Verónica fue testigo de cómo algunos de sus amigos no soportaban las pruebas y sucumbían a la desesperación, muchos incluso perdiendo la vida. La tasa de mortalidad del programa era escalofriante, pero para los altos mandos de Vought, esos números eran simplemente estadísticas que se mantuvieron dentro del presupuesto razonable para el experimento.
Verónica, aunque traumatizada, luchó por sobrevivir, añorando con desesperación aquellos sueños de libertad e historias que deseaba contar y experimentar por sus propios ojos.
Se convirtió en una de las 17 sobrevivientes de los 240 niños que pasaron por el programa.
Cada día que lograba soportar las pruebas, una chispa de esperanza encendía su voluntad de seguir adelante. Pero esa esperanza pronto se vio ensombrecida por el creciente dolor de ver a otros caer a su alrededor.
La brutalidad del programa creó un ambiente de desconfianza y miedo, y Verónica se vio obligada a reprimir sus emociones para sobrevivir.
A los 17 años, tras años de tortura física y emocional, Verónica finalmente encontró la oportunidad de escapar.
Fue una fuga arriesgada, diseñada meticulosamente por ella y otros niños que habían desarrollado un vínculo fuerte en medio de la adversidad. Sin embargo, mientras algunos niños lograron escapar, otros no tuvieron la misma suerte, quedando atrapados en la pesadilla del Proyecto Definitivo.
Al salir, Verónica pensó que había dejado atrás su vida de sufrimiento, pero la libertad resultó ser una ilusión.
A pesar de que estaba físicamente fuera del complejo, su mente estaba llena de cicatrices. Los episodios de estrés postraumático comenzaron a manifestarse, convirtiendo su vida en un campo de batalla interno. La visión de sangre o el simple sonido de bajas frecuencias podían llevarla a un estado de frenesí o parálisis. Se sentía atrapada entre el deseo de vivir una vida normal y el terror de su pasado.
Lo peor fue que su padre la había encontrado, muy fácilmente para variar, tal parecía que tenía dispositivos nanómetros para rastrearlos a cada uno de ellos, Solo que a diferencia de los demás, ella fue dejada a un lado por su padre para que hiciera lo que se le diera la gana, logrando su libertad a un costo imposible de calcular.
Su libertad y su nueva vida no estuvieron exento de severas dificultades.
Sus problemas mentales se volvieron más difíciles de manejar, y aunque buscaba ayuda, la falta de comprensión sobre su situación la hacía sentir más sola que nunca. Cada vez que intentaba relacionarse con alguien, la sombra de su pasado se cernía sobre ella, y las relaciones se volvían difíciles.
Debo tener múltiples problemas con la ley, obligándola a hacer refugiada en organizaciones especializadas para retener y ayudar a super humanos con habilidades imposibles de manejar.
Edgar, ahora director de Vought, no la dejó en paz. Aunque ella había logrado escapar, su padre seguía interesado en utilizarla, tenía la esperanza de que su sucesora pudiera deshacerse de aquellas debilidades que consideraba una precariedad trivial.
En su mente, Verónica era un activo valioso, una herramienta que podía utilizar para hacer avanzar los intereses de la empresa. Así, él la presionó para que se uniera a misiones encubiertas bajo amenazas, alegando que su entrenamiento la había preparado para ser una heroína, una justiciera.
A pesar de su deseo de alejarse de su vida anterior, la lealtad hacia su padre, aunque complicada, la empujó a aceptar algunas de esas misiones, su mente había sido acondicionada con los mejores y más capacitados mentalistas. Ella se encontraba atrapada.
A medida que se adentraba en este nuevo mundo de misiones, Verónica comenzó a descubrir su pasión por la escritura, la lectura, las historias.
Mientras viajaba y se enfrentaba a situaciones peligrosas, empezó a plasmar sus pensamientos en un diario. Escribir se convirtió en una forma de procesar su trauma y de darle sentido a su vida.
Cada palabra era un paso hacia la sanación, un intento de recuperar el control sobre su narrativa personal. Las páginas del diario se llenaban de historias de valentía, dolor y la lucha interna de una joven que había sobrevivido a las circunstancias más atroces.
Sintiendo que debía expresar lo que sentía en su interior, tubo la valiente y arriesgada decisión de expresar al mundo sus escrituras.
Decidió que quería compartir sus historias con el mundo.
la escritura se convirtió en su salvación, Tras enviar su primer manuscrito a varias editoriales, finalmente recibió una oferta para publicar su libro.
