Todas las cabezas se giraron al unísono hacia la puerta principal y Robert deseó que hubiera una tumba en la que pudiera esconderse en ese momento.
En la puerta estaban Ezekiel Clark, junto con Xavier Wallace, y ninguno de los dos parecía estar feliz en absoluto.
—Escuché algo romperse, ¿estás bien? —preguntó Xavier a Anastasia con preocupación en su tono mientras revisaba su cuerpo para asegurarse de que no tuviera rasguños.
—Estoy bien —detuvo Anastasia—. Rompió mi teléfono.
Las miradas de Xavier y de Ezekiel se posaron en los pedazos del teléfono destrozado en el suelo.
—Pero está bien, conseguiré otro —añadió ella.
Justo cuando Xavier estaba a punto de calmarse, sus ojos cayeron en la marca de una mano en el cuello de Anastasia. Sus ojos se encendieron de ira.
—¿Quién hizo esto? —preguntó.
Anastasia no dudó y señaló a Jack, que empezaba a retroceder, esperando poder desaparecer en ese momento.