El sueño desafiaba a Richard, alejándose de él con terror escrito por todo su rostro.
—¿Qué haces aquí? —lo cuestionó ella, continuando su movimiento pero Richard intentó cerrar la distancia entre ellos.
—Dije que vine a verte —respondió Richard, la sonrisa aún en sus labios—. Aunque sea de noche, todavía te ves muy hermosa. Demasiado hermosa —añadió, lamiéndose los labios como un animal.
Selene miró la puerta por donde había salido. Estaba demasiado lejos como para correr hacia ella y estaba segura de que Richard la perseguiría. No necesitaba preguntarle exactamente qué quería hacer con ella porque solo había una cosa que él quería de ella, violarla. Ya había hecho su jugada cuando fue a la mansión Wallace la otra vez.
Había pensado que su amenaza sería lo suficientemente fuerte como para hacerlo retroceder. Desafortunadamente, estaba equivocada.