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Chapter 2 - Capítulo 2: La desaprobación de Morrigan.

Bosque, Cercano al pueblo de Dún Dealgan, Irlanda

En un lugar apartado del bosque atardeciente pero cerca del pueblo de Dún Dealgan, el sonido del choque de madera resonaba estruendosamente por las cercanías del bosque hasta que el sonido de la madera golpeando la carne llegó junto a unos gritos agudos de dolor, las aves circundantes salieron volando asustados por el fuerte ruido.

Quien soltó el grito fue un niño de cabello castaño oscuro y ojos celestes, vestido con una túnica de lino sencilla y unos zapatos de cuero, sucios por la tierra y mugre. Su rostro antes tierno y suave se encontraba hinchado y sangrante por las constantes palizas que recibía de la figura imponente que se alzaba ante él de forma amenazante.

Dicha figura imponente como una montaña inamovible era nada menos que Morrigan, su "madre adoptiva" y ahora maestra en el arte del combate, si las espadas de madera que sostenían eran una indicación; pero no hay que centrarnos en eso.

El rostro de Morrigan estaba distorsionado por la ira mientras veía la actitud lamentable y lastimosa del niño tirado frente a ella.

Sin lugar a dudas esto podría considerarse maltrato o hasta abuso infantil por parte de ella hacia pequeño Niall que se encontraba sollozando en silencio mientras intentaba levantarse fallidamente ante los gritos de Morrigan, pero, las razones de todo esto se remonta a hace 7 horas atrás.

Pueblo de Dún Dealgan, Irlanda, unas 7 horas atrás

—...el más fuerte…*ZZZ*...seré el más fuerte…*ZZZ*...seré- ugh, aire…necesito aire.— 

Mientras un joven niño dormía pacíficamente en una cama de paja, un fuerte brazo comenzó a estrangularlo ocasionando que se despierte abruptamente en busca de aire mientras sus ojos se ponen saltones.

—...oso, jabalí, carne deliciosa…*ZZZ*...ternera, suave…*ZZZ*...pescado…ugh, odio el pescado…*ZZZ*— 

La responsable de esto era una durmiente Morrigan que estaba a un lado de Nail, dicha mujer estrangulaba al pequeño Niall con sus delgados pero poderosos brazos. Su cara tonta mientras la baba se derramaba de su boca al soñar con carne, era simplemente desconcertante para su víctima que perdía la conciencia a cada segundo que pasaba.

Desesperadamente Nail pataleo y se retorció en la férrea llave en la que estaba sometido, hasta que no pudo más que dar solo rápidas palmadas al brazo de Morrigan.

Por un momento el brazo de la durmiente mujer se tensó, para consternación del morubundo Niall; hasta que se suavizó y dejó espacio para que el niño recuperara el aliento de la vida. Su rostro previamente morado comenzó a recuperar sus colores naturales.

Con cuidado Niall intentó salir del agarre firme pero suave de Morrigan, solo que el crujido de la madera fue lo suficientemente fuerte como para despertarla.

Ella abrió inmediatamente los ojos, alertas ante posibles amenazas; buscando peligros pero al no encontrar nada estos posteriormente se fijaron en el niño en sus brazos(estrangulamiento suave y cariñoso).

—Buenos días, Morrigan.— Con una sonrisa forzada saludo a su cuidadora pero cuando ella abrió la boca, un pestilente olor llegó a la nariz del niño, lo que inevitablemente hizo que hiciera una mueca de asco y su boca se abriera automáticamente.

—Vaya aliento, acaso comiste estiércol o algo asi?—

Grave error.

Sus ojos anteriormente alertas pero que se suavizaron al verlo, sin que Niall se diera cuenta; se enfriaron rápidamente cuando escuchó su comentario final.

.

Con un lindo amanecer, los habitantes de Dún Dealgan se preparaban para el día tranquilo y pacifico que llego, pero entre esos habitantes estaba un niño peculiar de cabellera azul que bostezaba mientras pasaba por el pueblo, vestido con una tunica de lino de color verde y sandalias. Colgando de su hombro había una rama con una cuerda atada a un extremo y un balde de madera en la otra mano.

