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Chapter 6 - Episodio 5: Un combate amistoso después de la tempestad.

Después de tres semanas de recuperación intensiva, Victor, Luci y José finalmente salieron del hospital de la Academia de Historia. El sol brillaba intensamente, y el aire fresco era un recordatorio bienvenido de la vida fuera de las paredes del hospital.

Victor, con una sonrisa en el rostro, respiró profundamente. "Es bueno estar afuera de nuevo," dijo, mirando a Luci y a su hijo. "Siento que finalmente tengo un poco de paz."

Luci sonrió, sosteniendo a José en sus brazos. "Hemos pasado por mucho, pero estamos juntos. Eso es lo que importa."

Victor asintió, su mirada fija en el horizonte. Una nueva cicatriz adornaba su rostro, una línea semi recta que iba desde su mejilla hasta la frente, pasando por su ojo izquierdo. Era un recordatorio permanente de la batalla que había librado y de la fuerza que había encontrado en su interior.

"Esta cicatriz," dijo Victor, tocándola suavemente, "es un símbolo de lo que hemos superado. No solo sobreviví, sino que también aprendí mucho sobre mí mismo y sobre lo que realmente importa."

Rigor, que los había acompañado hasta la salida del hospital, observó con una mezcla de orgullo y alivio. "Victor, Luci, José," dijo, "la Academia siempre estará aquí para apoyarlos. Han demostrado una fuerza increíble, y sé que seguirán haciendo grandes cosas."

Victor sonrió y extendió la mano hacia Rigor. "Gracias por todo, Rigor. No podríamos haberlo hecho sin ti."

Rigor estrechó la mano de Victor con firmeza. "Es un honor," respondió. "Ahora, vayan y disfruten de esta paz. Se la han ganado."

Con una última mirada al hospital, la familia se dirigió hacia su hogar, listos para enfrentar el futuro con renovada esperanza y determinación. La batalla había sido dura, pero juntos, sabían que podían superar cualquier desafío que se les presentara.

Mientras la familia de Victor se alejaba del hospital, tres personas se acercaron a ellos con una sonrisa. Eran tres humanos, cada uno con una historia única. Uno de ellos, un colombiano que había emprendido un viaje en busca de su pareja ideal, observó a Victor con curiosidad.

"¿Eres tú el salvador del universo?" preguntó, su voz llena de asombro y admiración.

Victor, aún con la cicatriz fresca en su rostro, sonrió con humildad. "Solo hice lo que tenía que hacer," respondió. "No soy un salvador, solo alguien que lucha por proteger a los que ama."

Los otros dos individuos, igualmente impresionados, asintieron. "Hemos oído hablar de tus hazañas," dijo uno de ellos. "Tu valentía y determinación son inspiradoras."

Luci, sosteniendo a José, sonrió a los recién llegados. "Victor es increíble," dijo con orgullo. "Pero no lo hizo solo. Todos jugamos un papel en esta batalla."

El colombiano, con una mirada de respeto, extendió la mano hacia Victor. "Es un honor conocerte," dijo. "Tu historia nos ha dado esperanza. Si alguna vez necesitas ayuda, cuenta con nosotros."

Victor estrechó la mano del hombre, agradecido por el apoyo. "Gracias," dijo. "La lucha por la paz y la justicia es algo que todos compartimos. Juntos, podemos lograr grandes cosas."

Uno de los recién llegados dio un paso adelante y se presentó con una sonrisa amistosa. "Me llamo Ushibaa," dijo, extendiendo la mano hacia Victor. "He oído mucho sobre ti y tus hazañas."

Victor estrechó la mano de Ushibaa, agradecido por el gesto. "Es un placer conocerte, Ushibaa," respondió.

Los otros dos también se acercaron, presentándose de manera más informal. "Yo soy Necross," dijo uno de ellos, con una inclinación de cabeza. "Y este es Javier," añadió, señalando a su compañero.

