Chereads / El coleccionista / Chapter 14 - La vieja y Annia. Una chica extraña. Realmente hay una criatura.

Chapter 14 - La vieja y Annia. Una chica extraña. Realmente hay una criatura.

La vieja y Annia. Una chica extraña. Realmente hay una criatura.

 

 El bosque era asustador, pero más asustador fue la sombra que se mimetizaba entre los árboles.

 

 

Nuestro próximo caso fue la señorita Sara Annia Coraje.

Una veinteañera cuya residencia se encontraba en la ladera de un cerro, en la ciudad de Bariloche. Fueron varios los avistamientos de una criatura que se dice devora sin piedad a todo tipo de personaje que se adentren y se pierdan en las cercanías de las profundidades del bosque. Por suerte me he tomado unas pastillas que me ha recetado el médico. DoctoeSchuart para la dendrofobia. La única testigo clave es ella. Claro que no podemos certificar bien al respecto. Bariloche siempre ha sido cuna de innumerables seres y anomalías que no pueden describirse con atención sin tener un poco de inverosimilidad al respecto. Ella manifiesta que vió a un animal llevando entre sus mandíbulas algo parecido a un pedazo grande de carne.

Me contacté con ella lo más rápido posible.

- Puede venir cuando lo desee.

Rebi estaba muy entusiasmada por aquel asunto. Incluso realizó unos estudios por su cuenta, de los cuales no quiso hacerme mención.

- Es solo trabajo! – Dijo

- ¡No te metas en problemas!

- Ésta mujer, jamás ocasiona problemas

- ¡¡¡Mmmm!!!

Al descender del avión, recogimos las maletas y tomamos el primer taxi.

- Buenos días hasta la ladera del cerro cátedra

- ¡Eh! ¿Allí?

- Si

- ¿Son turistas no?

- Sí, claro – Respondí con intriga

- No preferirían quedarse por el centro. O si quieren cerca de los otros cerros

- No gustaría ir allí – Señalé aquel sitio

- Mmm…está muy apartado

- Mejor – Confesó Rebi – Es que queremos intimidad

¡Je! – Se ríe ella

- ¡¡Oye!! – Respondí

- Mire, los puedo llevar hasta el primer punto, luego deberán ir solos a las cabañas que por cierto solo vive una chica. Esta loca!

- ¿Cómo dice?

- Es una mujer que para mí es una bruja. Trabaja desde su casa en un lugar hostil y es la única que puede habitar ese lugar maldito

- ¿A qué se refiere?

- No sé si sabrá, pero han desaparecido personas allí.

Viajeros, mochileros, baquianos. También animales que suelen encobrarse despedazados. Usted sabe.

Bariloche es una tierra de leyendas. Desde Nahuelito en el lago Nahuel Huapi, fantasmas de nativos, gentes de otras dimensiones, y experimentos en la época del general Perón.

- Si hemos escuchado. Pero son parte del folklore –

Respondí

- Por mi parte prefiero creer, que reventar.

- ¿Que sugiere?

- Que regresen y se queden por aquí

- Gracias..Veremos que hacer

- Ya estamos llegando al tramo. Aquí pararemos.

Al estacionar le pagué

- Guarde el cambio.

- Gracias. Piénsenlo usted y su esposa

- No es mi esposa

- Hacen buena pareja

- Gracias..claro que lo hacemos – dijo ella El carro salió a toda prisa.

- Bueno a caminar en subida por allí – Expresé mirando el mapa de mi celular móvil

- ¡Uff! ¿Es en serio?

- ¡Deja de quejarte!

Realizamos un tramo extenso por todo el sendero. Pronto el sonido de los animales y la vegetación se estaba manifestando a grandes rasgos. Tomé una de las pastillas y allí presentí el sonido grave.

- ¿Lo oíste? – Preguntó Rebi

Asentí. De mi saco, tomé mi arma de fuego. Solo por si cruzábamos, un puma. Los ruidos cesaron.

- Continuemos – Dije. Proseguimos. E inmediatamente el ruido volvió a producirse entre unos arbustos

- Nos está siguiendo – Expresó Rebi

- Si – Asentí

El ruido se produjo con mayor potencia. Ella se acercó a mí y apunte a esos arbustos. Uno por uno pasaron los segundo

- ¡¡¡Ahh!!! – Gritó alguien a la distancia. -

- ¡¡¡¡Ahhhhh!!!! – Gritamos. Entre los árboles y arbustos la figura escabrosa de una dama un tanto torpe se movilizaba como camaleón. Tal así que no pudimos percibirla. Era como si formara parte de la propia vegetación.

Una dama joven salía toda picada por tábanos.

- AY odio estos insectos – Dijo – buenos días

- Buenos días

- ¿Ah? ¿Usted es William?

- ¿Y tú debes ser Annia?

- Así es – Sonríe – Bienvenidos! Recibí su correo electrónico para hospedarse en las cabañas

- Queríamos un lugar alejado

- Algo tranquilo y natural – Expresa Rebe – Alejado de la civilización.

- Que bella pareja

- No somos.

Rebi coloca la palma de su mano en mi boca.

- ¡¡Gracias!! Me ha costado mucho cortejar a éste tonto.

- Y los hombres en algún sentido sin tímidos.

- Bueno..bueno..¡¡Estem!!

- Así..esperen. Llenaré la solicitud de datos con mi móvil

– Ella tomó su celular y abrió la aplicación. Un formulario sencillo que registra los viajeros.

- ¿No suelen venir muchas personas no?

- La verdad. Ya no trabajo. Mi cabaña la compre luego de alquilarla un cuarto. Quedé fascinada con el sitio.

Accedí a rentarles por una petición especial del señor Marcus Lev.

- ¿Marcus Lev?

- Es…..

- No se moleste señor William. ¿Usted es el primo no?

- Claro. Soy su primo. No suelo aceptar gente. Y sobre todo teniendo presente las leyendas de la bestia que circulan como el agua del rio

- ¿La bestia? – Preguntamos ambos

- Si vienen por ella, lamento decirles que es solo un fabula. Y nada más.

- He oído algo de ello. también de cuerpos de personas y animales

- Mmm – Piensa Annia – También hay muchas especulaciones de personas de alto nivel que quieren comprar los terrenos.

- No sabía nada de ello

- Aquí solo encontrará pumas, y algún guanaco atrevido. Solo algún ave rapiña.

- Bien… pero me encanta el lugar, parece como y romántico – Expresó mirándome Rebi

- Si, supongo que sí – Dije, y ella me devolvió la mirada como de antipatía.

- Hombres fríos si los hay – Se dijo Rebi. -

- ¡Ja! ¡Ja! – son una bella pareja – No me cansaré de decirlo – Pasen a su cabaña

- Gracias, con su permiso – Expresé pensando en Marcus Lev - ¿Quién será? ¿Alonso? ¿El hombre de la carta?

Ingresamos y dejamos los bolsos en un costado.

- ¿Solo hay una cama?

- ¿Solo una? – Expresó Rebi – Bueno, no será problema utilizarla. ¡Me en canta compartir!

- Definitivamente iremos por una cabaña más grande, con dos camas

- Will – ¡Alto ahí! – Debemos pasar por pareja

- ¿Y tú vas a dormir así?

- Todo sea por la misión

- Claro..me lo suponía. De todas maneras somos adultos. ¿Qué más da?

- ¿Will, recuerdas cuando fue la última vez que una mujer se entregó a ti?

- Hace mucho tiempo.. y no es tu problema

- Poco caballero, y antipático –¡¿No sé qué te habré visto?!

- ¿Qué?

- Nada. Saldré a caminar un poco, luego de ordenar la ropa.

- ¡Espérame! Quiero ir a realizar una visualización de perímetro

- Caminar es mejor, no es necesario tantas palabras intrincadas.

Colocamos un orden, y al cabo de unas dos horas salimos de allí. Estábamos en una parte empinada. Más arriba la cabaña central, y dos cabañas grandes. Annia salía a darle

de comer a unas gallinas, y otros animales de corral que había por allí. Cabras peludas, y un par de ovejas.

- Buenas tardes señor William y señorita Rebi

- Hola.. ¡¡Ay que lindos!! Amo los animales de corral

- Son muy graciosos – Dijo ella. – No estaba acostumbrada a su cuidado, pero me han alegrado los días y me mantienen ocupada.

- ¿Will, no son bellos?

- Si.

- ¿Cuando fue que perdiste la expresión?

- No lo sé, tal vez cuando el mundo acabó con mi buen ánimo – Dije seriamente con sarcasmo. -

- ¡Je! ¡Je! – responde con una risita Annia – ¿Irán a caminar un poco?

- Si, queremos recorrer.

- No se alejen mucho. Estamos en horario de tarde, y el sol se pone rápido, llegando la oscuridad. Los cipreses no se dejan ver y confunden

- ¡Cipreses! ..¡¡Uf!! me dio un escalofrió

- ¿Está bien señor William?