Era Setanta. Hijo de la deidad que gobernaba sobre el sol y miembro de la familia Danann, Lugh, y una mujer mortal, Deichtine, hermana menor de Conchobar mac Nessa.

Quien saludaba a las personas que veía con una sonrisa somnolienta, pero en su camino a pescar al río más cercano pasó por cierta casa.

Sus instintos le gritaron peligro repentinamente.

Dio un salto hacia atrás, y fue ahí que una mancha borrosa pasó velozmente frente suyo.

Setanta quedó confundido y desconcertado.

—Oi mocoso, puedes repetirlo otra vez?— Un crujido de huesos llegó a oídos de Setanta y posteriormente un escalofrío recorrió su cuerpo.

Ahí fue que vio salir a una mujer de cabellera castaña y profundos ojos esmeraldas salir de una puerta destrozada por donde la mancha salió volando hace poco.

Las venas abultadas en sus brazos y cara con cicatriz, intimidaba a las personas cercanas que presenciaban tal espectáculo, incluso Setenta que era conocido por su valentía y bravura se encogió de miedo ante la presencia de temible mujer.

Era como si en lo profundo de su ser le advirtiera, un mensaje que en su sangre le transmitía: "las mujeres enojadas son peligrosas".

Fue con un gemido dolorido que Setanta salió de su estupor.

Vio a un niño que parecía tener la edad de Setanta, tirado en el suelo tocándose la cabeza con mueca de dolor pero que rápidamente se convirtió en miedo al ver como la molesta mujer se acercaba a él.

Por un momento en la desesperación del niño su mirada se posó en Setanta.

Esperanza y anhelo.

Fueron las emociones que Setanta vio en los ojos del niño lo que lo incomodó pero eso no fue todo ya que rápidamente el niño se puso detrás de él y con eso la mujer furiosa dirigió su mirada ardiente sobre Setanta.

—Mocoso hazte a un lado o sufre con él.— Declaró con frialdad a Setanta, quien mira vacilante al niño detrás suyo. 

Conflictuado de lo que hará no se dio cuenta de que el niño a quien se vio obligado a proteger comenzaba a maquinar algo y antes de que pueda dar una respuesta…alguien se le adelantó.

—Jamás vieja bruja.— El niño que antes estaba aterrorizado por la mujer frente a ellos, inexplicablemente dio un paso al frente con valentía, dejando impresionado a Setanta por su coraje pero esa impresión se fue al traste poco después con sus siguientes palabras. 

—Este de aquí es mi amigo, y si sufro, el lo hara conmigo porque somos amigos.— Con un brazo atrajo a Setanta a su lado con una gran sonrisa. 

El rostro de Setanta se oscureció.

El hijo de la luz comenzó a arrepentirse de mostrar indecisión ante el niño a su lado quien audazmente proclamó que eran amigos y lo condenaba junto a él a un castigo inmerecido

"¡¡Ni siquiera te conozco!!" Quiso objetar Setanta pero sus palabras quedaron ahogadas por la mirada cada vez mortal de la mujer, sus ojos se oscurecieron por su cabello castaño por un momento.

Las lugareños que vivían cerca y que pasaban, inmediatamente miraban a otro lado, ignorando lo que sucedia a favor de no incitar la ira de tal mujer hacia ellos. Un niño que acompañaba a su madre le preguntó porque esa mujer lastimaba a esos niños, pero la madre solo le dijo que nunca se acercara a ellos y rápidamente se alejaron.

—Está bien.— Sorprendentemente ella los miró con serena y tierna sonrisa, mientras sus ojos se cerraban mientras parecía percatarse de la madre que se había alejado con su hijo.

Los instintos de Setanta se volvieron locos y un escalofrío recorrió el cuerpo del otro niño a su lado.

El hermoso pero intimidante rostro de la mujer se suavizó y con "delicadeza" posó sus manos en los hombros de ambos niños quienes hicieron una mueca de dolor.

—Me alegra de que tengas un amigo Niall, pero intentar usarlo como escudo de forma tan cobarde me parece algo despreciable de tu parte.— Su suave sonrisa no desapareció mientras la mueca de dolor de tanto Setanta como del niño a su lado ahora conocido como Niall, empezaban a intensificarse..

