—Entonces está decidido. Tienes que pagarme los 50 millones de dólares que me debes en los próximos dos meses. Michelle, tienes que ganar el premio a la mejor actriz el próximo año y Robert, vienes conmigo. Los ojos de Robert temblaron de miedo.
—Para cuando regrese en las próximas 6 horas, espero no encontrarme con el olor de tus perfumes venenosos.
Anastasia los miraba uno por uno, asegurándose de que todos entendieran el mensaje.
Los dos guardaespaldas de antes agarraron a Robert y se lo llevaron mientras él luchaba por liberarse. Nadie se atrevió a preguntarle a Anastasia a dónde lo llevaba. Todo lo que importaba en ese momento era que ya no tenían nada propio.
Robert fue empujado a sentarse en una silla en medio de una habitación tenuemente iluminada por los guardaespaldas después de haber llegado al escondite de Xavier.
Anastasia lo miraba mientras se reía, incapaz de contener la alegría de verlo en la posición que siempre había querido verlo.