- ¡Oh! Si.. debe ser una sensación de los huesos

- ¡Es la vejez! – Responde Rebi

- Claro – argumenté. Por suerte había ingerido una de las pastillas que me había dado Rebi. -

En otra parte de la ciudad, Lucius salía de la casa de Rebí.

- Belle, volveré tarde

- ¿Iras a verlo?

- Si

- Ten cuidado. Ya sabes que no cualquiera ingresa por esos sitios.

- Ya me conocen.

- No importa. Si quieres, puedes llevarte a uno de mis proyectos

- ¡¡No!! De ninguna manera andaré con una de esas cosas como mascota. Acaso quieres que las personas del barrio pregunten

- No te preguntaran más que con armas en esos sitios y brujerías.

- Escucharé a las voces de mi mente

- Ni se te ocurra. Tampoco quiero que termines preso.

- Eso es lo de menos. El papa Lev, me recibirá como siempre.

- Ya es tarde ¿Supongo que no cenarás?

- Solo atiende en la noche.

- Me quedaré aguardando, sino llegases a regresar

- ¡Je! ¡Je! No te preocupes mi Belle. Siempre regreso

- Lo sé, pero me preocupa.

Lucius se acercó a ella y le besó los labios.

- Ve con cuidado, ¿sí?

- Lo tendré…

Lucius, sacó de su bolsillo de su traje las llaves del auto, para dirigirse a la primera calle y allí hasta las cercanías del barrio del bajo flores perdido.

Con Rebi recorrimos unos tramos en los cuales se habría senderos un tanto montañosos. Intentábamos no alejarnos demasiado, ni llamar la atención de nada que pudiera ser hostil. Ella verificaba todo tipo de vegetación a lo lejos se resplandecía el reflejo del lago Nahuel Huapi.

- ¡Es bellísimo!

- En efecto. Creo que sería un buen lugar de retiro, para mi jubilación

- Siempre en solitario. Deberías decir nuestro

- Olvídalo. Quiero un poco de paz

- ¡Je! Ya caerás en mis manos

- ¿Cómo?

- Nada. Nada…. – Y siguió caminando adelantando sus pasos – Absolutamente nada. –

 

Detrás de ellas y con mis manos en los bolsillos, observaba toda la plenitud, y desde el perímetro intentaba resaltar como podría una bestia, mitad hombre y monstruo atacar.

Suponiendo la situación discernía que cualquier persona correría hasta la profundidad de la ..!Uf! arboleda, y se perdería. Claramente la criatura conoce cada punto en el cual deba esconderse y resguardarse, y con ello atacar. No sería extraño que entre el miedo y los gritos tendiese una trampa. El problema ocurriría, si hubiera otro. Aunque primero debemos delimitar si realmente existe. Sin embargo, no existen depredadores como el puma, quizás algún jaguar. Y no suelen destripar o descuartizar sus presas. Tampoco cerca del lago, y la leyenda del plesiosauro Nahuelito. Algo màs debe haber ocurrido por esta floresta.

- ¡¡Will!!

- ¡¿Qué ocurre?

- ¡¡Ver rápido!!

Me dirigí a ella, siguiendo su voz. Al llegar ella me miraba y señalo el suelo.

- ¿Encontraste algo?

- Solo mira.

Agaché la cabeza. Entre el barro seco había una huella del tamaño de un metro. Eran dedo, bien marcados. Había una vellosidad color marrón claro.

Me coloqué de cuclillas para ver bien. Rebí tomó unas fotos

- ¡¡Madre mía!! – Me sorprendí con un poco terror

- ¿Estás bien Will?

- Si..eso creo..Si fuera cierto estaríamos ante un enorme bestia.

- ¿En serio? ¡¡Ya quiero verlo!! – Se ilusiona ella

- Tu, sí que no mides el peligro – Expresé ladeando la cabeza en dirección negativa. -

- Es para de ser aventurera ..¡ji! ¡Ji! – Y se ríe

 

Lucius, descendía del auto y tomó la siguiente calle. Ya estaba adentrándose la noche de la Ciudad de Buenos Aires. Algunos moradores antagónicos hacían suyas las calles. Ingresó por un callejón oscuro. Algunos vagos infundían miedo, mientras él iba a paso lento. Detuvo el carro a la vuelta. Un niño se acercó a él

- ¡¡Toma!! – ¡¡Cuídalo!! – Dijo y le arrojó un billete

- ¡¡Si señor!!

Caminó lo que restaba por el barrio hasta ingresar por un corredor, y luego otro hasta dar con un callejón que se perdía en otro. Dos hombres fumaban, mientras vendían algo. Lo avistaron. Un señor de camisa, corbata y saco de vestir.

 

- Amigo..estas lejos de casa, parece

- ¡¡Mátalos!! – La voz del interior de Lucius le jugaba una mala pasada

- ¡¡Córtalos en partes y arrojemos la carne a los perros!!

- ¡¡Ya cállense!! – Gritó éste sorprendiendo a los gánster

- ¡¡Ey amigo!! ..¿Qué te ocurre? ¿Quieres probar mi navaja?

- ¡¡Cierren la boca ustedes!! – Y los mira con una vista de ojos amarillos

- Es.. está bien… - Expresan con temor, y regresaron a su sitio, sin quitarle la vista

- Será mejor dejar a ese hombre – Confesó otro que estaba allí, pitando un cigarro, en cuanto el humo se diseminaba – Tiene la mirada de un demonio y el deseo de la muerte.

El humo se iba expandiendo por todo el recorrido de Lucius que giraba entre casas malgastadas de ventanas que se cerraban, y moradores bebiendo entre el frio y un fuego en la vereda.

El escenario era totalmente lúgubre. Suelo engrasado y sucio. Pestilencia por doquier, y basura acumulada. Las paredes de los edificios y casas con un color semejante a la humedad con algunas plantas que salían de ella. El cielo apenas se dejaba ver, y solo la plutónica oscuridad lideraba en cuanto oscurecía.

Lucius, logró dar con una puerta. Dos hombres del tamaño de gorilas estaban firmes como soldados.

Luego tomó su tarjeta y la lanzó a uno de ellos de forma tajante con un inocular sentimiento de desprecio.

- Vengo a ver al llamado "Loa".

El monstruo tomó la tarjeta, y se rió, chistando y lo señaló

- ¡¡Vamos!!.. ¡¡Por mucho menos han entrado!! Tengo una encrucijada

Ambos se colocaron frente a él.

Ninguno estaba dispuesto a ceder.

- Parece que no será fácil – Comenta Lucius con su observación siniestra, lamiéndose los dientes.

Un golpeteo en la puerta que se iba abriendo. Las bestias que estaban a punto de atacarlo cedieron el paso.

- ¿Lo ven? Soy de la casa. – Expresa e ingresa, mientras los demás se separan de su camino retomando su posición de guardaespaldas.

El abogado sobre pasa la puerta a un sitio oscuro con música. De lejos una barra para beber con un mozo de edad avanzada, limpiando un tarro de cerveza. Del otro lado la música crecía. Un lugar bailable, en cuando otra puerta se abría. En la barra alguien desmayado y otro diciendo tonterías de borrachera.

- ¿Qué le sirvo?

- Algo fuerte y para mi amigo un vaso de ginebra –

dirigiéndose al hombre que hablaba tonterías que produce un ademan de agradecimiento. -

- Bien. – Y el mozo abre una botella de un licor rancio Le sirve, mientras lucius se sienta apoyando los codos.

Toma la bebida y da un fondo –

- ¡¡Ahhhjj!! – Eso sí es fuerte… ¡Ey! Dile a tus mascotas quien soy, la próxima vez. – Brindando en dirección al techo.

- Lo espera en la sala – Comenta el mozo

- Si, luego de mi trago. – Habla Lucius. -

Exploramos un poco más para cubrir toda la topografía. No encontramos si quiera una liebre. Como si los animales hubieran escapado de allí.

- ¡Ya me está dando frio! – Se quejaba Rebi.

- Y esta adentrándose la noche. Es mejor regresar.

No quiero encontrar nada peligroso.

Ella asiente temblando

- Estas congelándote. Deberías haberte traído otro abrigo acorde al clima

- Lo siento es que no conozco Bariloche.

Inmediatamente me quité sobretodo y se lo coloqué entre los hombros acomodándolo para que ella estuviera cómoda.

Lo que hizo que se paralizara y sonrojara al mismo instante.

- ¿Qué ocurre? – Pregunté frunciendo el ceño

- Nada. Es que no sueles ser..nada – Dijo

- ¿Qué no suelo ser?...mmm. No podía dejar que te enfríes..

Ambos cruzamos miradas. Al voltearse ella. Estábamos perplejos. Mis ojos tenían su reflejo y los de ella el mío.

