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Chapter 5 - episodio 4: puedes observar mis ataques Nine Sharon.

Victor levanta el rostro con una sonrisa en sus ojos, una mezcla de confianza y desafío. Sus músculos se tensan mientras ajusta su postura, preparado para combinar su técnica de boxeo con los movimientos precisos y poderosos del Kyokushinkai.

Nine Sharon, por su parte, baja el rostro para mirar a Victor con una sonrisa de superioridad. Su mirada refleja la confianza de alguien que se considera invencible, alguien que ha sido entrenado en las artes marciales más brutales. Nine Sharon adopta su posición de combate, listo para utilizar el letal estilo de Muay Thai.

- ¿De verdad crees que puedes vencerme, Victor? -dice Nine Sharon con una voz cargada de arrogancia. - Yo, que soy el emperador de la galaxia Nix, el tirano más temido.

Victor no responde con palabras. En cambio, deja que su cuerpo hable. Se lanza hacia adelante con una serie de rápidos jabs y ganchos, sus puños moviéndose con la velocidad y precisión de un boxeador experto. Cada golpe está cargado de la fuerza y determinación del Kyokushinkai, buscando romper la defensa de Nine Sharon.

Nine Sharon esquiva y bloquea con la gracia y letalidad del Muay Thai, respondiendo con rodillazos y patadas que apuntan a las zonas vulnerables de Victor. Los golpes de sus codos son rápidos y precisos, buscando desorientar y debilitar a su adversario.

El combate se convierte en una danza de movimientos marciales, cada técnica y contraataque ejecutados con una precisión mortal. El hielo bajo sus pies cruje y se fractura con cada impacto, y la nieve se levanta en nubes alrededor de ellos.

Victor, con su determinación inquebrantable, combina la velocidad y agilidad del boxeo con la fuerza y resistencia del Kyokushinkai. Su puño encuentra su objetivo, conectando un golpe sólido en el abdomen de Nine Sharon, haciéndolo retroceder unos pasos.

Nine Sharon, sin perder su sonrisa de superioridad, contraataca con una patada giratoria que Victor apenas logra bloquear, el impacto resonando a través de su brazo. Ambos guerreros saben que esta batalla definirá su destino, y ninguno está dispuesto a ceder.

El frío polar parece desvanecerse ante el calor de su intensa lucha, mientras Victor y Nine Sharon continúan su enfrentamiento épico, cada uno empujando sus límites más allá de lo imaginable.

Nine Sharon lanza un golpe hacia la sien de Victor con toda su fuerza, pero Victor, con reflejos impecables, logra detener el golpe justo a tiempo. Aprovechando la cercanía, Victor apunta con su dedo hacia Nine Sharon, y en ese momento, sus ojos se vuelven rojos, indicando que Evil Victor ha tomado el control.

Con una velocidad y ferocidad inigualables, Evil Victor lanza un poderoso ataque al estómago de Nine Sharon. El impacto es devastador; Nine Sharon es lanzado volando a gran velocidad, impulsado por la energía oscura del ataque de Victor.

El cuerpo de Nine Sharon atraviesa el aire, recorriendo una gran distancia hasta que finalmente impacta en el océano. La fuerza del ataque genera una explosión de pequeña magnitud, cuya onda expansiva se siente en toda la superficie del mar. El agua se eleva en un gran arco, creando olas que se propagan en todas direcciones.

Victor, con sus ojos aún brillando en rojo, observa desde la distancia. La superficie del mar se calma gradualmente, dejando sólo el eco de la explosión como testigo del feroz combate. La transición a Evil Victor ha cambiado drásticamente el curso de la batalla, y aunque Nine Sharon ha sido temporalmente neutralizado, la lucha aún no ha terminado en el corazón de Victor.

Evil Victor, con una sonrisa siniestra en su rostro, se sumerge en el mar en busca de Nine Sharon. Mientras desciende, el agua fría lo envuelve, pero no logra enfriar la intensidad de su ira. En su mente, un diálogo interno se desarrolla entre Evil Victor y el subconsciente de Victor, el lado bueno.

- Este es el sujeto que decía ser tu amigo -se burla de Victor, su voz resonando en la mente de él-. A veces me pregunto por qué eres tan estúpido.

Victor, desde lo profundo de su subconsciente, responde con una mezcla de dolor y determinación.

- Él era mi amigo. Pero las circunstancias nos han llevado a esto. No se trata de estupidez, sino de lealtad.