Javier asintió con una sonrisa. "Es un honor conocerte, Victor. Tu valentía es inspiradora."

Victor, Luci y José se sintieron rodeados de nuevas amistades y apoyo. "Gracias a todos," dijo Victor. "Es reconfortante saber que no estamos solos en esta lucha."

Ushibaa, Necross y Javier asintieron, mostrando su solidaridad. "Estamos aquí para ayudar en lo que sea necesario," dijo Ushibaa. "Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío."

Con estas nuevas alianzas formadas, Victor y su familia se sintieron más fuertes y preparados para lo que el futuro les deparara. La batalla había sido dura, pero con amigos y aliados a su lado, sabían que podían superar cualquier obstáculo.

Victor, con una sonrisa llena de energía, propuso un combate amistoso a sus nuevos amigos. "Necesito entrenar un poco," dijo, mirando a Luci. "¿Me das la cápsula que inventó Rigor con el poder del tiempo y espacio?"

Luci asintió y le entregó una pequeña cápsula que parecía una casa en miniatura. Victor la tomó y la lanzó al suelo. Al tocar una parte de la casa, esta se transformó en una estructura más grande, revelando una habitación especial donde el tiempo pasaba de manera diferente: una hora equivalía a un año, 20 días eran 5 semanas, y 20 minutos eran una hora.

"Vayan a la casa," dijo Victor a Luci. "Regresaré pronto."

En un vasto y misterioso lugar, la gravedad era tan intensa que hacía que la mayoría cayeran al suelo. Victor, Ushibaa, Javier y Necross se adentraron cautelosamente en esta dimensión extraña, sintiendo de inmediato la abrumadora fuerza que los empujaba hacia abajo.

La apariencia del entorno era surrealista: una casa que se extendía infinitamente en todas direcciones, con habitaciones sin fin, pasillos interminables y un ambiente diseñado exclusivamente para combates y entrenamientos. Las paredes, aunque reconocibles, parecían distorsionarse y alargarse, creando un laberinto infinito.

Ushibaa, Javier y Necross cayeron de rodillas, luchando por levantarse. Cada movimiento era una ardua batalla contra la fuerza invisible que los aplastaba. Sus rostros mostraban la tensión y el esfuerzo titánico que requería simplemente ponerse de pie. El sudor perlaba sus frentes, y sus músculos temblaban por el esfuerzo.

Victor, en cambio, permanecía de pie, caminando con una facilidad que desafiaba la comprensión de sus compañeros. Parecía inmune a la gravedad opresiva que dominaba aquel lugar. Con una calma y serenidad que contrastaban con el entorno hostil, avanzó unos pasos más, su mirada fija en el horizonte infinito.

De repente, sin previo aviso, Victor adoptó una postura de combate, sus músculos se tensaron y sus sentidos se agudizaron. La vastedad del lugar se extendía sin fin, dando la impresión de una dimensión alternativa, un mundo distinto donde las reglas de la física convencional no se aplicaban.

"Prepárense," dijo Victor con una voz firme y segura, "algo se aproxima."

Ushibaa y Javier Necross lograron finalmente ponerse de pie, aunque con gran dificultad, y se colocaron a ambos lados de Victor, preparados para enfrentar lo que fuera que se acercaba en aquella infinita y extraña casa dedicada exclusivamente al combate y al entrenamiento. La atmósfera estaba cargada de tensión, y cada rincón del lugar parecía vibrar con una energía anticipatoria, como si el mismo espacio estuviera esperando la batalla que estaba por comenzar.

En el vasto y misterioso espacio de la casa infinita, el combate comenzó con un movimiento fulgurante de Victor. Sin previo aviso, se lanzó hacia Ushibaa, Javier y Necross, sus golpes precisos y certeros.