Nerviosos, para una sensación en la que nos paralizamos entre miradas cautivantes. ¿Qué es esto? Me pregunté un

tanto incomodo. Y mi corazón latía y al mismo tiempo latía el de ella. Nos íbamos acercando y Rebi cerró los ojos, esperando de mi la llegada. Era el camino que se suele recorrer para ella al puerto del beso. No faltaba mucho y poco a poco la distancia se acortaba. Solo un roce de sus labios y los míos.

 

- ¡¡ROFFFFFGGGGG!!

Nos quedamos paralizados mirando al frente. Rebi se pegó a mí por pánico

- Will..¿Qué fue eso?

- No lo sé – Dije aturdido.

Los arbustos se movían y el viento comenzó a soplar de forma inquietante.

- Esto no me gusta – Expresé

Algo parecía venir de prisa. Los arboles se movían. La noche caía. El suelo se desplazaba. Una sombra se mimetizaba. Ambos nos abrazamos temblando. Los arbustos chirriaban con las chicharras y los pájaros se espantaban. El miedo nos esperaba complaciente. Todo el bosque había tomado vida. Estábamos entre la tierra seca y una vertiente de un rio. Y toda una floresta. Los ruidos se intensificaron

- ¡¡Quién anda ahí!! – Dije y saqué mi arma. Hice una seña a Rebi para que esté preparada por si acaso.

La sombra se acercó. Y apunté allí. Un búho pasó cerca distrayéndome – ¡¡Qué rayos!!

Empezamos a retroceder hacia la dirección de las cabañas, pero la sombra ya nos tenía. Comenzamos a caminar y en el tropiezo se sintieron los gritos

- ¡¡Will!! – Gritó Rebi.

- ¡¡Ahh!! – grité

Habíamos caído en una lomada inclinada hasta dar con parte de la vertiente de agua. La sombra estaba entre nosotros.

- ¡¡AHHHH!! – Un grito de ambos

- ¿Eh? – nos dijimos – Annia?

- ¿Están bien?

- ¡¡Oh si!! Es que oímos ruidos y rugidos

- Vámonos de aquí. Es peligroso de noche – Dijo ella que estaba con una cabra – Se escapó y fui por ella.

¿Mírense? Están empapados. Vengan a la cabaña

- Gracias- dijimos aliviados.

En la ciudad

- Ah …este trago

- Tus amigos. Tienen un gran problema – Dijo una voz a Lucius.

- Ya lo sé. Pero Will y Rebi, lo solucionarán

- Je! Je – Se rió

 

 

 

Estoy seguro de que Lucius Gunnes, logrará algo. Ese libro.

Algo me dice que es muy peligroso. Y quién lo haya escrito debe encontrarse si es que existe en algún infierno repleto de pecados. Y si las leyendas son ciertas y los siameses son reales. Lucius, Belle, Rebi, y yo, un William aturdido, estaremos en problemas.

- Mírense, están completamente empapados.

Ya habíamos llegado a la cabaña central de Annia. Y nos invitó a pasar. Era diferente de la sala de recepción. Un lugar hogareño con una cabeza de ciervo colgada. Algunos cuadros alrededor. Una chimenea clásica. En medio una mesa. Las paredes eran de madera de roble barnizadas cuidadosamente. Una imagen muy apartada de la tecnología. Era acogedor. Y ordenado al máximo. Sin una

gota de polvo. Detrás la cocina y una puerta cerrada que debería ser su habitación.

- Es que nos perdimos.

- Los bosques son bastante, tupidos. Un descuido y te pierdes.

- ¿Conoces muy bien el terreno? – Preguntó Rebi

- No tengo mucho tiempo aquí pero sí

- ¿Y qué hay de la bestia?

- Como les expliqué en un principio. No existe tal. No comprendo – expresa mientras enciende la hoguera con leños – Porque se molestan en darle mala fama a estos lugares

- ¿Alguna razón? – Dudo Rebi

Negó sin decir palabra Annia.

- Veamos si mal no recuerdo, podemos colocar este ovulo aquí y luego esta vitamina – Belle componía cuidadosamente a fin de evitar cualquier desastre en el estudio biológico de Rebi. Podría ser algo interesante.

Estaba trabajando en un experimento con una rara especie extinta del cual le habían conseguido unos fluidos especiales.

- ¡¡Hasta podría ser peligroso!! No importa. Eso me emociona, aún más – Se dijo alegremente Y fue directamente a inyectar unos fluidos especiales que no tardaron en hacer un efecto evolutivo eficaz. Como científica tenía un talento memorable para convertir una semilla en algo más que un simple árbol. Pero la doctora Belle Inosanto dedicó su vida a otros estudios diferentes a los de Rebi que se especializaba en botánica.

- Filtraremos esto por aquí – No quiso apresurarse para producir el mismo impacto desastroso en lo que fue un tiempo atrás en el pueblo escondido de los habitantes perdidos. Una historia totalmente

diferente y difícil de creer por su trasfondo dimensional

Todo comenzó con una compra. Una casa en venta que poseía ciertas particularidades. Pero esa es otra historia totalmente diferente que se guardan en los recipientes de la habitación de los objetos. Lucius era parte integrante del mundo de lo oscuro. Y belle fue y es su esposa y compañera para ello.

 

- ¿Y vas aparecer? – Preguntó Lucius – me ha costado trabajo venir aquí. Ya sabes que se debe sortear unas cuantas vidas en apuesta para entrar.

El mozo servía un trago del otro lado de la barra en la cual se ubicaba Lucius. La luz es escasa aquí. Pero se refleja entre las copas y vasos que lo expanden. Es una trinchera para los heridos que vienen a sentarse por una última voluntad. Así lo creía éste abogado.

- ¡Agg! ¡Cada vez sabe mejor! – se dio a otro trago y apoyó el vaso en la parte gastada de la madera que sobresaltaba algunas astillas.

- Allí fue donde se quebró un alma que venía llorar su tiempo – Dijo una voz a un metro sentado entre la oscuridad y un ápice ínfimo de claridad en su rostro.

Un caballero de tez oscura con un puro en la mano.

El humo se mimetizaba con las sombras de imágenes y se dibujaba un rostro maquiavélico.

Llevaba un traje color ocre. Collar de perlas en el cuello y manos. Camisa negra. Pantalón oscuro. En su cabeza calva tenía dibujados varios ojos que lo veían todo.

Lucius levantó la copa

- El gran Legba en persona

- Mucho tiempo sin verte, asesino de las voces errantes. ¿La vida te da dado redención?

- Emmm. No me quejo – Expresó con suma sinceridad

- ¿Y bien? ¿A qué vienes a mi casa? O mejor dicho que quieres del libro, Jaime y los siameses

- Fue un dato, muy preciso.

- Juegas con monstruos tú, tu mujer y el coleccionista con esa chica. No me sorprendería que acaban de una manera trágica.

- ¿A decir verdad, lo vez todo?

- Solo si los dioses me lo permiten

 

.-------- Ambos conformaron una dialogo secreto -----------

-------------

 

 

- ¿Qué te trajo aquí?

- Como les dije. Buscaba un lugar tranquilo, fuera del bullicio de la ciudad. Bariloche lo tiene todo. Inclusive más.

- Es un lugar agradable. Nadie quisiera irse una vez que llega – Exprese.

- Sería bueno para un retito – Expresó Rebi que me miraba atenta

- ¿Retiro?

- Quiso decir, una vez que se decida dejar su trabajo.

- Pueden venir aquí y trabajar. Eso es lo que hago. Soy gerente en bienes raíces.

A Rebi le pareció algo extraño al mencionarlo. Y dudo de ella. Cambié el tema con un comentario extra a titulo de pregunta

- ¿Aquí está la isla de la base no?

- ¿La base? ¡je! Eso dicen

- ¿la base?

- Un laboratorio de experimentos nucleares de la época del general Perón. Año 45 a 46.

- Según se dice instalado por los nazis.

- Ahora lo recuerdo – Se colocó un dedo en el labio, pensando.

- Los nazis escaparon de la segunda guerra y les abrieron las puertas en todo Latinoamérica.

Aprovecharon para realizar experimentos de todo tipo.

Entre ellos con especies humanas y animales. Uno de ellos fue Von Caft. – Expresé – Luego se dice que desapareció con todo su grupo.

- Hay muchas leyendas que corren aquí en esta tierra.

– Expresa Annia.

- Los tehuelches, poyas, y puelches, hablan de seres dimensionales que vienen de otro mundo –

complementa Rebi – Tuve que estudiar

- ¿A qué te dedicas? . Pregunta Annia

- Soy bióloga, pero estudio la historia también

- Ah – entonces por aquí te encantará No me había percatado de que Rebí le había mentido. Es bióloga, pero no de botánica simple, sino de monstruos.

Pero eso Annia, no debe saberlo

- ¿Y usted William?

- No me trates de usted. No estoy tan viejo. Soy anticuario

- ¡Je! – Dijo Rebi

- ¿Tienes objetos viejos? – Dudo Annia

- Algo así. También se debe estudiar historia.

