—¡Hola, Michelle! —Michelle palideció al reconocer la voz. Alejó el teléfono de su oído para mirar el nombre del llamante, todavía desconocido.
—¿Quién es? —exigió.
—Solo ha pasado un día desde mi accidente, ¿ya me has olvidado? —preguntó Selene por teléfono. Su respuesta solo hizo que Michelle palideciera aún más. El alcohol se disipó de sus ojos, aclarando su cerebro para registrar las cosas adecuadamente.
Se levantó de la cama con una mirada agravada.
—¿Crees que voy a creer que tú eres Selene? Solo eres una estafadora. Probablemente usaste IA para generar su voz. ¿Quién eres y cómo te llamas? —exigió Michelle, ya sudando a chorros.
Miró las botellas de alcohol que se había tragado la noche anterior como forma de celebrar que se había deshecho permanentemente de Selene en su vida.
Después de ver tantos clips desde diferentes ángulos capturando el incidente, Michelle encontró imposible que Selene sobreviviera. No había manera; alguien quería infundirle miedo.