Setanta se lamentaba y se preguntaba "Si es el caso, ¡¿Por qué me siguen involucrando?!" pero sus quejas no fueron respondidas.

—¡Oh! Setanta, por fin te encuentro.— Y como si fuera un milagro enviado por los dioses, apareció una hermosa mujer de cabellera roja y labios seductores, vestida con una bonita túnica de lana verde lima con algunos accesorios de plata y oro. 

Esto por supuesto tomó desprevenidos a los tres.

Pero esa sorpresa pronto se convirtió en alegría para ambos niños, para insatisfacción de la mujer de mirada "amable" que sostenía a ambos niños con "delicadeza". 

—Quien eres?— De forma brusca y directa, la mujer de cabellera castaña cuestionó a la hermosa dama.

Sin verse afectada por la brusquedad de su pregunta la hermosa mujer pelirroja respondió con calma y elegancia.

—Soy Finchoom, la esposa del poeta Amergin y cuidadora de Setanta.—

Esto sorprendió a la mujer al reconocer la identidad de la mujer y rápidamente dio sus respetos.

—Un gusto Lady Finchoom, y disculpas por mi brusquedad.— Se inclinó con respeto ante Finchoom. 

—Soy Morrigan, encargada de cuidar a este mocoso de aquí.— 

Morrigan separó rápidamente a Niall de Setanta y lo obligó a inclinarse, para molestia de Niall.

Pero de lo que tanto Setanta, Niall y Morrigan no se dieron cuenta fue la leve mueca que hizo Finchoom al escuchar como se presentó como "Morrigan".

—Oh, ya veo. Setanta, puedes decirme porque te fuiste sin avisarme a mi como a Amergin?— Por un momento hubo un silencio incómodo antes de que Finchoom cambiara de tema rápidamente.

El susodicho se quedó sin palabras por un momento antes de rascarse la cabeza torpemente y reir. 

—Eh? Lo olvide?— Con torpeza respondió, algo que le valió una mirada peligrosa por parte de Finchoom.

—Lo…olvidaste?— Lentamente lo cuestiono, hasta qué simplemente asintiera satisfechamente, para confusión de Setanta. —A donde ibas para que te olvidaras de avisarnos?— Le preguntó con calma mientras miraba fijamente al niño de cabello azul frente a ella.

Esta vez Setanta se puso más alerta y con cuidado respondió.

—A pescar.—

Hubo silencio.

—Ya veo…Señorita Morrigan, por favor prosiga con lo que estaba haciendo.— Dio un paso atrás y se alejó de Setanta.

Teniendo pase libre para hacer lo quisiera tanto a Niall como a Setanta, ella agarró con fuerza la cabeza de ambos niños, para horror de ambos.

—Como usted diga Lady Filchoom.— Se inclinó levemente Morrigan con respeto, para que luego una cruel sonrisa reemplazará la anterior genitl y serena. —Muy bien mocosos, a volar!—

Sus brazos delgados se abultaron con venas y músculos, para luego lanzar a ambos niños a lo lejos del pueblo sin importarle si alguno de ellos saliera lastimado en su aterrizaje.

Pero mientras alzaban vuelo ambos niños, Niall se percató de algo extraño.

La anterior mujer elegante y posible noble Finchoom desaparecio para dejar a una extraña mujer de cabellera azabache con un manto negro que parecia ser parte de su cabello cubriendo su cuerpo desnudo.

Un escalofrío en lo profundo de su ser lo sacudió al ver como esa mujer parecía sonreír al notar su mirada, inevitablemente Niall parpadeo y la extraña mujer desapareció. 

Preguntas comenzaron a invadir a Niall pero eso quedó en segundo plano cuando por el rabillo del ojo el niño se dio cuenta de que tanto él como Setanta comenzaban a descender.

Agua.

Un gran lago que conectaba a un río se presentó para ambos niños quienes desesperadamente comenzaban a retorcerse en el aire para caer en el agua.

Las aguas tranquilas del lago se agitaron fuertemente mientras salpicaba todo a su alrededor por el impacto de los dos niños. Peces que nadaban tranquilamente huyeron por la perturbación al igual que los venados y otros animales salvajes cercanos al lago.