Mientras comentábamos. Esa misma noche cenamos. Un guiso de puchero preparado con papas, repollo, zanahoria, carne, chorizo, y batata. Bien al estilo de Galicia, España y preferente para el frio.

- Comentamos todo sobre lo que es Bariloche. ¿Creo? –

Preguntó Rebi

- Me gustaría saber más sobre la estadía de los nazis aquí en Bariloche.

- Von Caft, escapó en fines del año 45, salió de Austria, y unos terroristas croatas lo ayudaron. Llegaron a la

ciudad de Buenos Aíres y un comité secreto los recibió

– Expresé

- ¡¡Así es!! – Dijo Annia – Luego tomaron un carro para ir a Esquel, y de allí a Bariloche, donde se escondieron en una isla.

- A los meses comenzaron las instalaciones de un bunker secreto. Túneles subterráneos. Todo financiado por una sociedad secreta

- ¿Mazones? ¿Rosa cruz? ¿Frankmasones? ¿Iluminatis?

– Preguntaba Rebi

- Ninguno de ellos – Dijimos con Annia. -

- Los Coporeos fracasis – Mentes supuestamente de un gran poder adquisitivo y dominantes del mundo. Se dice que financiaron de los nazis. La llegada a la luna, muchos antes que los Estados Unidos en la misión y la Unión Soviética. Y que también llegaron a Marte.

Tenían tecnología del otro mundo muy actualizada, y podía predecir y realizar los viajes en el tiempo, pero nadie los aplicaba en la maquinaria, por orden mundial de ellos.

- ¿Tanto poder tienen?

- No me imaginaba ello

- Crearon monstruos con humanos desechados. Sujetos de experimentos.

- Así se dijo – Comentó Annia. El hombre bestia.

- Si. Se ha dicho que hay Big foot aquí. hombre bestia.

Un rostro gigante peludo con ojos sueltos y dientes afilados con un cuerpo de claro pelaje.

- Es la leyenda local – Aunque siento decir que es una broma para asustar.

- ¿Y Por qué?

- Quizás para que se vendan las tierras a los privados.

Muchos grupos empresarios quieren que sus dueños las vendan y se larguen de aquí. Será por emprendimientos inmobiliarios – Comentó Annia, por eso no viene nadie a estos bastos terrenos bosquejosos.

- ¡¡No digas bosque!!..Me da escalafrios

- ¿Eh?

- Es que Willi, sufre de dendrofobia, y pareidolia especial

- Ah..ya veo le temes a los arboles y las figuras notorias

- Por suerte toma una pastilla para inhibir el pánico

- Es mejor así. Tengo un remedio para ello

- ¿Cómo es que tienes tantos elementos?

- Tengo conexiones con los nativos originarios de la zona, que me proveen.

- ¿Hay conflicto con ellos no? – Preguntó Rebi. -

- Aparentemente. Reclaman sus tierras y la mala fama de la bestia como leyenda, actúa peor aún.

- Ellos son muy creyentes. Y saben que la bestia puede existir, pero también son creyentes del desastre que se ha producido por los siglos, con la llegada del hombre blanco. Antes había guerra entre diferentes tribus venidas del otro lado de la cordillera, y hablan de la bestia mítica que aniquilaba el enemigo. Se dice en un relato de Nicolas de Almagro, español bucanero, que la vio con sus propios ojos. Era del tamaño de un árbol, y se alimentaba de humanos descuartizándolos.

- Luego del cese. Nunca más se supo nada. Historias de monstruos son muy comunes en la Argentina. El General Juan Facundo Quiroga, poseía un ejército de Capiangos. Mitad gaucho, mitad yaguaretés. Como los bersekers de los países nórdicos. Hombres -oso, y los Pictos de Escocia. Hombres –lobo.

- ¡Wow! Aunque son leyendas

- La realidad y la leyenda van de la mano, hasta que son una. – Expresé ante ellas – ¿No sabemos a ciencia cierta qué es real y que no?

Un silencio colmó la habitación de paz y luego estruendos De repente unos sonidos graves se oyeron

- ¿Qué fue eso? – Pregunté con dudas

- No es nada – Dijo Annia – Siempre se oyen esos sonidos

- Parece de una bestia, como si fuera un oso

- No hay osos en Bariloche. De hecho es verdad – Dije

- Descuiden.. siempre se escuchan. Bueno debo realizar algunas cosas de trabajo

- Si, disculpa. Nosotros nos retiramos a la cabaña

- Bien. Ah Rebi..luego te daré unas especias que te interesaran – Dijo

- ¿En serio? – Expresó Rebi y Annia se acercó al oído y le susurró algo que la alegró

- ¿Especias? – Pregunté

- ¡¡Es para mujeres!!

- ¡¡Es para mujeres Willi!!

Nos retiramos a nuestra cabaña. Las luces de las habitaciones de la casa d Annia también se apagaban.

- Bueno – Dijo un tanto nerviosa Rebi – Será hora de descansar – Y observó la cama doble para los dos –

- Nada de eso – Hoy saldremos a buscar pistas

- ¿Eh? ¡¡Pero Will!! – Expresó desilusionada - ¡¡Qué hombre tan responsable con su trabajo!! – Se dijo enfadada

Aprovechamos que pasase una hora, mientras planificábamos.

- Debemos adentrarnos donde se haya oído el sonido grave – Dije

- Bien – Responde Rebí – ¿Pero si llegase aparecer?

- Tengo dos armas paralizantes –

- ¿Sera cierto que realmente existe?

- No lo sabemos. Sin embargo hay algo allá, desde la floresta que esta atemorizando a los pobladores y cobrándose victimas. Eso era lo que los informes de la agencia me manifestaron como también aquel hombre de la carta.

Nos preparamos para salir y al abrir la puerta. Una sombra se veía desde muy lejos. Era como, un figura anómala.

- ¡¿Will?!

- Si, lo estoy viendo

De inmediato se esfumó.

- ¡Vamos! – Ordené. Ella asintió.

Dimos marcha por la entrada de uno de los caminos. Los animales estaban tranquilos sin generar ningún tipo de disturbio. Ni nada y nos dimos a la entrada del bosque con las linternas iluminando todo alrededor. La luna menguante, apenas dejaba notar una tenue forma de las estrellas y cada vez que nos movíamos las especies de la noche comenzaban a generar sonidos de todo tipo. De una u otra manera nos íbamos adentrando, entre los cantos de búhos, insectos. Lagartijas y víboras que se desplazaban, y ojos que nos iban observando cuidadosamente como si fuéramos presas.

A medida que comenzábamos la búsqueda el bosque nos tragaba con su presencia. Había dejado delineado marcas para poder guiarnos y no perdernos. Luego fuimos de un lugar a otro, controlando el perímetro.

- ¡Auch! – Me resentí al tropezar con una roca grande

- ¡Will, ¿Te encuentras bien?

- Si, solo fue un golpe. ¡Nada más! ¡¡Maldita roca!! – Al iluminarla vimos un trazo. Un petroglifo que aparentemente podría ser de los nativos.

- Es un dibujo dijo Rebi. Y puede que sea muy antiguo.

Neolítico

- ¿Cómo lo sabes?

Ella palpó la piedra y las marcas. -

- La hoja con la que lo hicieron como pintura es muy antigua. Es lo que aprendí de la botánica. – ¡Mira eso Will! - Confesó sorprendida. Un dibujo de una larga forma humanoide – Y al lado un golpe de garras

- ¿Qué es esto?

- No lo sé.

Una rama se quebró detrás y algo salió espantado desde los arbustos hasta un terreno abierto

- ¡¡Por allá!! – Grité. -

- ¡¡Bien!!

Y fuimos de rápidamente. Al continuar los pasos se iban desarrollando otras formas bosque josas hasta entrar en lo que sería un cementerio de arboles viejos y vetustos. El aserrín de la madera gastada y húmeda, con larvas que escapaban de sus escondites.

- Es un desastre.

- Mira, hay como zarpazos en la corteza – Ilumina Rebi.

- Son marcas, pero no parecen de un animal, ni de un humano. Podría ser una maquina.

- ¿Tal vez estemos cerca de un aserradero?

- No lo creo. ¿Aquí en el bosque?

Seguimos el senderó de destrucción y a lo lejos la misma sobra se veía entre el claro de la luna y un acantilado.

- Baja la luz – Dijo Rebí

- Bien. Mejor apagar todo.

- Allí

- Lo veo.

Al moverse unos centímetros se dejó ver con claridad.

- ¡¡ Mi dios!!..¿Eso es?

- ¿No lo puede creer? – Expresó Rebi

- ¡Shh!

Una mítica figura peluda con una cabeza inmensa deglutiendo lo que parecía ser una liebre. Había un puma destrozado en el suelo. Aquella levantó la vista hacia nosotros

- ¡Escóndete! – Dije y fuimos detrás de unos arboles

- ¡¡Will..tengo miedo!!

- ¡Shh!

