Michelle observó cómo el teléfono sonaba hasta que dejó de hacerlo. Si Selene la estaba llamando, solo significaba que los hombres que había mandado no habían tenido éxito en lo que les encomendó.
Miró hacia otro lado de su teléfono, esperando que Selene no la llamara de nuevo. Era la hora de cenar y estaba sentada con los otros miembros de la familia Wallace en el comedor.
Pero la suerte no estaba de su lado cuando su teléfono vibró antes de que el tono de llamada llenara todo el comedor.
—Quizás deberías contestarlo. Podría ser importante —sugirió el viejo Wallace mientras miraba fijamente a Michelle, cuya frente ya estaba cubierta de sudor.
Michelle echó un vistazo al viejo Wallace y a sus suegros que también la estaban mirando.
Asintió ligeramente antes de disculparse y correr hacia su habitación para responder la llamada, asegurándose de que nadie pudiera escuchar lo que estaba diciendo.