Xander caminaba hacia Arabella y ella rápidamente le entregó una toalla para que se limpiara el cuerpo.
—Ese fue un buen gol el que marcaste allí —lo felicitó. Ella había visto, al igual que todos, lo que había ocurrido en el campo y no hacía más que preocuparla aún más cuánto se había deteriorado su relación con Xavier.
—Gracias... —murmuró él, inclinándose para darle un rápido beso en la mejilla. La piel de ella se sonrojó con un suave y cálido resplandor. Últimamente habían actuado más cercanos que de costumbre, y para ahora, estaban seguros de que toda la escuela había notado el cambio en su relación.
—Sobre eso... ¿tú y Xavier...? —alargó ella la pregunta. No quería entrometerse en su discusión, pero temía que algún día los gemelos dejaran de hablarse por completo.
—No es nada —dijo él rápidamente mientras bebía del agua embotellada que ella le había entregado.
Era obvio que no era nada. Aunque no quería, ella cambió de tema.