El título, "Forjando mi destino", fue un éxito inesperado. Las personas se sentían atraídas por su historia de lucha y resiliencia. El libro resonó en un público que necesitaba escuchar sobre la superación de las adversidades. Verónica se convirtió en una voz prominente, no solo como autora, sino también como defensora de los derechos de los sobrevivientes de abuso.
Aunque obviamente, todos sus relatos tuvieron que ser disfrazados a través de la ficción para evitar implicar a su padre y la empresa en sus traumas.
A medida que su fama crecía, también lo hacía el interés de los medios y de Vought. Su padre, quien había estado buscando una forma de recuperar a su hija, trato de utilizar la popularidad que había alcanzado para agregarla a las filas de sus héroes.
Aunque lo había logrado, lo había sido por un corto tiempo.
La presión de Edgar para que volviera a la vida de héroe se intensificó, pero Verónica se mantenía firme. Su vida como escritora la había transformado; había encontrado un propósito que iba más allá de ser una herramienta en manos de su padre.
Se enfrentó a su padre y lo amenazó con hacer publica todas las aberraciones que la empresa había hecho a tantos niños y a ella, por lo que a pesar de que Edgar tuvo la posibilidad de haber asesinado a su propia hija, sintió que la popularidad de su niña era más importante que los berrinches de Verónica.
Le traía más beneficios tenerla viva que borrando la existencia de Verónica Para volver a repetir el ciclo.
Habiendo estado libre una vez más, había decidido tener una nueva vida, una nueva historia que contar.
Verónica se mudó a una pequeña ciudad donde podía vivir alejada del ruido de las grandes ciudades. Fue allí donde conoció a Donald Blake, un hombre que comprendía las sombras del pasado de Verónica y que se convirtió en su apoyo incondicional.
Obviamente, ella jamás pudo compartir su pasado con Donald, especialmente teniendo el hecho de que estaba incursionando en su carrera como héroe, Aunque en aquel entonces jamás se imaginó que él ingresaría a vought.
También estaba el hecho de los demonios internos que Donald afrontaba día a día, lo que la llevó a identificarse con él.
Su relación fue un refugio para ambos, un vínculo forjado en la comprensión y el respeto mutuo. A medida que su amor crecía, Verónica encontró en Donald no solo a un compañero, sino también a un protector que le brindaba la seguridad que tanto necesitaba. Y por esa razón había jurado protegerlo.
Después de un tiempo, Verónica y Donald se casaron, y ella adoptó su apellido, convirtiéndose en Verónica Blake.
La vida familiar trajo consigo una serie de retos, pero también una profunda satisfacción. Se convirtieron en padres de un niño que llenó su hogar de alegría. Sin embargo, la llegada de su hijo también trajo consigo la responsabilidad de protegerlo de las sombras del pasado.
Ya esperaba con todas sus fuerzas que su hijo jamás se incursionara el mundo de los héroes. Aquella vida estaba llena de injusticias y casos perturbadores de los que el mundo jamás debía enterarse.
Verónica decidió que quería ser la guardiana de su familia, un escudo que los protegería de las oscuridades que había enfrentado en su vida anterior.
Ahora, mientras se prepara para dar la bienvenida a una niña, Verónica se siente más fuerte que nunca. Su papel como madre y esposa le ha permitido redescubrirse a sí misma. Aunque los ecos del pasado a menudo la persiguen, había encontrado el equilibrio entre su vida familiar y su pasión por la escritura. Las páginas de su nuevo libro, que detalla su viaje como madre, están llenas de amor, esperanza y la determinación de ser un faro de luz en la oscuridad.
Sin embargo una vez más, tu padre había vuelto para tratar de arrebatarle la libertad que había construido con tanto esfuerzo y a base de horribles y desagradables sacrificios.
—Vine aquí por un motivo, así que iré al punto, Verónica. Donald está en posesión de evidencia que podría comprometer a Vought. Necesito que tú desaparezcas esas pruebas —dijo Edgar con una frialdad que provocó un escalofrío en Verónica.
La mención de Donald la hizo sentir vulnerable. Ella sabía que la situación de su esposo era complicada. Desde su renuncia, había estado actuando extraño, completamente distraído a causa de lo que sea que hubiese pasado.
—Ya no trabajo para ti, ni para Vought. No estoy bajo tu control y no puedo decidir sobre las cosas que hace mi esposo —respondió, tratando de infundir determinación en sus palabras. Pero las siguientes palabras de Edgar la congelaron en su asiento.