Una mano surgió del agua y poco después una cabellera oscura, Niall, que se movía desesperadamente en busca de tierra o algo a lo que sujetarse mientras gritaba por ayuda.

Al instante otro niño de cabellera azul, Setanta emergió del agua y al percatarse de la situación de Niall lo tomó por el cuello de su túnica y lo arrastró a la orilla del lago.

Ya en tierra, Setanta arrojó a Niall a un lado y este por un momento seguía retorciéndose como un pez fuera del agua hasta que comenzó a toser, Setanta simplemente lo ignoró y se zambulló nuevamente en el lago para luego emerger poco después con su caña de pescar y su balde.

Hubo silencio entre ambos niños, hasta que Niall lo rompió.

—Gracias.— Tímidamente Niall le dio las gracias al peli azul mientras evitaba su intensa mirada.

Setanta solo simplemente soltó un suspiro exasperado al ver la actitud de Niall.

—Bien, lo que sea. Solo no me metas en tus problemas con esa mujer.— Se rasco la cabeza con impotencia.

—Si, entendido su majestad.— Se inclinó profundamente para disgusto de Setanta quien solo lo ahuyentó.

—No me llames de esa manera, es…raro. Solo llamame Setanta— 

Niall al ver su oportunidad sonrió con ganas.

—Si, amigo Setanta- gah.— Niall se tocó la frente con dolor.

El peli azul había golpeado con su dedo la frente de Niall con una tensa sonrisa.

—Si bien te dije que me puedes llamar por mi nombre, no significa que seamos amigos…Niall.— Entrecerró los ojos con cuidado mientras su sonrisa se convertía en una mueca de ligera molestia.

—No cuando me usan de escudo y me involucras con esa aterradora mujer.— Mientras decía con molestia en un principio inconscientemente su cuerpo se sacudió por miedo al recordar a esa mujer de cabello castaño que los lanzó con facilidad.

Mientras se frotaba la frente, Niall escuchó atentamente y solo frunció el ceño.

Sin más, Setanta tomó su caña de pescar improvisada y se sentó en la orilla con su balde de madera a su lado. Tranquilamente cerró sus ojos, esperando a que algún pez picara.

Niall solo lo observó por un tiempo antes de levantarse para acercarse a Setanta y sentarse a un costado.

—Si?— Le pregunto Setanta mientras se echaba en la hierba y disfrutaba del crujir de la hierba y ramas, como las aves cercanas cantaban y el aroma del lago y las flores enriquecen su tranquilidad.

—Lo siento por eso.— Niall miró el lago que había recuperado su tranquilidad desde que cayeron en él hace poco.

—Disculpa aceptada.— Setanta seguía echado, tomando una siesta mientras esperaba a que un pez picara.

Esta vez, el silencio entre ambos no fue incómodo. Solo sereno.

El tiempo pasó y ningún pez picó, el sol que iluminaba el bosque desde un costado por la mañana se alzó en toda su gloria bañando todo el bosque y lago con su hermosa luz cálida. 

Cervatillos con su bello pelaje rojo se acercaron por un momento al lago donde residían Setanta y Niall, ambos lo ignoraron pero el cervatillo después de beber fijo su mirada en Setanta que estaba descansando.

Se acercó con cuidado y comenzó a olfatearlo.

El peliazul abrió un ojo al ver al cervatillo muy cerca, dio un ligero soplo y el cervatillo huyó dando grandes saltos adentrándose en el frondoso bosque.

Setanta volvió a cerrar el ojo pero la caña de pescar comenzó a temblar, rápidamente se levantó sorprendiendo a Niall que estaba dormido con la cabeza en las rodillas. Con gran emoción Setanta comenzó un juego de tira y afloja con su caña.

Niall que se había despertado miró con interés como Setanta se emocionaba y se retorcia mientras sujetaba con fuerza su caña.

—Guuuuuaaaaaaa!— Con un rugido Setanta levantó con descomunal fuerza el pez que había pescado.

El agua tranquila del lago que se había vuelto algo agitada por la constante lucha de Setanta, salpico y reveló la presa que había hecho que el hijo de la luz luchará por sacarlo fuera del agua.

Setanta se emocionó por presenciar a la criatura marina que hizo que usara toda su fuerza y concentración, esperando que fuera un tremendo pez poderoso o alguna criatura de gran tamaño.

