La mujer nunca había soñado que su hija pudiera sobrevivir.
Sus ojos estaban llenos de lágrimas de emoción, y estaba a punto de arrodillarse ante Yan Ling.
Pero tan pronto como su cuerpo comenzó a doblarse, fue alzada por un par de manos —¡No haga esto, soy médico, salvar personas simplemente es mi deber!
Las palabras de Yan Ling fueron como una poderosa bofetada en el rostro de la mujer, haciéndola arder de dolor.
Ella secó sus lágrimas, lanzó una mirada a su indiferente marido y tomó una decisión en su corazón.
Compuesta, la mujer se volvió hacia la cámara del reportero que estaba cerca —Quieren saber por qué la Dra. Yan estaba mirando su teléfono en la sala de emergencias, ¿verdad? Puedo decirles...
Dándose cuenta de que lo que su esposa estaba a punto de decir podría mostrarlo bajo una luz desfavorable, Zhao Chusheng la reprendió cortantemente —¡Esposa, tú no entiendes nada, deja de hablar tonterías!