- Lealtad que no fue correspondida -insiste Evil Victor, su tono lleno de desprecio-. Ahora mira lo que esa lealtad te ha traído. Traición y dolor. Es hora de que te des cuenta de que la fuerza es la única respuesta.

Mientras el diálogo interno continúa, Evil Victor sigue descendiendo, sus ojos rojos penetrando la oscuridad del mar. Finalmente, divisa a Nine Sharon, flotando entre las corrientes. A pesar del impacto, Nine Sharon sigue consciente, su mirada desafiante incluso bajo el agua.

Evil Victor se acerca, su sonrisa se ensancha.

- Hora de terminar con esto -murmura, preparándose para lanzar otro ataque.

Pero dentro de su mente, la batalla entre sus dos partes también se intensifica, con Victor luchando por mantener su humanidad frente a la creciente oscuridad.

Evil Victor, con una risa malévola, se lanza hacia Nine Sharon bajo el agua, golpeándolo brutalmente en el estómago. El impacto es tan fuerte que Nine Sharon sale disparado del mar, ascendiendo rápidamente hacia las nubes. La fuerza del golpe lo propulsa a una velocidad increíble, mientras Evil Victor, disfrutando del momento, se ríe con una satisfacción perversa.

Con una velocidad impresionante de 600,000 km/s, Evil Victor vuela tras él, alcanzándolo en un abrir y cerrar de ojos. La fricción de su cuerpo contra la atmósfera le deja leves quemaduras, pero no disminuye su determinación. Justo cuando aparece al lado de Nine Sharon en el aire, los ojos de Evil Victor vuelven a su color café habitual, y Victor retoma el control.

- ¡Solar Striker! -grita Victor, lanzando un puñetazo directo al pecho de Nine Sharon. El golpe genera una explosión de aire tan espesa y con una presión tan fuerte que propulsa a Nine Sharon aún más lejos.

Nine Sharon, recuperando el equilibrio, da una vuelta completa en el aire y mira a Victor con enojo. Sin perder un segundo, lanza una serie de más de siete ataques de energía hacia Victor. Las esferas de energía brillan intensamente mientras se dirigen hacia su objetivo con una letal precisión.

Victor, concentrado y decidido, comienza a desviar cada una de las técnicas de energía con sus manos. Cada desvío es preciso y rápido, desviando los ataques hacia diferentes direcciones, evitando que lo impacten directamente. Los cielos se iluminan con el espectáculo de energía y habilidad mientras los dos guerreros continúan su feroz enfrentamiento.

La intensidad de la batalla sigue aumentando, con ambos luchadores empujando sus límites al máximo. La tensión en el aire es palpable, y cada movimiento podría ser decisivo en este enfrentamiento épico.

Victor, flotando en el aire con los

restos de los ataques de energía

dispersos a su alrededor, mira a

Nine Sharon con una intensidad

renovada. Una expresión de

determinación se apodera de

rostro mientras recita palabras que

resuenan con una profunda

autoridad.

-Yo soy el Alfa y el Omega, el

primero y el último, el inicio y el fin. Declara Victor, su voz firme y

resonante.

Con estas palabras, Victor

concentra todo su poder y activa su

técnica más poderosa: la Ira

Dansandankai. Una aura brillante y

ardiente envuelve su cuerpo, su

energía alcanzando niveles nunca

antes vistos. El aire a su alrededor

se distorsion a por la magnitud de su

poder, y su presencia se vuelve casi

palpable.

Esto ya va en serio. dice Victor,

sus ojos reflejando una mezcla de

furia y determinación.

Nine Sharon, sorprendido por la

repentina y monumental elevación

de poder de Victor, da un paso atrás,

sintiendo el calor abrasador de la Ira

Dansandankai. La gravedad de la

situación se hace evidente, y sabe

que está frente a un adversario que

ha alcanzado un nivel de poder

absoluto.

Victor se lanza hacia Nine Sharon

con una velocidad y fuerza

abrumadoras, cada uno de sus

movimientos impregnado de la furia

y el poder de la Ira Dansandankai. EI

cielo se ilumina con el resplandor de

su energía, y el impacto de sus

ataques resuena como truenos en el

aire.

La batalla ha alcanzado su clímax, y

Victor, ahora en pleno control de su

inmenso poder, está decidido a

poner fin a este enfrentamiento de

una vez por todas.

Nine Sharon, sintiendo la presión del poder desatado de Victor, grita con una intensidad feroz:

- ¡Furia desatada!

