El mundo se detuvo ante mis ojos, un cielo despejado y claro pero manchado de un suave color naranja, sin smog ni alguna contaminación lumínica y ambiental que estropeara las vistas del cielo.
Tan hermoso que me costaba creerlo.
A mi izquierda podía ver a niños vestidos con tela y lana toscas jugando con palos de madera, jugando a ser espadachines y caballeros al mandato del rey que se disponían a la aventura pero uno de esos niños: Destacaba como un pulgar dolorido, su cabello azul y ojos rojos como la sangre que sonreía con ferocidad y vivacidad, su actitud temeraria y salvaje que contagia a los demás niños a su alrededor mientras agitaba el palo de madera con orgullo.
Ese niño me recordaba inquietantemente a un personaje de una anime en particular, un personaje con una suerte tremendamente mala.
Volviendo mi mirada a los cielos veo como el sol se oculta, en eso escucho a alguien llamar por el nombre de Niall. Lo ignoró a favor de estar perdido en mis pensamientos acerca de cómo reencarne repentinamente en este mundo medieval sin saber porque y como, si por las estructuras de las casa de paja y madera fueran una indicación de la época en la que me encontraba.
Pero en eso siento a alguien jalarme las orejas con dureza, inevitablemente siento como mis ojos se ponen llorosos, con dificultad veo al causante quien resultó ser una mujer de mediana edad mirándome molesta con el ceño fruncido.
—Niall, ¿Por qué me ignoras? Tú mocoso desagradecido.— Mientras me seguía regañando, inevitablemente no pude evitar perderme nuevamente en mis pensamientos mientras seguía jalando mi oreja.
Mi pasado y mi nombre anterior eran confusos.
Recordar momentos íntimos como mi primera borrachera con mis amigos, reuniones simples y cotidianas con mis padres y familia eran vagos, sus rostros eran borrosos pero los sentimientos que evocaban esos recuerdos los podía sentir vívidamente, esta amnesia era molesta, se sentía como si una niebla estuviera presente en mi mente dejándome incapaz de discernir los detalles de mis memorias.
Estando sumergido en mi mente no tome en cuenta de que deje de sentir el jalón de orejas y hubiera seguido perdido en mis pensamientos si la mujer extraña no me hubiera golpeado ligeramente la frente.
—Ay— Un grito agudo salió de mis labios sin querer, pero con eso también vagos recuerdos fluyeron a mi, cuando me refiero vagos es porque eran realmente vagos y surrealistas en algunas cosas.
Las memorias vinieron a mi y con ello, la identidad de esta extraña y molesta mujer como también la identidad de este cuerpo y su historia hasta el momento.
Con esta información le eché un ojo a la mujer en cuestión que me miraba molesta.
Cabello castaño oscuro ondulado y ojos verdes que normalmente serian hermosos pero que están opacados por esa mirada muerta, su rostro ovalado pero con una gran cicatriz que pasaba la mitad de su nariz y rastro, vestida con un túnica de lana verde claro con algunos bordados simples junto a una capa marrón corta que estaban sujetos por broches en sus hombros, y un cinturón con una hebilla de plata que sujetaba discretamente una daga, sin duda alguien atractiva con un encanto feroz para alguien que parece estar en sus cuarenta-
Instintivamente cubro mis partes nobles.
—Pensaste en algo grosero.— Me miró fríamente, sentí como ella estaba tentada a castrarme con su daga por su mano que rozaba ligeramente el arma que descansaba en su cinturón.
Inmediatamente niego con la cabeza desesperadamente, en eso noto como los niños que jugaban, incluso el vivaz y valiente niño de cabello azul; se retiraron silenciosamente de la escena, como si quisieran evitar ser enredados en mi situación.
En su huida, juro que ví los labios del niño de cabello azul decir: "Buena suerte hermano".
—...pequeños bastardos…— No pude evitar susurrar con molestia como mis compatriotas masculinos me dejaban a mi suerte contra esta mujer peligrosa.