—Donald sigue vivo por ser tu esposo —interrumpió Edgar, su tono grave y autoritario. Su mirada se endureció—. Su carrera ha estado disgustando a los altos mandos dentro de la empresa, Aunque fueron persuadidos por las grandes ganancias que este nos proporcionaba mientras fue en nuestro empleado. Pero ahora su renuncia pone en riesgo todo lo que hemos construido. Pone en peligro a vought.
Verónica, aunque consciente de la verdad en las palabras de su padre, no podía permitir que lo que decía la influenciara.
—Eso no significa que yo tenga que ayudar a resolver un inconveniente que es tu responsabilidad. No quiero saber exactamente lo que acaba de pasar, pero lo que sea que hubiese pasado, no es nuestro problema. —protestó Verónica, su voz alzándose con fervor. —además, ¿Por qué no te centras en investigar sobre el verdadero responsable de lo que sea aquel desastre en el que te encuentras?
Edgar arqueó una ceja, como si la desobediencia de su hija fuera una curiosidad más que un desafío.
— de hecho ya descubrimos al responsable. Victoria Neuman es la responsable de la renuncia de Thor, pero no puedes negar que las acciones de Donald están alarmando a los directivos. Exigen que se elimine esa evidencia —explicó, dejando claro que las órdenes provenían de más arriba—. Tu posición como mi hija no te protegerá para siempre, recuerda que independientemente de lo que pase, sigue siendo parte de nosotros.
—No voy a seguir con esta discusión. Quiero que te vayas —dijo Verónica, el cansancio y pánico apoderándose de su tono.
Sentía mareos al momento de escuchar aquellas palabras de su padre, ser considerado un esclavo para aquella empresa.
Edgar negó con la cabeza, sacando un pequeño dispositivo de su bolsillo. La luz del artefacto parpadeaba ominosamente.
—Lo siento, Verónica. Pero esto es necesario —dijo, activándolo.
Un sonido agudo llenó la habitación, y Verónica sintió como si el aire la abandonara. Su cuerpo se tensó, incapaz de moverse, mientras una oleada de dolor en su cabeza la invadía, llevándola de vuelta a recuerdos oscuros de su infancia.
Era como estar atrapada en una pesadilla, sintiendo la impotencia de su pasado, las cicatrices emocionales abiertas por la tortura y el abuso que había sufrido en manos de Vought.
Aquel sonido, aquel maldito sonido, se había apoderado de su cuerpo, sistemas nerviosos sin poder responder. Estaba siendo controlada.
—Te pido disculpas por tener que hacer esto —dijo Edgar, su voz imperturbable—. Pero es una cuestión de supervivencia. Donald ya no es un activo valioso para nosotros. Solo hay dos opciones: eliminar a tu esposo con tus propias manos o hacer que borres la evidencia.
La revelación le golpeó como un puñetazo en el estómago. Ella no quería ser parte de este juego otra vez, no quería ser una pieza en el tablero de su padre. No quería volver a perder su libertad.
—No puedo hacerlo —logró decir, a pesar de que la presión en su mente crecía.
Edgar se acercó, sus ojos fríos reflejando una falta de remordimiento que la dejó helada.
—Es un riesgo que no podemos permitirnos. No te estoy pidiendo; te lo estoy ordenando. Si no lo haces, las consecuencias serán severas —dijo, mientras la luz del dispositivo iluminaba su rostro.
Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Verónica. Se sentía atrapada, como si un yugo invisible la empujara hacia la sumisión. Su mente luchaba contra la compulsión, pero era como intentar escapar de un sueño del que no podía despertar.
Edgar continuó, su tono suave y calculador.
—Tienes que eliminar esa evidencia sobre la muerte del alcalde de Baltimore. Olvidarás todo lo relacionado con esta reunión en cuanto cumplas con tu objetivo y volverás a tu vida normal hasta que vuelva a solicitar tus servicios.
La impotencia la invadió. Ella conocía a su padre, conocía su maldad, y ahora tenía que enfrentarse a ella, incapaz de resistirse.
—Lo siento, Verónica —susurró Edgar, mientras se levantaba de su asiento—. Espero que algún día puedas entenderlo. Estoy deseando visitar a mis nietos y ser parte de sus vidas en algún momento. Considerando que heredarán los genes de ambos, definitivamente serían buenos efectivos dentro de vought. De hecho, estamos trabajando en un nuevo grupo juvenil de héroes, estaré deseoso de recibir a mis nietos en el negocio.
Verónica se sintió rota. Su corazón latía con desesperación mientras veía a su padre salir de la oficina, dejando a su guardaespaldas, Nocturno, vigilando la puerta. Edgar se marchó con una despreocupación que era casi insultante, mientras ella luchaba por mantener su propia identidad, atrapada en el horror que su padre había desatado en su vida.