo que con sus compañeras. Con ellas es cálida y protectora, pero conmigo se comporta de forma ruda y distante. Aun así, no puedo evitar pensar que sería una buena aliada, dada su agilidad y rapidez.

Sarah, con quien había formado una alianza tensa pero funcional, tiene 20 años y es de estatura baja. Ha mejorado mucho su estado de ánimo en estas semanas. Su cabello rubio oscuro, que antes llevaba recogido, ahora lo deja suelto más a menudo, mostrando una piel clara con un tono saludable. Tiene cicatrices en los brazos y piernas, aunque evita hablar de ellas. A pesar de parecer torpe en ciertos momentos, posee una excelente precisión con las armas y maneja bien la presión. Su calma en situaciones tensas es una ventaja innegable.

Emma, la científica, es la mayor del grupo, con 30 años. Es alta, aproximadamente 1.75 metros, y lamentablemente soy un poco más bajo que ella. A veces pienso que quizas le gustan los hombres altos... pero olvídalo, eso no es relevante. Su cabello es largo, lacio, y castaño oscuro. A menudo, se olvida de peinarse cuando está enfocada en sus investigaciones, lo que le da un aire desaliñado que no resta en nada a su inteligencia. Sus ojos color avellana son profundos y expresivos, y su piel pálida contrasta con su estilo sencillo pero sofisticado, preferente en colores neutros. Es una persona brillante, apasionada y dedicada a su trabajo. Supe que ayudaba a chicas que se oponían a la ideología de matar hombres por simple odio. Es tan buena... Mierda, creo que notó que la estaba mirando demasiado, ahora pensará que soy un pervertido.

Durante este tiempo, Emma y yo hemos hablado más, aunque siempre con una barrera de desconfianza entre nosotros. No es fácil abrirse a alguien que en cualquier momento podría decidir que ya no soy útil.

Finalmente, llega el día en que puedo moverme sin dolor. Decido que es hora de empezar a explorar los alrededores con más libertad, con la esperanza de encontrar algo útil o, quizás, una forma de escapar.

Pero justo cuando estoy planeando mi primera salida, una noticia sacude mi estabilidad. Un mensaje urgente llega por el dispositivo que me dejó la líder.

"Victor, necesitamos que regreses a la base principal. Algo grave ha ocurrido," dice la voz al otro lado, su tono urgente.

"¿Qué ha pasado?" pregunto, tratando de mantener la calma.

"Varios de las clones secuestradas han escapado. Las cosas se están complicando, están creando caos en otras bases cercanas y me temo que se dirigen aqui" explica la lider.

Mi mente comienza a correr con posibilidades... Esto podría ser lo que necesito. Sin embargo, mi instinto me dice que algo no está bien."¿Por que te ayudaría?"

"Últimamente hemos notado que miras mucho a emma, además esas chicas ni siquiera son útiles para nosotros" dice confiada.

Se que no tengo vínculos con muchas de estas chicas, pero si son tratadas como yo a pesar de ser mujeres no las dejaré solas.