—¡Bah! Lo que sea, mas te vale no ignorarme otra vez mocoso.— Chasqueó la lengua mientras miraba a lo lejos a los niños que "escaparon" de ella, una mueca de disgusto se formó en su rostro por un momento cuando se percató de la inusual mirada de un cuervo que rondaba por el lugar.
—Aunque tu madre te dejo a mi cuidado, no dudaré en abandonarte a tu suerte si me eres una verdadera molestia.— Declaró con finalidad mientras volvía su mirada a mi y entrecerraba sus ojos esmeraldas, mirando mis ojos y esperara a que dijera algo estúpido para terminar con todo esto.
Solo pude asentir suavemente mientras aceptaba sus palabras, a lo que ella soltó un bufido para luego comenzar a marcharse, pero en eso se detiene y me hace un gesto para que la siga, cosa que hago pero en el trayecto no pude evitar apreciar la vista de todo el pueblo en el que me encuentro ahora.
Señores vestidos con túnicas de lino y lana pastoreando a su ganado, otros a lo lejos simplemente cultivan lo que parecería ser cereales en los campos. Lo común de un típico pueblo tranquilo en un mundo de fantasía sin semihumanos o algo similar, solo jóvenes levantando troncos y pesados sacos de cereal que podrían necesitar la ayuda maquinaria para moverlos con suma facilidad, aunque este no era un mundo de fantasía sino el pasado.
"La realidad puede ser más sorprendente que la ficción" Cuánta razón puede tener esa frase en estos momentos, sin duda sorprendente.
Pero a todo eso no pude evitar notar lo animado que era el pueblo con los niños correteando y jugando con los perros que habían por aquí y por allá, jóvenes y adultos hablando y riendo sin preocuparse por los conflictos o guerras, sin duda un lugar pacifico en el que vivir.
Aunque de alguna manera, estas vistas se parecían a las que uno vería en un mundo medieval en los mangas de fantasía, pero.
Esto es Irlanda.
Según los recuerdos algo vagos que vinieron a mi, esta es la Irlanda de la edad de hierro del Ciclo Úlster si la presencia de cierto niño de cabello azul no significa algo, el pueblo donde me encuentro es Dún Dealgan, capital de Louth, un lugar pintoresco aun cuando las casas estaban hechos de madera, paja, barro para los campesinos y piedras en algunos casos para la gente más acomodada y adinerada del pueblo.
Como lo se? Dile gracias a los recuerdos de este cuerpo infantil.
Si, no me siento muy cómodo usando el cuerpo usurpado de un niño inocente, no me deja un buen sabor de boca. Pero tampoco puedo decir que le importe mucho que ocupe su cuerpo y vida si sus recuerdos recientes no demostraran algo: Padres muertos debido a los conflictos que había por todo el Úlster.
Su padre, un soldado al servicio del rey Conchobar, muerto en batalla en una de las tantas guerras que habia; y su madre muerta al protegerlo camino a este pueblo debido a un ataque furtivo de soldados rezagados de algún reino hostil al Úlster, por suerte uno de los mercenarios que escoltaban a un grupo de refugiados, se apiado de "mi" madre y aceptó su petición de cuidarme y criarme.
Si, la mujer que está al frente mio guiando el camino y que está ganando atrayendo a los hombres de este pueblo es el curtido guerrero y mercenario que acepto la peticion de "mi" fallecida madre, debido a ello tuvo que separarse de su banda de mercenarios para criarme en el pueblo de Dún Dealgan hasta que fuera capaz de valerme por mi mismo.
Hasta entonces ella tiene que soportarme, cuidarme y criarme, cosa que veo que comienza a arrepentirse si sus miradas amenazantes y molestas a todo hombre que se acerque a más de 3 metros de ella para cortejarla fuera algo que señalar. Realmente su mirada deja acobardado a todo hombre que se le acerca, aunque me parece gracioso como separa a la multitud masculina como si fuera el mar rojo que abre Moises.
Debido a eso, sin querer no pude evitar burlarme de ella.
—Jeh, a este paso serás una solterona.— Apenas murmure eso, un gran puño a toda velocidad se dirigía a mi cara y lo siguiente que vi fue oscuridad completa.
.
Dolor, siento mucho dolor en mi cara.
