Unos días pasaron en la casa de Julián después del velorio de Anastasia.
Sus días se habían convertido en un ciclo repetitivo: despertarse, tomar sus medicamentos prescritos y seguir los estiramientos recomendados por el doctor. Con la ayuda de la enfermera, logró dar algunos pasos, esperando recuperar pronto su capacidad de caminar.
Cada día, recordaba algunas imágenes borrosas de sí misma en un hospital haciendo estiramientos de piernas, como si hubiera tenido un accidente en el pasado que la hubiera llevado a una situación similar.
Sin embargo, por mucho que luchara, no podía reconocer el rostro del hombre que había estado a su lado en ese momento. Y los otros momentos que estaba empezando a recordar lentamente.
Tenía la corazonada de que podría ser su Xavier, pero solo por una vez, deseaba poder recordar aunque fuera un solo recuerdo que hubieran compartido juntos.
Anastasia estaba en su habitación viendo las noticias.