Niall observaba con interés sobre la cosa que obligaba a Setanta a dar todo de sí.

Un pequeño pescado.

Un pequeño y delgado pez que colgaba de la caña de pescar mientras se retorcía.

Niall soltó una gran carcajada y se retorció en el césped con las manos en el estómago mientras seguía riéndose de un avergonzado Setanta.

—V-Vaya pesca Setanta!—

Mientras seguía riendo sin parar, el rostro avergonzado de Setanta pasó a la furia mientras tiraba el pequeño pescado al balde para luego lanzar con brusquedad su caña de pescar a un Niall exhausto por reír.

—Entonces muéstrame cómo pescar Niall.— Una forzada sonrisa se formó en el furioso Setanta.

Cuando Niall estaba a punto de negarse vio como el hijo de la luz crujía sus nudillos e inmediatamente aceptó a regañadientes.

—Tsk, lo que sea, pero mas te vale no sorprenderte si pesco algo mejor que tu, pfft- pescadito, Setanta.—

El susodicho solo le dio una falsa sonrisa.

Niall resoplo y tiró de la caña para lanzar el anzuelo al lago…y espero…por mucho tiempo.

El sol que estaba en lo alto del cielo comenzó a descender al oeste, las sombras del bosque comenzaron a extenderse por todo el lugar cada vez que la gran estrella se ocultaba.

Fue ahí que el adormilado Niall se puso alerta en un instante al sentir como algo jalaba de su caña de pescar, algo había picado. Entusiasmado comenzó a gritar con fuerza al tirar y con esos gritos despertó al dormido Setanta, quien algo somnoliento miró con molestia a Niall.

—Oye, así no se hace, suelta un poco y luego tira…si, así.— Comenzó a instruir al ver la torpeza de Niall al pescar.

Levantándose, Setanta se acercó para dar más instrucciones mientras miraba con algo de interés la pesca de Niall.

—Si…ahora, ¡tira!— 

Con esa instrucción, Niall jalo con todas sus fuerzas y el lago se agitó nuevamente, escupiendo la pesca.

Para revelar a ambos niños…una alga.

Niall miró incrédulo.

Setanta con una sonrisa burlona palmeo su hombro.

—Vaya pesca, Niall—

Ahora era el turno de Niall para avergonzarse y posteriormente las risas de Setanta resonaron en todo el bosque mientras se agarraba el estomago.

Y con todo eso, ambos niños volvieron a pescar por turnos para volver a competir, solo que esta vez Setanta pescó peces más decentes y Niall comenzó a mejorar en su técnica de pesca bajo la tutela del niño de cabellera azul.

Con un gran botín, ambos niños se retiraron un poco más al bosque a cocinar sus presas, solo que esta vez Setanta quemó los peces que cocinaba para diversión de Niall y esta vez fue su turno de enseñarle a Setanta a cocinar adecuadamente los peces sin quemarlos.

—Y bien, ya está?—

Impaciente, Setanta preguntó por novena vez por la comida, para exasperación de Niall quien con un golpe bien propinado volvió a callar a Setanta para volver a centrarse en cocinar.

—Lo estaría si no hubieras insistido en aprender a cocinar.— Murmuró con molestia al recordar como por intentar enseñarle a Setanta, perdieron mucho tiempo…y peces, muchos peces.

Con una rápida mirada, Niall se fijó en el balde donde había un pez pequeñito, el primer pez que se pescó pero rápidamente volvió su mirada hacía los peces que estaba asando y como estos ya estaban listos.

—Listo, ahora puedes tragar.—

Y con eso, Setanta rápidamente tomó uno de los peces y se lo metió a la boca.

—¡Ay! ¡Quema! pero está rico ¡Quema! ¡Rico!— 

El ciclo de dolor y placer siguió mientras soltaba el pez para soplar y luego darle un mordisco, mientras Niall solo soplaba tranquilamente y esperaba a que se enfriara lo suficiente para comerlo.

Mientras comían tranquilamente, Setanta inició una conversación después de terminar su pez y tomar otro.