Apenas abro los ojos, el dolor me invade y una parte de mi vista está obstruida por lo que parece ser una hinchazón en mi ojo izquierdo.
En eso me doy cuenta de que estoy en una cama de paja y a lo lejos escucho pasos, mirando a mi alrededor esto parece ser una pequeña habitación pero el tragaluz que está arriba de la puerta revela que esto es una casa pequeña, una muy pequeña casa de madera con techo de paja. Con el crujir de la puerta veo como la mujer ex mercenaria aparece detrás de la puerta de madera con un cuenco de lo que parece ser sopa en una mano mientras que en la otra tenía una taza que rebalsaba cerveza espumosa.
Veo silenciosamente como pasa de mi y se sienta a un lado a comer tranquilamente su sopa y beber la cerveza.
La miró fijamente durante unos minutos con mi cara hinchada con un moretón en mi ojo izquierdo hasta que parece que ella se cansó al romper el silencioso ambiente entre nosotros.
—¿Quieres?— Agita ligeramente el cuenco.
A lo que asiento con fervor.
—Entonces ve a preparar tu propia comida mocoso. Está es mi comida.— Sorbió efusivamente su sopa con gran vigor, mientras me daba una mirada condescendiente.
Viendo su actitud, solo pude suspirar cansadamente. De alguna manera presiento que ella no preparo esa sopa…y que esa sopa no estaba destinada a ella-
Un momento, cuál era el nombre de esta ex mercenaria? Nunca la escuché decirme su nombre, ni siquiera en los recuerdos de este cuerpo lo mencionó.
—Una pregunta.— Le digo con cuidado y sin sonar irrespetuoso por algún extraño motivo, no quiero ser noqueado por un puñetazo otra vez.
—Ya lo hiciste.— Respondió mordazmente mientras bebía su cerveza.
—¿Cual es tu nombre?— Le pregunto, ignorando su comentario anterior.
Pero ella se queda callada por unos instantes, desde la cama de paja la veo dudar un poco antes de soltar la respuesta.
—...Morrigan. Mi nombre es Morrigan mocoso.— La duda y el conflicto se grabaron en su rostro mientras me decía su nombre.
A lo que sólo pude mirarla curioso, cosa que no le gusto al ver como su expresión se agraviaba.
—¡¿Algún problema?!— El crujido de sus puños resonaron por toda la casa, preparados para brindar un puñetazo. Su mirada era intensa y muy molesta, cosa que me sorprendió.
—N-No, solo me pareció curioso, nada más.— Levante las manos para indicarle que se calmara.
Ella desvió su mirada y el silencio volvió a reinar la casa, poco después ella dejó el cuenco de sopa a un lado antes de beber de un solo trago toda su cerveza y dejar la sopa a medio comer para luego marcharse.
Sólo pude mirarla silenciosamente mientras se retiraba y cerraba de un portazo la puerta, con destino quién sabe dónde.
Mirando por el pequeño tragaluz, vi que ya era de noche afuera dejándome confundido a donde se irá pero el interés sobre su destino se esfumo…por el momento, estaba solo con algo de privacidad y tiempo para reflexionar sobre mi situación.
Pero en eso mi estómago gruñó y no pude evitar mirar la sopa a medio comer.
—Bueno, si ella no se lo come, yo lo haré.— Con una sonrisa saltó de la cama de paja para tomar el cuenco y tomar un sorbo.
No pude evitar gemir de alegría al sentir los fuertes y agradables sabores de la sopa, silenciosamente agradecí al cocinero que hizo esta delicia, y pensar que habría rica comida en estos tiempos.
Sumamente metido en la comida apenas me percate de que algo entró en la casa.
—Crá-Crá— Pude oír el graznido cerca mio, asustado dejé caer el cuenco de sopa que por fortuna logré atrapar antes de que se derramara al suelo.
Molesto dirigí una mirada intensa a la cosa que me asustó y casi hace perder mi comida, pero esa molestia se transformó en curiosidad al ver a un cuervo parado en el tragaluz mirándome curioso hasta que saltó piso de madera y dar pequeños brinquitos hasta estar a unos 5 metros de mi.
Volvió a graznar.