En respuesta a su propio grito, el poder de Nine Sharon se eleva dramáticamente, casi alcanzando su límite máximo. Su aura se expande, brillando con una luz intensa y violenta.

Victor se queda callado, su expresión serena pero determinada. Sin pronunciar palabra, eleva su poder a la par de Nine Sharon, sus energías colisionando y creando una vibración en el aire que sacude el entorno.

Ambos guerreros se lanzan el uno hacia el otro con una velocidad increíble, comenzando a golpearse en los cielos. Sus movimientos son tan rápidos que solo se pueden distinguir destellos de luz y sonidos atronadores de sus impactos. En cuestión de segundos, han alcanzado velocidades que superan todas las expectativas, acercándose a la velocidad de la luz.

Cada golpe y cada patada generan ondas de choque que destruyen todo a su alrededor. Las nubes se dispersan violentamente, los picos de las montañas se fracturan y el mar debajo de ellos se agita en tormentas furiosas. La intensidad de su batalla es tal que el paisaje cambia drásticamente, como si la naturaleza misma respondiera a la ferocidad de su lucha.

A medida que continúan intercambiando golpes a velocidades vertiginosas, la atmósfera se llena de destellos cegadores y explosiones ensordecedoras. Los dos guerreros están envueltos en un combate tan épico que parece que el mismo tejido del espacio y el tiempo se dobla a su alrededor.

Cada ataque es más potente que el anterior, y ambos luchadores saben que están poniendo todo en juego en este enfrentamiento final. El choque de sus poderes es tan monumental que parece que el mundo entero podría ser testigo de su lucha.

Victor, con la Ira Dansandankai ardiendo intensamente, y Nine Sharon, con su Furia Desatada al máximo, continúan su batalla en el cielo, cada uno decidido a ser el último en pie en este combate titánico.

Mientras tanto, en un paisaje rocoso y desolado, Tablos Kamasashi, el comandante y mano derecha de Nine Sharon, avanza con pasos firmes. A su lado camina Lorena, la mejor guerrera de Nine Sharon, su mirada alerta y decidida. Atrás de ellos sigue Amore-Man, observando el entorno con cautela.

El terreno es áspero y accidentado, con grandes formaciones rocosas y un ambiente que refleja la dureza de su misión. Los ecos distantes de la batalla entre Victor y Nine Sharon resuenan en el aire, recordándoles la magnitud del enfrentamiento que se está desarrollando.

- Debemos encontrar un lugar seguro para reorganizarnos -dice Tablos Kamasashi, su voz firme pero con un matiz de preocupación. - La batalla en el cielo es solo el comienzo. Necesitamos estar preparados para lo que venga.

Lorena asiente, su rostro serio. - Victor está dando todo lo que tiene. Si Nine Sharon cae, será nuestra responsabilidad continuar la lucha. No podemos permitirnos el lujo de fallar.

Amore-Man, siempre atento, agrega: - Debemos mantenernos juntos y ser estratégicos. Nuestros movimientos podrían decidir el resultado de esta guerra.

El grupo avanza con determinación, cada uno consciente de la gravedad de la situación. Mientras recorren el terreno rocoso, sus mentes están ocupadas con pensamientos de la batalla en curso y la preparación para lo que les espera. La lealtad a Nine Sharon y la misión que tienen por delante los impulsa a seguir adelante, sin importar cuán incierto sea el futuro.

Luci escucha los estruendos lejanos de la batalla y siente cómo la tierra tiembla ligeramente bajo sus pies. Con el instinto de proteger a su hijo, toma rápidamente a José, su bebé, en sus brazos.

Con el pequeño bien sujeto contra su pecho, Luci sale de la casa y mira a su alrededor, buscando desesperadamente un lugar más seguro. Los destellos y explosiones en el cielo la llenan de temor, pero sabe que debe mantenerse fuerte por José.

Corriendo hacia los límites del pueblo, Luci ve una colina con una cueva que podría ofrecerles refugio. Sin perder tiempo, se dirige hacia allí, su corazón latiendo con fuerza mientras corre.

- Todo estará bien, José. Mamá te protegerá -susurra Luci, aunque sabe que el bebé no puede entenderla, el tono de su voz es calmante.

Al llegar a la cueva, Luci entra rápidamente, asegurándose de que esté lo suficientemente profunda como para protegerlos de cualquier peligro exterior. Coloca a José en un rincón seguro y lo envuelve con una manta que había traído consigo.