Los pasos se iban intensificando, cada vez más y se acercaba desde acantilado al sendero, hacia nuestro punto.

- !Prepárate! – Le expresé a Rebi

Ella sostenía el arma de fuego. Sus nervios se carcomían. Ambos en un gran roble que nos tapaba.

Rebi se abrazó a mí fuertemente con pánico.

Y poco a poco se iba acercando

- ¿No se con que nos enfrentamos?, Pero no servirá para nada una pistola de tranquilizantes La respiración se oía solo a un metro

- ¡Huhhh! ¡UHH! – Continuaba su trayecto.

Cerré los ojos y le indiqué a Rebi que quedase detrás de mí. No tenía miedo, pero temía por lo que podría sucederle a ella que estaba aterrada.

- ¡¡HHHUhh!!! – la respiración estaba cerca y estiró el brazo.

Cerró los ojos disponiéndome a salir a dispararle.

- ¡¡CRUUFFF!!

Otro sonido detrás de la bestia que se dio vuelta y salió de huyendo contra lo que fuera. En segundos dio varios saltos y desapareció en la noche.

- ¡¡Uff! – Respiré hondo - Estuvo cerca – Dije aliviado.

- ¡Snif! ¡Snif! – Rebi no se me despagaba – ¡¡Estaba muy asustada Willl!!

- ¡¡Larguémonos de aquí!! – Y regresamos velozmente a la cabaña por el mismo camino. Cerramos las puertas de la cabaña. Ella se durmió y yo hice guardia hasta dormirme.

Al otro día el claro de sol entraba por la ventana. Había un morador fuera que era recibido por Annia. Cabello marrón, unos cuarenta y cinco años con un pantalón jeans de rayas y camisa a cuadros. Su nombre Diego Leancou.

- ¿Eh? – ¡¡OHHH!! – Se estiró bostezando Rebi – ¡Dormí demasiado!

- ¡Vamos a desayunar!

- Espera debo cambiarme. – Dijo. Yo estaba preparado, pues dormí pocas horas y al amanecer me di una ducha en el baño público. Intentaba ordenar mis ideas de lo que vimos en la madrugada y el peligro. ¿Cómo enfrentar eso?

Rebi, se preparó en el baño privado y luego salimos al terreno.

- Will, Rebi. Les presentó a Diego

- Buenos días es un gusto

- Buenos días – Dijimos.

Diego, es una persona amable por lo que parece. Expande un aura de cierta tranquilidad. Claro que Lucius, también posee esa gracia interna, aunque tiene un secreto escondido dentro de su mente.

Todos tienen demonio dentro que los subyuga de vez en cuando. Algunos son el demonio mismo.

 

- Es un gusto grande, espero les guste la zona montañosa.

- Diego es un alpinista. Trabaja en turismo – Informaba Annia, con cierta felicidad. - Conoce como nadie todos los perímetros de Bariloche.

- Eso es muy confiable. ¿Es de aquí? – Le pregunté

- No, soy de Buenos Aires, pero me he dedicado a viajar por el país como mochilero, y bueno concluí que me gustaría vivir en Bariloche y aquí estoy hace un tiempo considerable.-

- ¡Eso genial! – Responde Rebi – Irse del bullicio de la ciudad.

- Alguna vez en la vida, tomaré esas palabras – Dije –

- Él, es muy dedicado.

- Supongo que se conocieron por ser él un mochilero –

Intuyó Rebi hacia Annia –

- Bueno. Eso es muy acertado..¡Je! ¡Je!

- Tienen los zapatos y zapatillas, manchados de barro –

Expresó Diego al observarnos de punto a punto.

Estuvieron por la parte de desfiladeros.

- Suponemos – respondí – No conocemos bien todo el sector de cerros.

- En esos sitios se encuentran los lodazales más abundantes. Como una suerte de pantano frio, con una coloración marrón claro. Deben tener cuidado.

Suele ser peligroso. Hay demasiados lugares que se entremezclan con planos que suelen llegar a bajadas estrepitosas.

- Eso es cierto – Dijo Rebi, tomándose la cabeza - ¡Je!

¡Je! –

- ¿Tuvieron problemas?

- ¡Les dije que tengan cuidado! – Expresa Annia a Diego

- Si, no sean atrevidos. A todos nos encanta la aventura, pero suele tener finales fatales. Se han perdido muchos montañistas y turistas que no miden las consecuencias. –

- Si, sepan disculparnos – Expresé

- No seas tan formal – Comienza Annia. –

- ¿Diego?

- ¡Sí!, ¡William!

- ¿Qué piensas de la leyenda de la bestia?

- Es una leyenda. Solamente eso.

- ¡A veces se oyen ruidos! – Dijo Rebi.

- Generalmente esos sonidos vienen de la cordillera.

Pero es una confusión entre choque de vientos que se confrontan, produciendo silbidos graves, y eso conlleva a una confusión y miedo.

- ¿Dicen que se han visto huellas?

- ¿Huellas? Muchos confunden un puma con un perro. Y

si hay pisadas grandes, puede que sean marcas sea de osos Andinos. O el llamado oso de anteojos. Es tan grande como los de norte América. Y miden un metro noventa aproximadamente.

- Las huellas citan que son gigantes

- Es común William. Antiguamente los pobladores describían a los animales con dibujos como monstruos gigantes, como las anacondas y otras especies en Brasil.

- Suelen suceder que los citan como gigantes, como los humanos.

- Pero hay dibujos.

- En internet y la tecnología digital fotográfica, todo es posible. Disculpen, pero soy bastante escéptico. Por lo menos desde mi experiencia en las montañas.

- Disculpa si fuimos impertinentes

- ¡Ja! ¡Ja! No hay problema.

- Diego, vamos a desayunar – Dijo Annia - ¿Vienen?

- No, debemos ir a la ciudad – Expresé

- ¿Ciudad?

- A realizar unas compras.

- Eso me gusta – Comenta Rebi.

- Pásenlo lindo – Expresa Annia, y Diego que se van retirando.

- ¿Vamos de compras? – Pregunta Rebi

- Tengo un mensaje de la agencia. Iremos a reunirnos con el autor de la carta el señor Lev.

- Bien, pero antes desayuno.

- Será allá.

Nos fuimos caminando por la bajada unas cuadras, hasta dar con un puesto, en el cual pasó un taxi. Al parar, abrí la puerta, e ingresó Rebi y luego yo.

- Buenos días

- Buenos días

- Al centro cívico

- Bien.

El taxista se mantuvo callado todo el viaje. No parada se observarnos por el retrovisor. Rebi estaba compenetrada enviando mensajes a Belle y yo verificaba algunos puntos de la información sobre la bestia.

Al llegar a la ciudad, Rebi se trasladó al sector de chocolates.

- No perdamos el tiempo – Dije

- Ay!! Will!! No seas!! ¡Gluck! – Me lo decía masticando una barra – ¡!Toma, di ahh!!

- Uff ..qué remedio..ah – Abri la boca y me dio una probada – mmm..esta delicioso

- ¿Lo ves?

- Ya debemos ir.

- Bien..bien..señor con prisa.

Llegamos al café en el cual nos esperaba Emilio Verstapen.

-

Estaba absorto, mirando la ventana. Un hombre de unos cincuenta años, con cabello corto y mirada penetrante.

Tenía una camisa blanca de mangas largas y unos Jeans.

Una mancha en su frente al estilo de Gorbachov el titular de la Ex unión soviética.

- Buenos días señor Parker! ..Señorita Asentí.

- Buenos días - Dijimos

- Rumiko..Rebi Rumiko.

- ¡Un gusto!

Llamé al mozo. Rebi pidió un café con leche y yo solo café.

El mozo trajo los pedidos.

- ¿Veo que han llegado mucho antes no?

- Solo ha pasado un día.

- Aquí en Bariloche es como si fuera una eternidad. El tiempo nos engaña.

- Quisieraa..

- Espere.. dio una pausa. Es muy probable que lo hayan avistado.

- Mmm – Nos miramos con Rebi

- ¿Seguro tienen preguntas no? La realidad es que es una criatura similar a las leyendas de los nativos, pero

no lo es. Me cuesta creer que sea un monstruo creado por un dios.

- Pienso lo mismo. De hecho, podría ser un eslabón de primate, aunque posee la forma de un monstruo peludo en su rostro y no la de un típico gorila.

- La historia guarda muchos secretos señor y señorita Parker

- ¡je! – Se rió Rebi

- Señor Parker, y señorita Rumiko

- Perdonen.

- No hay problema- Expresó ella sonrojada

- Iré al grano. Han hallado muertos a diez expedicionarios de las montañas. Todos miembros de la compañía George & Adams.

- La compañía de petróleo. Es una multinacional muy destacada.

- Si bien vivo en Bariloche hace desde años. Soy una suerte de empresario de la localidad. Con el gobernador de la provincia realizamos las tratativas de la llegada de la entidad.

- Pero.. – Produje una pausa

- ¿Diga señor Parker?