Un ceño fruncido se formó en mi al no entender porque ese cuervo se metió a esta casa, por lo que hice lo único que se me ocurrió.
Deje con cuidado el cuenco a un lado y salte hacia el cuervo para atraparlo.
Falle pero el cuervo no se fue asustado como imagine si no que voló ligeramente sobre mi por un momento, observando con interés antes de aterrizar cerca de mi cuenco de sopa. Algo dentro de mi comenzó a temer lo peor, vi como el cuervo comenzaba a picotear curioso el cuenco hasta que asomó su pico en la sopa y lo sorbió, antes de soltar un graznido disgustado y derramarlo.
—¡Mi comida!— Mis temores se hicieron realidad, ese maldito cuervo desperdicio una buena sopa.
Apreté los puños mire furioso al ave que miraba divertida mi reacción.
—Maldito pajarraco, espera a que ponga mis manos en ti. Porque haré de ti un delicioso pollo rostizado.— Gruñí molesto.
La maldita cosa graznó divertida.
Sin pensar tome el cuenco vacío y lo lance al cuervo, este voló esquivando fácilmente el proyectil y graznó en lo que parecía una risa pero no se espero a que saltara para tomarlo desprevenido.
Lo tomé de sus patas y con rapidez envolví al cuervo en mis manos. Mientras lo tenía sometido, lo mire con malicia y hambre pero note una conducta del ya inusual cuervo, no presentaba miedo o pánico, solo calma e interés.
A lo que solo pude rechistar y soltarlo.
El cuervo planeó antes de aterrizar suavemente en el piso de madera antes de tomar vuelo hacia el tragaluz, se detuvo y volvió su mirada hacia mí inclinando su cabeza confundido.
—¿Qué? Vete antes de que cambie de opinión, pajarraco.— Rechiste al ver como el cuervo solo negó con la cabeza antes de tomar vuelo en la fría noche.
Me quedé mirando el tragaluz por unos momentos más hasta volver mi mirada a la sopa derramada.
—Ahora que comeré…eh?— Comencé a maldecir a ese pajarraco hasta que noté algo extraño.
Bayas y frutos silvestres que descansaban en la cama de paja
—Eso no estaba ahí antes…a menos.— Mientras pensaba, mecánicamente dirigí mi mirada hacia el tragaluz donde se fue el extraño cuervo. —...oh mierda.— Maldije cuando una idea loca pasó por mi mente.
Parece que tuve un encuentro con un dios en mi primer día, eso o simplemente era un cuervo mágico extraño, capaz un druida con la capacidad de transformarse en cuervo…si eso, probablemente sea eso y no una divinidad.
No pude evitar reír incómodamente, inconscientemente toqué mi ojo izquierdo.
—Auch.— Me arde pero afortunadamente la hinchazón parece que comenzó a disminuir.
Me quejé un poco por la herida pero dejando eso de lado junto al hecho de que pude o no haber amenazado a un dios sobre convertirlo en pollo rostizado, volví al tema apremiante hasta el momento.
¿Qué haré en este mundo?
¿Cual es mi propósito?
¿Cual es mi meta en esta vida?
Aunque tener una meta soluciona las dos otras preguntas, eso no impide que esté en blanco.
Sin más me eché en la cama de paja y comencé a comer las bayas y frutos que había, mientras saciaba mi hambre no pude evitar pensar en el niño de cabello azul.
Cú Chulainn
El mayor héroe de la mitología celta y el equivalente de Heracles en Irlanda.
¿Me hago su amigo?
Intentar ser amigo de Cú Chulainn no es tan realista, el solo me tomaría como un conocido a lo mucho y para ser considerado su amigo tendría que ser un curtido guerrero que respete. Pero ser un guerrero en estos tiempos inevitablemente me llevara a morir en una de las tantas guerras que se libra, morir como "padre" lo hizo sería básicamente mi destino como el de muchos guerreros.
¿Lo ignoro y sigo mi vida como un campesino común y corriente?
No, si me quedo como un campesino estaría a merced de otros involucrados. "Mi madre" y los refugiados son una prueba de que aunque no tengan nada que ver en los conflictos del Úlster, inevitablemente me veré afectado como una baja civil.