El primer golpe de Victor impactó directamente en el pecho de Ushibaa, enviándolo hacia atrás varios pasos. El segundo golpe encontró el estómago de Javier, obligándolo a retroceder mientras intentaba recuperar el aliento. Necross, quien intentaba anticiparse a los movimientos de Victor, también recibió un impacto directo en el pecho, haciéndolo retroceder con un gruñido de dolor. El eco de los impactos resonó en el aire, amplificado por la extraña acústica del lugar.

Victor, en su elemento, se movía con una velocidad y precisión impresionantes. Cada golpe estaba calculado, diseñado no solo para causar daño, sino también para desestabilizar a sus oponentes. Los tres intentaron reponerse rápidamente, luchando contra la gravedad opresiva y el dolor de los golpes.

"¡Vamos, no se queden atrás!" exclamó Victor, su voz firme y desafiante. A pesar de la situación, había una chispa de motivación en su tono, empujando a sus compañeros a superarse.

Ushibaa, Javier y Necross intercambiaron rápidas miradas de determinación. Con gran esfuerzo, se pusieron de pie, sus cuerpos todavía temblando por el impacto. El desafío ante ellos no era solo físico, sino también mental: superar sus propios límites en un lugar donde la gravedad misma era un enemigo.

El combate continuó, con Victor atacando y sus compañeros defendiéndose y contraatacando como podían. La casa infinita, con sus pasillos y habitaciones interminables, se convirtió en un campo de batalla, testigo de un entrenamiento implacable y de la voluntad indomable de sus ocupantes.

El combate continuaba intensificándose, y Victor, demostrando su dominio absoluto, decidió llevar la situación al límite. Con una concentración extrema, sus manos comenzaron a brillar con una energía intensa y deslumbrante. De repente, en el centro de la sala, apareció una estrella de neutrones en miniatura, girando con una velocidad impresionante.

La gravedad en el lugar ya opresiva, comenzó a distorsionarse aún más bajo la influencia de la estrella de neutrones. La atracción gravitacional se intensificó, arrastrando a Ushibaa, Javier y Necross hacia su centro. Cada uno de ellos luchaba por mantener su equilibrio, sus cuerpos siendo tironeados en todas direcciones.

Victor mantenía el control, su mirada fija en la estrella de neutrones. Sabía que debía desestabilizarla con precisión. Con un movimiento decidido, amplificó la rotación de la estrella hasta el punto de no retorno. En un instante, la estrella se desestabilizó completamente, lanzando a todos al aire con una fuerza descomunal.

La explosión que siguió fue espectacular. Una onda de choque se extendió por toda la casa infinita, mandando a Ushibaa, Javier y Necross a volar por los aires. Mientras giraban y caían, una sonrisa se dibujó en el rostro de Victor, quien permanecía erguido en medio del caos, imperturbable.

Cuando la explosión se disipó y el polvo comenzó a asentarse, Victor miró a sus compañeros, ahora esparcidos por la habitación. Con una sonrisa tranquila, dijo: "Bueno, el entrenamiento ya terminó. Ya no hay necesidad de pelear."

Ushibaa, Javier y Necross, aunque exhaustos y algo maltrechos, no pudieron evitar sonreír también. Sabían que habían vivido un entrenamiento extraordinario, y la sensación de haber superado sus límites les daba una renovada fuerza y determinación. La casa infinita, testigo de su batalla, ahora parecía un poco más tranquila, pero la energía del combate todavía vibraba en el aire.

Cuando el polvo finalmente se asentó y la atmósfera volvió a una relativa calma, Victor miró a sus compañeros. Con una expresión seria pero tranquila, se dirigió a ellos.

"Debemos salir de aquí," dijo con firmeza. "Hemos hecho lo suficiente por hoy."

Ushibaa, Javier y Necross, todavía recuperándose del impacto de la explosión, asintieron. Sabían que Victor tenía razón. Este lugar, con su gravedad opresiva y su infinita extensión, no era un sitio donde quisieran quedarse más tiempo del necesario.