- Esa empresa es conocida mundialmente por su explotación en diferentes sitios estratégicos. Golfo pérsico, desierto de Sahara, sur de China. Y podemos continuar.

- Si es por expansión. Suele ser una entidad que financia y se encuentra en crecimiento. Han pactado contratos con el magnate de la tecnología ILon jack para explotación fuera del mundo – Señala arriba.

- ¿Se refiere a la luna?

- Y más allá

- Marte – Expresé –

- Nadie ha llegado.

- Eso es lo que nos hicieron creer – Expresa Emilio–

Nazis, Rusos, Yankees, Chinos, Japoneses. Tecnología desconocida. Pero vayamos, al tema que nos ocupa.

Necesitamos que investigue. ¿Quién es el autor

material e intelectual?¿Creemos que es la bestia?

Aunque es una fabula.

- La del mito. ¿Oiga?

- ¿Sí? Y que expresan los nativos.

- Ellos no son dueños de la tierra.

- ¿No creen que con su magia hayan invocado al monstruo? – Pregunta Rebi.

- No debería existir tal

Nos mantuvimos en silencio con Rebi de lo vimos.

- ¿Qué sugiere que podría ser?

- ¿Un grupo de sicarios pagos que está en contra de los intereses? Chamanes con sus magias, la bestia. Si sabemos que la empresa Kerbet también intenta la explotación. Pero son conjeturas. Todas hipótesis vagas.

- ¡Ya veo!

- ¡Es muy peligroso! – Un grupo de asesinos – Dijo Rebi alterada.

- El señor Parker solo precisa averiguar todo. No debe inmiscuirse. Nosotros le daremos la protección necesaria.

- ¿La protección necesaria? ¿Cómo si fuera algo tan simple? Ese monstruo no es algo que pueda controlarse a la ligera. – Me dije

- ¿Por qué están tan empecinados Kerbet y George & Adams? – Pregunta con dudas Rebi – Que se sepa. En esta biodiversidad no hay recursos que sean explotables. Sin ir más lejos podrían ir a la cordillera Andina.

- Les interesa la zona. A la provincia como verán les interesa invertir. Ellos ya están explotando recursos en otros sitios de Rio negro.

- No hay un motivo. Y si lo hay es secreto – Expresé de brazos cruzados, pensando en la situación. Verstapem, no nos va decir todas las razones. ¿Aquí? ¡Hay algo más!

- ¿Qué cree que podría ser?

- Es muy pronto para una respuesta – Manifiesta Rebi

- En efecto. No podemos determinar bien qué es lo que está detrás de todo éste asunto.

- Mmm..comprendo.. el tiempo apremia

- Para todos señor Emilio. Solo somos coleccionistas de misterios. No un dios de milagros.

- Está bien..no quise ser quisquilloso.

- No se preocupe.

Concluimos la plática y Verstapem, se retiró.

- Willi..¿Estuvo bien no decirle nada sobre lo que vimos?

- No podemos confiar en él. La política y el empresariado juntos, nunca fueron de fiar en la historia. En esa zona debe haber algo por lo que compiten dos monopolios. Y la bestia. ¿De dónde surgió? ¿Sera cierta la leyenda local?

- ¡¡Willi!!…Con Belle hemos trabajos en muchos proyectos, pero siempre con insectos y plantas.

¡¡Bueno ya sabrás!!

- Ni lo digas

- Hace muchos años cuando se creó la corporación, tuvieron una idea de modificar un espécimen cual quimera. ¿Sabes lo que es?

- Un hibrido de varios animales. La fabula del héroe Belerofonte

- Así es. Nunca lo hicieron por cuestiones de ética y prohibición legal, pero el plano principal, tenía un boceto particular. Una mistura humana con varias bestias. Como un doctor Jekyll y mister hyde.

- Continua – Le dije mientras pensaba.

- Nunca se produjo, pero los planos desaparecieron. Fue en la época del 55, luego del bombardeo.

- Todas las bases del peronismo, fueron selladas. Y

luego en los 60.

- Ongania reformuló aquellos con un grupo de expertos venidos de Europa del Este. Entre ellos un búlgaro de nombre Dicov.

- Y fin de la historia.

- Tenemos demasiado para averiguar. – Expresé y pagamos la cuenta para salir de allí.

- ¿Y ahora?

- Iremos a las cercanías del cerro campanario. Debemos ver a alguien más.

 

- Es alguien a quien conocí cuando era un niño. Un nativo proveniente de Epuyen, provincia de Chubut.

 

- Conoces a muchas personas.

 

- Mi trabajo requiere ello, conocer personas. Pero no cualquier persona. Individuos que se encuentran en la orilla entre un mundo y el otro.

 

- Eso me interesa.

 

- Rebi, no es algo que se tome como un juego. -

 

- No me subestimes Will – Dijo con altanería – trabajas con alguien que maneja muchas situaciones terribles –

Ella recordó tanto de esos momentos difíciles que ha vivido con Belle y Lucius.

 

- Ahora que lo pienso – Me dije – No conozco nada de ella exactamente, y sin embargo la aceptó sin preguntar nada, teniendo presente mi trabajo y mi pasado. Algo en ella produce una cierta confianza

¿Sera ello? - Negué rotundamente. Nunca he confiado en nadie, pero Rebi, ¿No se qué poder posee?

…..

 

- Veamos, si todo sale perfecto, esto debería funcionar

– Comenta Belle. Había mesclado el ADN de ser desconocido con otras esencias, pero los resultados

fueron adversos. – Lo pondré en fuego lento. ¿Dónde habré dejado el brebaje principal?

Un diminuto ser se iba moviendo sigilosamente y entre ello, logró inmiscuirse cerca de la mesa principal donde se encontraban todos los recipientes, y entre ellos el experimento D, de Belle.

- ¡Pfss! – Se acerca lentamente moviéndose en zigzag cerca del calor de la estufa que hace hervir la pócima.

Siente el sonido ella.

- ¿Qué sucede? ¿Eh? ¡¡Rayos!! ¡¡¡Sal de ahí!!!! – Ella corre hacia allí –

Una serpiente rosa el vidrio y lo tambalea hasta el fuego y luego otra pócima. Belle se lanza para evitar el desastre

- ¡¡¡Pufff!!! – Se oye una explosión

Una humareda se expande por todo el subsuelo. Los especímenes comienzan a alborotarse. Ella yace en el suelo y despierta.

- ¿Qué sucedió? – Observa todo el alrededor repleto de un humo oscuro y verde, y luego con cierta fuerza se incorpora y va hacia el extractor haciendo que aquel desaparezca - ¡Por suerte! Solo fue un susto..¡¡¡Pero la pócima!!! - Y se enfada golpeando la mesa varias veces, pronto siente una sensación de mutación en sus piernas. Al mirarse solo las ve como siempre, y de repente presente como un cambio – ¡¡¡Maldita sea!!!

¿Qué es eso? – Su piel comienza a volverse escamosa

– No. No… ¿Qué ha ocurrido? - Sale corriendo al refrigerador portátil. Allí abre la puerta y toma un recipiente. Un medicamento, y lo bebe apresurada.-

- ¡Ah! ¿EHHHH? – se mira, así misma – La mitad de su cuerpo tenía la forma de una serpiente –

¡¡¡No..no…esto no puede estar pasando!!!

Sin querer, ella misma se había transformado en lo que ella temía un monstruo.

Estaba furiosa, y ansiosa al mismo tiempo. El analgésico calmó sus nervios y pronto la mitad de su cuerpo regresó a la normalidad.

- ¡¡Uf.. temí lo peor!! – Se dijo – Maldición – volvió a enojarse y salió de allí – al subir las escaleras, nuevamente presintió el cambio. La mitad de su cuerpo nuevamente se transformaba en una víbora. Y

así aparecía y desaparecía el efecto. Ella era un mar de emociones alborotadas.

 

Lucius, estaba fuera aún confrontando a Legba, y Rebi y William de viaje en Bariloche.

Inmediatamente nos dirigimos a las afueras del cerro campanario. Adentrándonos en los alrededores, tomé otra pastilla para pasar desapercibido del malestar del bosque.

Rebi como siempre se adelantaba sin medir ninguna consecuencia.

Lucius bebía su última copa. En cuanto las luces de neón reflejaban las grietas que se formaban en el rostro de Legba.

- Dime. ¿Para qué vienes a mi morada humano? ¿Acaso la fama o el dinero. Tu vida, esposa. O tus amigos?

- No intentes beberme como si fuera un recipiente más de tu colección de alcohol. ¿Quiero saber sobre un libro?

- Ah…el maldito Jaime.

- Veo que nos entendemos bien.

- Te gusta meterte en problemas.

- Es para un amigo.

- El coleccionista, debería dejar de meterse en problemas.

- Lo mismo opino, sin embargo es terco.

- ¡Uf! – Suspiró – El libro es peligroso. No intenten buscarlo.