¿Me alejo de todo el conflicto que rodea Irlanda al mudarme a un lugar recóndito?
Puede funcionar hasta cierto punto.
¿Qué hago?
—¡Agh! Realmente odio tener que pensar en cosas complicadas.— Me revolví el cabello con frustración.
Hice una pataleta por unos momentos antes de cansarme y quedarme mirando profundamente el techo de paja como si esta tuviera las respuestas a mis problemas, pero obviamente no las tenía ni había.
Mirando por un buen rato el techo, mis ojos comenzaron a adormecerse por el cansancio, estando a punto de cerrar los ojos por el sueño una vaga imagen de alguien apareció en mi mente, como una respuesta a las preguntas que me hice.
De entre el techo de paja una parte de esta cayo y dejo al descubierto el cielo estrellado, inconscientemente extendí mi mano hacia las estrellas, hacia el infinito espacio sin límites, como si pudiera atraparlas con mi pequeñas manos.
—Ser el más fuerte.— Murmure esas palabras sin darme cuenta antes de caer dormido.
.
Con un fuerte portazo, una mujer de cabellera castaña salió molesta de una casa de madera y paja en plena noche sin un rumbo fijo.
Pisadas fuertes resonaron por donde pasaba la molesta mujer y con ello, los pocos pueblerinos que paseaban por la noche inmediatamente se retiraron a cualquier lugar que no estuviera ella.
Absorta en sus pensamientos, Morrigan no se percató de un curioso cuervo que sobrevolaba cerca de ella.
—Oi, Morrigan, ¿problemas con el mocoso?— Fue ahí que una fuerte voz llegó a oídos de la peli castaña quien dio una mirada que prometía romperle los huesos a quien la interrumpió.
Pero la persona que lo llamó lo desestimó con una estruendosa risa, haciéndole gestos animados para que se acercara. A lo que ella solo resoplo y camino como un matón hacia la persona.
Dicha persona era un viejo señor fornido con una espesa barba negra salpicada de canas, muestra de su avanzada edad. Llevaba puesta una túnica ceremonial de druida de alto estatus, que apenas lograba contener sus músculos. La túnica, adornada con algunos detalles de plata, estaba manchada por la cerveza que se escapaba de su tarro en mano. A sus pies, descansaba un barril
—Cathbad. Veo que aun respiras, viejo imbécil.— Resopló Morrigan con desdén hacia al fornido anciano, quien solo palmoteo alegremente el hombro de la molesta mujer.
—Vamos, vamos, Morrigan. No seas tan amargada con un viejo conocido. Burrrp. Jajaja.— Bramo con una sonrisa mientras soltaba un eructo y luego reía con ganas, para disgusto de Morrigan.
Esta interacción sorprendió a las pocas personas que rondaban por el pueblo, anonadados por la actitud del anciano druida ante la temible mujer que irradiaba un aura de muerte a su alrededor.
—Ven Morrigan, acompaña a este viejo saco de huesos a ahogar las penas con una deliciosa cerveza.— Sonrió con sorna mientras daba ligeros golpecitos a su musculoso pecho tatuado lleno de cicatrices.
—Bien.— A lo que ella solo resopló ante la clara burla de su edad.
—Pero me quedo con todo el barril.— Sonrió con malicia mientras tomaba el barril de cerveza y lo cargaba sobre sus hombros con facilidad ante el estupefacto Cathbad.
Esto congeló al alegre druida, quien algo nervioso intentó negociar con Morrigan.
—Vamos querida Morrigan, que tal un 50-50, algo justo no?— Persuadió con una voz melosa ante la mujer que se estaba retirando con el barril a cuestas.
Sin embargo, las negociaciones y posteriores súplicas del fornido anciano cayeron en oídos sordos.
Cerca del lugar, descansando sobre uno de los techos de paja de las tantas casas se encontraba un cuervo que miraba atentamente a Morrigan y a Cathbad. Aunque el cuervo no expresara emociones debido a su falta de rostro, sus ojos eran…complicados mientras observaba la figura cada vez más distante de Morrigan.