- Quédate aquí, mi amor. Mamá estará vigilando -dice Luci, aunque José, siendo solo un bebé, no puede responder.

Mientras Luci se prepara para cualquier eventualidad, los sonidos de la batalla en el cielo continúan resonando en la distancia. Sabe que el mundo afuera está cambiando rápidamente, pero su prioridad es mantener a su hijo a salvo.

Tablos Kamasashi, Amore-Man y Lorena descienden por un estrecho sendero rocoso que los lleva hasta una cueva. A medida que se adentran en la oscuridad, los ecos de la batalla en el cielo se hacen más tenues, pero la tensión en el aire es palpable.

Al llegar al fondo de la cueva, sus ojos se ajustan a la penumbra y ven a una mujer sosteniendo a un bebé. La mujer es Luci y el bebé es José, pero Tablos, Amore-Man y Lorena no lo saben.

— ¿Quién eres? —pregunta Tablos con voz firme, pero no agresiva, mientras observa a Luci con atención.

Luci, sorprendida y asustada por la repentina aparición de los tres desconocidos, abraza a José con más fuerza.

— Mi nombre es Luci. Este es mi hijo, José. Solo estamos buscando refugio —responde con voz temblorosa, intentando mantener la calma.

Lorena da un paso adelante, sus ojos suavizándose al ver al bebé. — No te preocupes, no te haremos daño. También estamos buscando un lugar seguro. La batalla allá afuera es peligrosa para todos.

Amore-Man, siempre atento, añade: — Solo queremos protegernos de lo que está ocurriendo. No busques problemas, y no te los daremos.

Luci asiente lentamente, sintiendo una leve sensación de alivio al ver que estos extraños no parecen ser una amenaza inmediata. Sin embargo, su instinto maternal la mantiene alerta.

— Está bien. Podemos compartir este refugio. Solo quiero mantener a mi hijo a salvo —dice Luci, su voz más firme ahora.

Tablos, Amore-Man y Lorena asienten, respetando la voluntad de la madre. Se instalan en un rincón de la cueva, manteniendo una distancia respetuosa de Luci y José. Aunque no conocen la historia de esta mujer y su hijo, comprenden que, en este momento, todos están unidos por el mismo deseo de supervivencia en medio del caos que se desarrolla en el exterior.

Victor, con una furia imparable, golpea a Nine Sharon en la espalda con una fuerza devastadora. El impacto es tan poderoso que envía a Nine Sharon volando a través del cielo, cruzando continentes hasta llegar a El Salvador, el país donde Victor vivía actualmente.

No dándose por vencido, Victor sigue a Nine Sharon con una velocidad aún mayor. Al alcanzarlo, Victor lanza otro golpe directo al estómago, propulsando a Nine Sharon a través de varias montañas. El tirano finalmente cae en un pueblo cerca de unas cuevas, el mismo lugar donde Luci y su hijo José se han refugiado.

Al aterrizar, Victor se da cuenta de la cercanía de su familia. La preocupación lo invade, pero sabe que cualquier indicio de vulnerabilidad podría poner a su esposa y a su hijo en peligro. Sin decir una palabra, se coloca en una posición de combate, sus músculos tensos y su mirada fija en Nine Sharon.

Nine Sharon, tambaleándose, se levanta lentamente del suelo, sus ojos llenos de ira y sorpresa. La batalla había llegado a un punto crítico, y ambos guerreros sabían que no podían permitirse ningún error.

Tablos Kamasashi, Lorena y Amore-Man, que habían estado en la cueva con Luci y José, salen al oír el estruendo y observan la escena con asombro. No comprenden del todo la conexión entre Victor y Luci, pero la presencia de Nine Sharon deja claro que la situación es extremadamente peligrosa.

Luci, con José en sus brazos, se esconde lo mejor que puede dentro de la cueva, tratando de mantener a su hijo a salvo. Sabe que su esposo está luchando no solo por su vida, sino también por la de ellos.

Victor, sin apartar la vista de Nine Sharon, siente la gravedad de la situación. Con su familia tan cerca, cada movimiento cuenta. La tensión en el aire es palpable mientras los dos adversarios se preparan para el enfrentamiento decisivo.

— Esta vez terminaré con esto de una vez por todas, Nine Sharon —declara Victor, su voz firme y decidida.

Nine Sharon sonríe con desprecio, levantando su energía para un contraataque. La batalla final está por comenzar, y ambos saben que el destino de muchos depende del resultado de su enfrentamiento.