- ¿Vive aún?

- Si. En alguna parte. Se mueve constantemente.

- Y los…

- No los nombres..esos demonios pueden oírte. Y no dudarán en llevarte si les place.

- No pude ser que sean tan peligrosos.

- Querido Lucius las puertas de otros mundos, como el orco pueden ser atractivas como las del cielo o el purgatorio, o lo que fuere. Pero en todas hay un pago severo por ello. No es bueno perturbar a nadie. Es mejor pasar..

- Desapercibido..

- Je! Lo sabes bien.

- Solo quiero abrir la puerta

- ¿Estás seguro? No es tan fácil

Lucius sacó de su bolsillo una piedra preciosa del portal de Miramar que William le había entregado.

- Para averiguar hay un método. La silla – Dijo Lucius –

Pero Legba quiere algo de valor que no sea de aquí.

¿Sabes a lo que me refiero?

- Ejem… - Fui a la gaveta de un mueble y tomé una piedra foránea. – ¿Sera suficiente?

- ¡Veremos!

Eso pensaba Lucius.

- Interesante. ¿Un mundo artificial? ¿Sabes en lo que te metes no?

- Claro

- Si algo ocurre cerraré la puerta y te quedarás dentro

- Estoy acostumbrado a los retos.

- Eres demasiado tonto, u osado. No importa

- Suelo ser ambas. Pero me interesa.

- ¡Mmm! No quisiera que te metieras en problemas. Ir no es difícil, pero regresar si.

- Es un precio del cual todos accedemos.

- Ustedes inocuos humanos que les gusta enfrentar la muerte más allá de la osadía, por diversión.

- ¡Oye! Soy un mortal que ha vivido lo suficiente para poder darse el lujo de reír mientras apuesto mi vida.

- Eso es lo que me agrada de ti Gunnes. En cuanto otros estarían penando, tu pareces disfrutarlo.

- ¡¡Gracias por el endeble cumplido y a tu salud Legba!!

El druida de bajo flores también levantó su copa para un brindis antes de usar la silla.

- ¿Ya llegamos?

- Es aquí.

No habíamos adentrado lo suficiente para ver a un hombre regando unas hortalizas.

- Si viniste, sin traerme tabaco, puedes irte – Expresó sin saludar un hombre canoso de cabello largo y grandes cejas. Llevaba una vincha de colores y una camiseta de futbol de un club desaparecido de la provincia. –

Saqué de mi bolso un cartón de cigarrillos y se lo arrojé. Él lo atajó con destreza. Rebi miraba sin entender bien.

- Vayamos al grano..ah..mis disculpas señorita soy Funes Mamani Quo y es un gusto

- Gracias – Sonríe ella –Rebi Rumiko.

- El coleccionista sí que sabe elegir a sus compañeras

- ¿Eh? Gracias – Dijo y se acercó a mí. Temblé al ver su expresión - ¿Acaso tienes otras ¿Will? – Una energía negativa y áspera se expandía en ella. Temblé más.

- Funes deja las tonterías y nada de eso. Siempre trabajo solo.

- Disculpe es que somos como una pareja

- Ya veo. Al fin el coleccionista concretó

- Mmmm

- Mmmm

- Pasen a mi casa.

Al ingresar, era como un sitio sagrado

Un casa decorada con elementos propios de un chaman.

Las paredes tenían dibujos. Petroglifos santos que invocaban palabras astutas para con los dioses. Aquel hombre de apellido Funes trajo unas bebidas. Cerveza propiamente dicho.

- Creí que ibas a darnos algo más apropiado para una situación paranormal.

- No seas payado..oh! Disculpe señorita..tal vez querría una taza de té?

- No, no por mi está bien ¡Je!

- Seré concreto. ¿Vieron a la bestia no?

- Si..o eso era – Expresé

- No puedo darte mucha información. Pero según mis invocaciones. No es el dios que adoran los nativos.

Viene con otras implicancias.

- ¿O sea que la leyenda es solo eso? Una leyenda

- No lo és..escéptico.

- ¿Y de dónde proviene?

- Es artificial o natural aparentemente Rebí..meditó sobre ello y respondió

- ¿O sea que es un trabajo del hombre o nació así?

- Así es. Sin embargo señorita y Will. Hay algo más peligroso. Hay otro monstruo que abunda estas tierras. Y maneja países. Deben tener cuidado.

- ¿Funes? ¿Qué es tan importante en ésta tierra? Para captar la atención de una corporación…¿recursos? ¿Los experimentos de los años 50 con los nazis llegados?

- Mmmm….dicen..y no puedo asegurarlo..que aquí cuando escaparon los nazis, llegó Hitler

- Si, y que vivió con Eva para luego, escapar al norte de Sudamérica.

- En efecto. Pero nunca llegó. Y lo que arribó a la Argentina luego del 45, no fue una persona de carne y hueso. No – Ladeó la cabeza. Algo más extraño.

- ¿A qué te refieres?

Las luces del recinto se apagaron y hubo movimientos de objetos.

- Una caja que contiene el alma del tercer Reich.

- ¿Su alma?

- ¿Quieres decir qué?

- Antiguamente se guardaban las almas de los antiguos con custodios especiales del inframundo.

- ¡No lo había oído nunca! – Expresa Rebi.

- Es otra leyenda. El emperador qin y sus guerreros de terracota, genghiskhan, napoleón, Atila, julio Cesar, barba roja. Y muchos otros

- Todos hicieron un pacto con el señor de las tinieblas.

Incluso personas hoy en día para renacer.

- ¿Será cierto?

- Por algún sitio de éste valle se encuentra la puerta, o una de tantas puertas al orco. Hay quienes quieren llegar ahí.

- Eso es imposible.

- Hay fuerzas de las cuales es mejor no saber. Ellos piensan que lo pueden controlar. ¡Pero no! No puede subyugarse a un subyugador.

- Esto es un problema mucho más grave de lo que pensaba– Me dije.

- ¡Piensa bien lo que harás! Quizás la bestia, no es la que buscas. En fin creo que terminamos. Mi vaso se encuentra vació.

- ¿Eh? – No entendió Rebi.

- Él, entra en sesión espiritual al beber un vaso de cerveza y manifiesta. Como un visor. Un medium

- ¡Oh!

- Ahora se quedará dormido. Vamos

- Pero.

- Vamos

Funes, se durmió en su silla, mientras salimos de allí. A las afueras del valle, podía notar un cierto aire lúgubre, como si el ambiente de la zona estuviera contaminado de muchas situaciones inverosímiles. Teníamos un monstruo que

abunda en los cerros de Bariloche, dos empresas disputándose la zona perimetral de comercio y no necesariamente por dinero, sino el poder que puede guardar aquel sitio foráneo, nazis y almas que supuestamente se guardan aquí en los secretos de una tierra que siempre guardó un sigilo con relación a todas las historias que se narran de ello

- Se pondrá difícil – Me dije. -

Rebí, me miraba y le devolví aquella con cierta preocupación.

- No te preocupes mi Will, tú, lo resolverás, mejor dicho. Lo resolveremos…¿Nos vamos a las cabañas?

Generé una mueca tranquila. De alguna manera Rebí me otorgó un pequeño impulso de paz.

Nos fuimos inmediatamente con otro taxi, y esta vez a la entrada de las cabañas de Annia. Por alguna cuestión estaba todo en silencio y muy tranquilo. El sonido solo podría provenir de algún revoloteo de los pájaros. El carro nos dejó a una cuadra y caminamos por el plano inclinado del suelo de ripio, que se estaba empinando demasiado.

- No había notado que parecería que estuviéramos escalando – Se dijo Rebi

- Así és – Se le llama engaño para los senderistas – La montaña al subir se asemeja a una meseta, sin darnos cuenta el desgaste físico

- Entiendo el cuerpo comienza a resentirse con cierto entumecimiento en las piernas, lo que a simple vista no crédito de ello, hasta que estamos en el punto final

- Exacto, y al observar hacia abajo, es como si hubiéramos escalado sin darnos cuenta de ello.

- ¿Sabes mucho del asunto Will?

- En mi juventud, fui un mochilero.

- Tampoco eres un viejo.

- Tengo una edad considerada sobre los cuarenta

- ¿En serio? Creí que eras más joven

- ¿No has visto mis canas?

- No me fijo en ello.

Al llegar a destino, fuimos a la cabaña, y de la nada un hombre vestido de camisa, y saco gris, con un pantalón claro con varios bolsillos. Estaba husmeando el lugar y todo lo que correspondiere a los alrededores perimetrales.

Poseía un aparato pequeño junto a su móvil celular. No era una tecnología básica que digamos. Rebi me indicó que esos artefactos se utilizan para analizar con zondas toda la latitud y longitud de un terreno. Nos escabullimos, pues, no se percató de nuestra presencia. Luego dio la vuelta, y fue directo adentrándose en el bosque de cipreses. Allí se escuchaban voces. Eran tres personas. No parecían mochileros, ni alpinistas perdidos, ni oriundos de los barrios ascendentes. Eran extraños que estaban con ciertas maquinas detectoras analizando los suelos.