Victor se adelantó, caminando con la misma facilidad que había demostrado desde el principio. A pesar de la gravedad que aún parecía aferrarse a ellos, sus compañeros lograron ponerse de pie y seguirlo, aunque con más esfuerzo.

El grupo avanzó por los pasillos interminables de la casa infinita, buscando la salida. Cada paso los alejaba de la reciente batalla y los acercaba a la libertad. La sensación de peligro y tensión comenzaba a disiparse, reemplazada por un sentido de logro y compañerismo.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, alcanzaron lo que parecía ser la salida. Victor se detuvo, miró a sus compañeros y, con una sonrisa de satisfacción, empujó la puerta, permitiendo que la luz del exterior inundara el espacio.

"Vamos, es hora de irnos," dijo, dando un paso hacia la luz.

Ushibaa, Javier y Necross lo siguieron, agradecidos por la guía de Victor y por haber superado juntos el desafío. Mientras dejaban atrás la casa infinita, sabían que este entrenamiento había fortalecido no solo sus cuerpos, sino también su espíritu de equipo.

Cuando Ushibaa, Javier y Necross salieron por la puerta, respiraron aliviados al sentir la gravedad normal del exterior. Sin embargo, Victor se detuvo un momento antes de seguirlos, sintiendo una presencia inquietante detrás de él. Giró la cabeza y, a lo lejos, en la penumbra de la casa infinita, vio un ojo gigantesco que lo observaba.

El ojo, ominoso y lleno de una inteligencia desconocida, parpadeó lentamente, como si evaluara a Victor. A pesar de la inquietud que esto le causaba, Victor mantuvo su compostura, devolviendo la mirada sin parpadear. Sabía que este no era el momento para investigar más, pero hizo una nota mental de este fenómeno.

Finalmente, Victor dio media vuelta y salió por la puerta, uniéndose a sus compañeros. Cerró la puerta tras de sí, sellando momentáneamente el misterio dentro de la casa infinita.

"Vamos," dijo, sin revelar lo que había visto. "Tenemos que seguir adelante."

Ushibaa, Javier y Necross asintieron, todavía recuperándose del entrenamiento pero listos para lo que viniera. Mientras se alejaban de la casa, Victor no pudo evitar pensar en el ojo que lo había observado, sabiendo que ese enigma tendría que ser resuelto en otra ocasión. Por ahora, se enfocó en sus compañeros y en la próxima etapa de su viaje juntos.

Mientras se alejaban de la casa infinita, Victor se detuvo una vez más. Mirando la estructura que se extendía en el horizonte, extendió su mano y, con un gesto preciso, comenzó a encoger la casa. La vasta construcción comenzó a reducirse rápidamente, como si obedeciera a su voluntad.

Ushibaa, Javier y Necross observaron con asombro mientras la casa infinita se encogía hasta convertirse en un pequeño objeto, similar a un juguete. Victor lo recogió cuidadosamente y lo guardó en sus manos, una expresión de satisfacción cruzando su rostro.

"Esto nos servirá para más entrenamientos," dijo Victor, guardando la pequeña casa en su bolsillo.

El grupo continuó su camino hacia el hogar, la sensación de logro y camaradería envolviéndolos. Después de un día lleno de desafíos y descubrimientos, finalmente llegaron a su casa, un lugar de descanso y recuperación.

Victor colocó la diminuta casa en un lugar seguro y se dirigió a sus compañeros. "Descansen bien. Hoy hemos superado nuestros límites, pero mañana será otro día para seguir mejorando."

Ushibaa, Javier y Necross asintieron, agradecidos por la oportunidad de descansar y recargar energías. Cada uno se dirigió a su respectiva habitación, mientras la tranquilidad de la noche los envolvía.

Victor, antes de retirarse, miró una vez más la diminuta casa. Sabía que contenía más misterios de los que había revelado ese día. Pero por ahora, estaba contento con el progreso y con la promesa de futuras batallas y entrenamientos. Cerró la puerta de su habitación, listo para un merecido descanso.

Fin.