Pero siente algo a su alrededor. Nine Sharon siente la presencia de otras dos energías además de su comandante, su mejor guerrera y el chico que trapea su nave. Al voltear y ver a Luci y a José, su rostro se ilumina con una sonrisa cruel.

- ¡Golpéenlos! - ordena a Lorena, Amore-Man y Tablos Kamasashi.

Sin dudarlo, los tres obedecen. Lorena y Tablos Kamasashi agarran a Luci y al bebé José, sacándolos de la cueva. José, al notar que su madre va a ser golpeada, comienza a llorar. Su llanto no es común; su energía se eleva descomunalmente, rompiendo todo límite conocido. Aunque es solo un bebé, su poder comienza a superar brevemente el de su padre y el de Nine Sharon.

Victor, sintiendo el aumento de poder de su hijo, actúa con una velocidad increíble. Golpea a Amore-Man con una fuerza devastadora, enviándolo volando hacia la cueva. Luego, con un rápido ataque de energía, explota la cueva, atrapando a Amore-Man en la explosión.

Sin perder un segundo, Victor se vuelve hacia Tablos Kamasashi y Lorena. Con una ráfaga de aire generada por su energía, los lanza lejos, liberando a Luci y a José de su agarre.

Victor se acerca rápidamente a su familia, tomando a José en sus brazos mientras Luci se aferra a él. El pequeño sigue emitiendo una energía sorprendente, pero Victor lo calma con una mirada y un suave susurro.

–Tranquilo, José. Estoy aquí -dice Victor, su voz llena de amor y determinación.

Nine Sharon, viendo cómo su plan de lastimar a la familia de Victor ha fracasado, gruñe con frustración y odio. Victor se pone de nuevo en posición de combate, su mirada fija en Nine Sharon.

- No permitiré que lastimes a mi familia. Este es el final para ti -declara Victor con una resolución inquebrantable.

La batalla final está a punto de alcanzar su clímax, con Victor dispuesto a hacer lo que sea necesario para proteger a los suyos y acabar con Nine Sharon de una vez por todas.

Victor y Nine Sharon se golpean directamente en el pecho, el impacto resonando como un trueno. Con una fuerza descomunal, Victor lanza un ataque solar directo al pecho de Nine Sharon, quien sale disparado hacia un muro de piedras, creando una pequeña explosión.

Victor camina hacia él, su mirada fija y decidida. Al llegar, lo observa a los ojos mientras prepara un ataque con sus dedos, listo para acabar con su vida.

Dime cuáles son tus últimas palabras - dice Victor con voz firme.

De repente, Lorena y Tablos Kamasashi, desde la distancia, lanzan un ataque que perfora los dos pulmones de Victor. El dolor es intenso, pero Victor se mantiene de pie, su determinación inquebrantable.

Nine Sharon se burla de Victor, una sonrisa cruel en su rostro. Con un movimiento rápido y preciso, golpea a Victor en el pecho, justo a la par de ambos pulmones. Victor escupe un poco de sangre, el dolor atravesando su cuerpo como un rayo.

Luci, viendo a Victor herido, intenta correr hacia él con su hijo José en brazos. Su corazón late con fuerza, la desesperación y el amor impulsándola a actuar.

Luci corrió desesperada hacia Victor, su hijo en brazos, al ver cómo Nine Sharon lo golpeaba brutalmente. La furia y la desesperación se mezclaban en su mirada. No podía permitir que Victor cayera ante semejante adversario.

Con una determinación feroz, Luci se lanzó hacia Nine Sharon. Su movimiento fue rápido y preciso, un golpe dirigido con toda su fuerza. El impacto fue suficiente para hacer que Nine Sharon soltara a Victor, quien cayó al suelo, respirando con dificultad.

"¡Victor!" gritó Luci, arrodillándose a su lado mientras su hijo observaba con ojos llenos de preocupación. "No te rindas, por favor."

Victor, con esfuerzo, levantó la mirada hacia Luci. "Estoy bien," murmuró, aunque su cuerpo mostraba las marcas de la batalla. "Gracias, Luci."

Nine Sharon, recuperándose del golpe, se levantó con una expresión de ira en su rostro. "Esto no ha terminado," dijo, preparándose para atacar de nuevo.

Luci se puso de pie, lista para proteger a su familia. "No permitiré que le hagas más daño," declaró con firmeza.

La batalla estaba lejos de terminar, pero con Luci a su lado, Victor encontró una nueva fuente de fuerza. Juntos, enfrentarían cualquier desafío que se les presentara.