—Y de donde eras Niall?—

—Un pueblo al noroeste de Dún Dealgan.—

—Oh? y a que se debió eso?—

—guerras.—

—Oh—

La mirada de Niall se volvió confusa al responderle, mientras miraba a la fogata que ambos hicieron, repasando los recuerdos del anterior Niall.

Esta respuesta seca dejó algo incómodo a Setanta pero al notar que la mirada de Niall se volvía cada vez más perdida decidió seguir con la conversación.

—Ejem, y, qué hiciste para que esa gorila se pusiera furiosa contigo?—

Ante esta pregunta, Niall miró confuso a Setanta,

—Gorila?—

—Sí, gorila, ya sabes, grrr soy una vieja gruñona grrr.— Decía mientras hacía gestos graciosos como el de una bestia.

Pronto la mirada de Niall se aclaró al entender a quien se refería y pronto rio.

—Oh, esa gorila, bueno, ella me estaba asfixiando mientras dormía, y cuando despertó le dije: "Oye tu aliento apesta a estiércol"— Relato con gestos dramáticos y exageraba para diversión de Setanta.

—Ja, en serio tienes agallas.—

—Bueno, al parecer tengo esta pequeña maña de hablar de más.— Rio nerviosamente mientras miraba al cielo ya casi oscurecido.

—Oye, Setanta, cual es tu sueño.—

Esta repentina pregunta tomó por sorpresa al hijo de la luz, quien lo miró curioso por un momento antes de pensar en una respuesta.

—Si soy sincero, no lo pensé…supongo que vivir la vida a gusto, supongo?—

Niall se quedó callado, sin esperar ese tipo de respuesta de alguien destinado a grandes hazañas. Hasta que se recordó a sí mismo, "es un niño."

—¿Y tú? Tienes algún sueño.—

—Si. Ser el más fuerte.—

Sin dudar, sin titubear, fue franco con su sueño.

Pero Setanta solo tarareo ante su respuesta, pensativo antes de soltar una pequeña risa.

—¿Incluso si eso significa ser más fuerte que los dioses?—

Fue ahí que toda la confianza de Niall se desvaneció y la incertidumbre comenzó a invadirlo.

Notando eso, Setanta le dio un fuerte golpe en la frente, para el disgusto y dolor del joven pelinegro.

—¿Por qué dudas Niall? Acaso te retractaras sobre tu sueño tan fácilmente?— 

La burla en las palabras de Setanta desencadenaron algo en Niall, quien de golpe se levantó y lo miró con furia.

—¡Por supuesto que no! Seré el más fuerte, incluso si tengo que hacerles tragar tierra.— Golpeó con fuerza su pecho orgullosamente como acto de desafío.

El ímpetu y fiereza en Niall sorprendió a Setanta, quien lo había etiquetado como un niño engañoso y tramposo, no pensó mucho en él pero ese espíritu que muestra en sus ojos lo instaron a no quedarse atrás.

Setanta también se levantó y miró con determinación a Niall mientras una sonrisa salvaje se dibujaba en su rostro infantil.

—Oh? Entonces eso me incluye a mí? Me harías tragar tierra, Niall?—

La antigua atmósfera tranquila del bosque se desvaneció ante estas palabras, ahora el palpitar de los corazones de ambos jóvenes latian como tambores ante el desafío que se lanzó.

—Por supuesto.—

Niall no dudó ni por un segundo en aceptar el desafío, para satisfacción de Setanta.

—Oi Niall, ya se cual es mi sueño ahora…— 

Niall sonrió.

—Te haré tragar tierra.—

Ambos niños se miraron intensamente, los animales que rondaban cerca inconscientemente comenzaron a alejarse de la zona donde ambos residían pero un cuervo que no estaba muy lejos del lugar observaba atentamente todo lo sucedido.

Esta tensa atmósfera duró unos segundos más hasta que ambos niños rieron y reanudaran su charla ociosa en el que contaban más cosas de su vida cotidiana mientras reían y sonreían, una bonita amistad comenzó a florecer a través de esta interacción como también el surgimiento de una rivalidad, todo bajo la atenta mirada de un cuervo que los observaba desde una rama de un árbol cercano.

El tiempo pasó y ambos niños inevitablemente tuvieron que volver al pueblo y despedirse al tomar caminos separados.