- ¿Y esas personas?

- ¡¡Shh!! – Dije y señale los arbustos. Nos escondimos entre ellos, vigilando sus pasos

- Debemos ir por allá – Señala uno de ellos

- ¿No, nos encontraremos a la bestia no?

- Deja los miedos para otro momento.

- No me parece que sea conveniente – Expresa otro.

- Tenemos que realizar los trabajos de la empresa Kerbet

- ¿Crees que vendrán de George?

- No lo sé, apuremos el trayecto.

Los cuatro hombres con algunas maquinas y sensores se estaban movilizando hacia el sitio escondido en el cual calculaban todo los requisitos según, un mapa electrónico que poseía uno de ellos en su móvil.

Los seguimos cuidadosamente, sin levantar sospechas. Algo que podría ponernos en peligro.

Llegaron a un punto en el que no podían avanzar más. Un desfiladero. El mismo que habíamos avistado con Rebi en la noche que salimos de allí. Se acercaron lo suficiente. La

vegetación se estaba entupiendo de manera que no se podía avanzar con facilidad.

- ¡Estas malditas plantas!

- Déjamelo a mí – Uno de ellos saca su machete y comienza a cortar la floresta de punta a punta. Dentro de la bifurcación de huellas, se producía una suerte de manglar impenetrable.

- ¡¡Maldito tonto, no destruya la naturaleza!! – Se enfada Rebi.

- ¡¡Shhhh!!

- ¡¡Oi un ruido!! – Se da la vuelta uno de ellos, presintiendo nuestra presencia , quiso intentar acercarse, pero otro sonido de un pitillo lo desorientó

- Oigan.. hay personas allá - Y señala una suerte de sector rocoso en la cual hay un agujero. Un hombre de vestimenta de minero salía de allí con un pico menor, y otros dos estaban a su lado ayudándolo.

- Así que son la competencia – Se dijo uno del grupo y de su chaqueta sacó un arma de fuego.

- Son de George

- Bien acabemos con ellos.

- ¡¡Cuidado!! – Dijo el hombre que salía del fondo cuando el disparo pasó cerca

- Deben ser de Kerbet. Ya nos habían avisado que vendrían ellos. – éste sacó otra arma y entre ellos comenzó el pleito

- ¡¡Will!!

- ¡¡Quédate quiera y no te muevas!! ¡¡Son mafiosos!!

- ¡¡Mátenlos a todos!! – Expresó quien llevaba el machete, que sería una suerte de líder- . Su semblante fue tan despiadado. Sin duda podían ser asesinos e investigadores pagos.

Suponía que ambos bandos correspondían a la misma clase de calaña. Seres corruptores. Y si las empresas estaban inmiscuidas en todos estos asuntos. Algo grande podía estar entre manos. Incluso para que la corrupción del gobernador y ese hombre oriundo de la ciudad llamado

Verstapem estuvieran entrometidos. ¿Pero por qué la agencia lo recomendaría para darme el trabajo? Fácil.

Sabían de él, y sus tretas. Aunque no es tiempo de ponerse a cavilar sobre ¿Quién es quién? Un revoltijo de polvora arranca su despiadada marcha entre las empresas para liderar lo que hay debajo de ese buraco extremadamente hondo. Un alma, dos almas, tres, lo que fuera, y no entando un monstruo por el valle recorriendo y aniquilando.

Entre disparos comenzó el barullo y desconcierto. Los disparos iban y venían. Uno de los hombres de George cae muerto, y luego el otro.

- Los tenemos. El último, quien había salido del agujero, estaba herido en la pierna y se arrastraba por el suelo lodoso.

- ¡Je! ¡Je! – Remátalo

- ¡¡Tenemos que ayudarlo!! – Expresa Rebi

- ¡Si lo sé! – Dije pensando en un plan. Y de la nada arrojé una piedra a lo lejos

- ¿Eh? ¿Qué fue eso?

- Puede haber más personas – Comenta quien llevaba un visor, mientras el minero estaba en el suelo y otro de ellos apuntaba con el arma. Pronto un disparo hacia nosotros.

- ¡Diablos! – Estamos en problemas – ¡¡Rebi vete de aquí!!

- ¡¡Estás loco!! ¡¡No te voy a dejar solo!!

- ¡¡Ya te dije!!

- Vaya..vaya… más personas – El hombre nos encontró apuntando con su arma

- ¿Quiénes son?

- No..lo sé…pero esa dama me gusta – Y sacó su lengua como lamiéndose los labios

- Estábamos de paso me incorporé del suelo

- ¡¡Cállate..tonto!! Que la chica venga con nosotros

- Esteban..espera. Estamos con otro asunto

- ¡¡Silencio!!

La miré a Rebi que se había asustado y me coloqué delante de ella

- Lo siento, pero como te dije está conmigo y coloqué mi mano por dentro de la chaqueta

- ¡¡No intentes nada o te vuelo la cabeza!!

- Podemos solucionarlo. – Dije

- La chica ahora – Colocaba un rostro libidinoso –

Rebí asintió y no sabía que tramaba. Al ponerse delante de mí. Aquel colocó su mano en el hombro

- ¡¡Oye!! – Y fui hacia él

- ¡¡Eyy!! Fue hacia mí el hombre del machete Un sonido estrepitoso se escucho por el valle.

- ¡¿Qué fue eso?!

- ¡¡¡¡¡Ruffff!!!!! – Un gran rugido que hizo que todos los pájaros de las copas de los arboles volasen Inmediatamente Rebí le lanzó un polvillo en el rostro al hombre del arma cegándolo.

- ¡¡¡AHHHH!! ¡¡¡No veooo!!

- ¡¡Maldita!! – Grita uno de ellos que va con su arma.

- ¡¡¡Rebi al suelo!!! – Y saqué mi arma y disparé en el brazo de aquel

- ¡¡AHHH!!

- Debemos salir de aquí.

- Wi..wi..willl –

- ¿Qué ocurre? – Veo el rostro de Rebi totalmente atemorizado. Era como si tuviera delante de sí, el peor estruendo.

- ¡¡Por ahí!! – Índica temblando con sus palpitaciones de corazón en la mano.

El ambiente se transformaba en un espacio frívolo, con el carácter extraordinario de esa aparición descomunal que transgredía todo lo usual. -

 

Y de la nada salta una bestia peluda con una cabeza gigante como la de un mono color marrón claro. El mismo que habíamos visto. Llevaba como una camisa verde y un pantalón roto color marrón oscuro. En su muñeca un listón verde y amarillo. Eran detalles muy específicos. -

- ¡¡¡Es la bestia…disparen!!!

- ¡¡Debemos salir de allí!! – Tome la mano de Rebi

- Ahhhhhhhh – El hombre que estaba ciego apuntó apenas viéndolo, pero aquella le voló la cabeza de un zarpazo, cayendo cerca del minero

- ¡¡Ahuu!! -Debo salir de aquí

El hombre del machete empezó a temblar y se colocó detrás de su compañero. La bestia lo levantó por el aire y lo partió en dos. Sus intestinos caían en el suelo bañando de sangre y bilis las rocas

Al ver tal atrocidad Rebí sintió arcadas de vomito

- ¡¡Rebi!!- Grité

- ¡¡No por favor!! - Pedía piedad el jefe de ellos. La bestia se acercó muy lentamente y palpó con su garra el cuello de aquel. Y lo tomó levantándolo y luego fue hacia el minero.

- ¡¡¡Aléjate!!! ¡¡Aléjate!! – Éste recogió una de las armas y le disparó. Con una mano sosteniendo al hombre del machete poco a poco lo iba cortando hasta partirlo en dos. y luego piso al minero destrozando todo su estomago.

- ¡¡Salgamos de aquí!!

Y corrimos apresuradamente sorteando todo el trayecto.

La parte selvática de manglares se hacía imposible. La bestia nos perseguía, o eso presentíamos

- ¡¡Por aquí Will!! – Se adelantó Rebi

- ¡¡Ten cuidado!! – esquivamos varios plantíos Y delante de nosotros una sombra se nos presentaba. Un color de una camisa verde

- ¡¡¡No puede ser nos alcanzó!!!

Ambos nos colocamos uno al otro abrazados y a medida que se acercaba se dejaba ver con algunos rayos de sol.

- ¡¡Annia!!

- ¿Otra vez? – Me pregunté intrigado

- ¡¡Están bien!!

- Si..es que…

Ella veía que había manchas de sangre en mi chaqueta

- ¿Qué ha ocurrido?

- ¡¡Es difícil de expresar!!

- ¡¡Mmmm!!..Vengan conmigo. No es seguro estar por aquí..Y….Están muy agitados – Manifestó. Ella estaba tranquila, mientras nosotros tenía un impulso como si escapáramos del infierno.