La escena era desgarradora. Victor, con su último aliento, intentó levantarse, pero en cuestión de segundos, su vida se extinguió. Luci, con el corazón roto, sintió una ola de desesperación, pero no podía permitirse el lujo de detenerse. Nine Sharon, el traidor y ex amigo de Victor, seguía siendo una amenaza.

Con una furia nacida del dolor y la necesidad de proteger a su hijo, Luci se lanzó hacia Nine Sharon. Su golpe fue devastador, enviando al traidor volando hacia un árbol cercano. El impacto fue tan fuerte que el árbol tembló y las hojas cayeron como lágrimas.

Luci, con una mezcla de determinación y tristeza, dejó a su hijo José, de apenas unos meses de nacido, sentado en una piedra. "Quédate aquí, mi amor," susurró, acariciando suavemente su mejilla. "Mamá tiene que terminar esto."

Nine Sharon se levantó, tambaleándose, con una expresión de sorpresa y rabia. "¿Crees que puedes vencerme?" escupió, limpiándose la sangre de la boca.

Luci se preparó para el siguiente asalto, sus ojos brillando con una determinación feroz. "No permitiré que le hagas más daño a nadie," declaró. "Esto es por Victor."

La batalla continuó, cada golpe resonando con la fuerza de su amor y su pérdida. Luci sabía que debía ganar, no solo por ella, sino por Victor y por su hijo. La lucha era intensa, pero su determinación era inquebrantable.

El cuerpo de Victor, que yacía inmóvil, comenzó a levitar lentamente. Sus ojos se abrieron de golpe, brillando con una intensidad renovada. Una de sus manos se elevó, quedando a la par de su cabello, mientras la otra apuntaba hacia abajo. En su rostro se dibujó una sonrisa de orgullo, como si hubiera alcanzado una nueva comprensión o poder.

Luci, que estaba en medio de su enfrentamiento con Nine Sharon, se detuvo al ver la transformación de Victor. "¿Victor?" susurró, sin poder creer lo que veía.

Nine Sharon también se quedó paralizado, observando con incredulidad. "¿Qué es esto?" murmuró, dando un paso atrás.

Victor, ahora flotando con una gracia sobrenatural, miró a su alrededor. Su presencia emanaba una fuerza que parecía desafiar las leyes de la realidad. "Luci," dijo con una voz que resonaba con poder, "no estás sola en esto."

Con un movimiento fluido, Victor extendió su mano hacia Luci, y una energía cálida la envolvió, sanando sus heridas y dándole una nueva fuerza. "Juntos," continuó, "podemos vencer cualquier obstáculo."

Luci sintió una oleada de esperanza y determinación. Con Victor a su lado, sabía que podían enfrentar cualquier desafío. Nine Sharon, ahora enfrentando a ambos, comprendió que su derrota era inevitable.

El cuerpo de Victor flotaba en el aire, sus ojos brillando con una intensidad sobrenatural. Con una calma absoluta, colocó dos dedos en su frente, concentrando su poder en un punto infinito donde todas las posibilidades convergían. "Infernal Eternal," susurró, y una energía negra comenzó a expandirse a su alrededor.

La energía envolvió a Victor, Luci, y Nine Sharon, creando una esfera que se encogió rápidamente, minimizando los daños al entorno. Dentro de esta esfera, el espacio se transformó en un vacío infinito, un lugar donde no había posibilidad de escapar o moverse libremente. Un fuego infernal surgió de la oscuridad, llenando el espacio con su calor abrasador.

Nine Sharon, con su ira desatada, avanzó hacia Victor. Cada paso resonaba con una furia incontrolable. "¡No puedes detenerme!" gritó, su voz llena de odio. Pero Victor, con una sonrisa de confianza, observaba a su enemigo.

"Este es el fin, Nine Sharon," dijo Victor, su voz resonando en el vacío. "Aquí, en este espacio infinito, no hay escapatoria para ti."

Nine Sharon no podía creer lo que estaba sucediendo, pero su determinación no flaqueó. "¡Te destruiré!" rugió, lanzándose hacia Victor con toda su fuerza.

Victor, envuelto en su energía negra, levantó una mano y canalizó el fuego infernal hacia Nine Sharon. Las llamas lo envolvieron, pero su ira parecía darle una resistencia sobrenatural. A pesar del dolor, continuó avanzando, decidido a acabar con Victor.

La batalla en el espacio infinito era feroz. Cada golpe, cada movimiento, resonaba con una intensidad que desafiaba las leyes de la realidad. Victor y Nine Sharon estaban atrapados en un duelo de voluntades, donde solo uno podía salir victorioso.

Luci, observando desde la distancia, sentía una mezcla de esperanza y temor. Sabía que Victor tenía el poder para vencer, pero también comprendía la magnitud del desafío que enfrentaba. Su corazón latía con fuerza mientras observaba la lucha titánica.

El vacío infinito del "Infernal Eternal" se rompió de manera inesperada. Nine Sharon, con una fuerza descomunal, salió volando hacia la atmósfera terrestre. En su mirada se veía una determinación feroz mientras cargaba una supernova, una técnica devastadora que casi había acabado con Victor en el pasado.

Victor, al ver esto, recordó el momento en que Nine Sharon casi lo mató con esa misma técnica. La ira y la determinación se encendieron en su interior. "No esta vez," murmuró, mientras comenzaba a concentrar su energía en su técnica más poderosa: el "Blaster Solar".

Ambos combatientes, ahora en el cielo, se prepararon para lanzar sus ataques. La tensión en el aire era palpable. Con un grito de guerra, Nine Sharon lanzó su supernova, una esfera de energía ardiente que brillaba con la intensidad de mil soles. Al mismo tiempo, Victor desató su "Blaster Solar", una ráfaga de energía pura que brillaba con una luz cegadora.

Los dos ataques colisionaron en el cielo, creando una explosión de energía que iluminó el horizonte. Victor, sintiendo la presión de la supernova, aumentó su poder, elevándolo diez veces más. La energía de su "Blaster Solar" comenzó a consumir la supernova, absorbiendo su poder y creciendo en intensidad.

Nine Sharon, viendo cómo su ataque era devorado, gritó de frustración. Pero era demasiado tarde. La energía de Victor, ahora imparable, atravesó la supernova y se dirigió directamente hacia Nine Sharon. El impacto fue devastador, creando una explosión que resonó en todo el cielo.

Las moléculas del cuerpo de Nine Sharon comenzaron a desintegrarse bajo la fuerza del ataque de Victor. En cuestión de segundos, fue completamente aniquilado, su existencia borrada del universo.

Victor, flotando en el aire, observó el horizonte donde había ocurrido la explosión. Su respiración era pesada, pero una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. Había vencido a su enemigo más formidable, y el mundo estaba a salvo una vez más.

Luci, con su hijo en brazos, observó desde abajo, sintiendo una mezcla de alivio y orgullo. "Lo lograste, Victor," susurró, mientras una lágrima de alegría rodaba por su mejilla.

El cuerpo de Victor comenzó a temblar, y un derrame nasal cubrió sus labios mientras sus ojos sangraban. La intensidad del combate y el uso extremo de su poder habían cobrado un precio alto. Lentamente, descendió al suelo, sus fuerzas disminuyendo con cada segundo.

Luci, con el corazón en un puño, corrió hacia él, dejando a su hijo José en un lugar seguro. "¡Victor!" gritó, arrodillándose a su lado. "¡No te rindas, por favor!"

Victor, con una sonrisa débil, miró a Luci. "Lo logramos," susurró, su voz apenas audible. "Nine Sharon... ya no puede hacernos daño."

Luci tomó su mano, sintiendo la calidez que aún quedaba en su cuerpo. "Sí, lo hicimos," respondió, sus ojos llenos de lágrimas. "Pero no puedes dejarme ahora. Necesitamos que te recuperes."

Victor cerró los ojos por un momento, concentrándose en reunir las pocas fuerzas que le quedaban. "Luci... siempre has sido mi fuerza," dijo con esfuerzo. "Prométeme que cuidarás de José."

Luci asintió, su determinación renovada. "Lo prometo," dijo con firmeza. "Pero también prometo que haré todo lo posible para que te recuperes. No te dejaré ir tan fácilmente."

Mientras Luci buscaba ayuda, el cielo comenzaba a despejarse, y la paz volvía lentamente al mundo. La batalla había terminado, pero la lucha por la vida de Victor apenas comenzaba. Con el amor y la determinación de Luci, había esperanza de que Victor pudiera recuperarse y seguir adelante.

Luci, desesperada por salvar a Victor, llamó al director Rigor. En cuestión de minutos, Rigor, un hombre de unos 40 años con un porte imponente y vestido con su traje de gala, apareció. Al ver la situación, su expresión se endureció.

"Bien…" murmuró Rigor, evaluando rápidamente la escena. Con un movimiento de su mano, abrió un portal hacia el hospital de la Academia de Historia. La energía del portal brillaba con una luz azulada, prometiendo esperanza y sanación.

Rigor, aunque visiblemente molesto por la gravedad de la situación, tomó a José en sus brazos, asegurándose de que el bebé estuviera a salvo. "Vamos, Luci," dijo con firmeza. "No hay tiempo que perder."

Luci, con lágrimas en los ojos, levantó a Victor con cuidado. "Aguanta, Victor," susurró, mientras lo llevaba hacia el portal. "Te pondrás bien."

Al cruzar el portal, fueron recibidos por el personal médico de la academia, quienes rápidamente se hicieron cargo de Victor. Rigor, aún sosteniendo a José, observó con preocupación mientras los médicos trabajaban frenéticamente para estabilizar a Victor.

"Harán todo lo posible," dijo Rigor, tratando de tranquilizar a Luci. "Victor es fuerte. Saldrá de esta."

Luci asintió, su mirada fija en Victor. Sabía que la batalla no había terminado, pero con la ayuda de Rigor y la Academia de Historia, había esperanza de que Victor pudiera recuperarse y seguir adelante.

Un día completo había pasado desde la feroz batalla. Victor yacía en una cama del hospital de la Academia de Historia, su cuerpo envuelto en vendajes y conectado a diversos equipos médicos. La habitación estaba en silencio, salvo por el suave pitido de los monitores que registraban sus signos vitales.

Luci estaba sentada a su lado, sosteniendo su mano. Su rostro mostraba signos de cansancio, pero sus ojos brillaban con esperanza. José, su hijo, dormía tranquilamente en una cuna cercana, ajeno a la tensión que había envuelto a su familia.

El director Rigor entró en la habitación, su expresión seria pero con un destello de alivio en sus ojos. "Luci," dijo en voz baja, "los médicos dicen que Victor está fuera de peligro. Su recuperación será lenta, pero es fuerte. Lo logrará."

Luci asintió, sus ojos llenándose de lágrimas de gratitud. "Gracias, Rigor," susurró. "No sé qué habría hecho sin tu ayuda."

Rigor se acercó a la cuna de José y acarició suavemente la cabeza del bebé. "Somos una familia aquí en la Academia," dijo con una sonrisa. "Nos cuidamos unos a otros."

Victor, aunque aún inconsciente, parecía más tranquilo. Su respiración era regular y su semblante, aunque pálido, mostraba signos de recuperación. Luci se inclinó y le susurró al oído, "Te estamos esperando, Victor. Te necesitamos."

La luz del sol entraba por la ventana, llenando la habitación con una calidez reconfortante. La batalla había sido dura, pero con el apoyo de sus seres queridos y la fuerza de su espíritu, Victor tenía una oportunidad de recuperarse y seguir adelante.

Rigor, mientras observaba a José en la cuna, sintió una extraña conexión con el niño. A pesar de su resentimiento hacia la familia de Victor, algo en José le hizo reconsiderar sus sentimientos. Había una energía en el pequeño, un poder latente que, aunque no tan grande como el de Victor, era innegable.

Al notar una pulsera pequeña en la muñeca de José, Rigor frunció el ceño. "¿Y esto?" preguntó, levantando la pulsera para examinarla más de cerca.

Luci, aún sentada junto a Victor, levantó la mirada. "Es un prototipo," explicó. "Para que no pierda el control de sus poderes. José es muy joven, pero ya muestra signos de habilidades extraordinarias. Queremos asegurarnos de que esté seguro y que pueda aprender a controlarlas a medida que crezca."

Rigor asintió, comprendiendo la importancia del dispositivo. "Es una medida sensata," dijo, devolviendo la pulsera a su lugar. "El poder sin control puede ser peligroso, especialmente en alguien tan joven."

Luci sonrió, agradecida por la comprensión de Rigor. "Gracias por entender," dijo. "Queremos que José tenga una vida normal, o al menos tan normal como sea posible en nuestra situación."

Rigor miró al niño una vez más, sintiendo una mezcla de emociones. "José tiene un gran potencial," murmuró. "Quizás, algún día, pueda superar incluso a su padre."

La habitación quedó en silencio, llena de esperanza y promesas de un futuro mejor. Con el apoyo de Rigor y la Academia de Historia, Luci sabía que su familia tenía una oportunidad de sanar y prosperar.

Fin.