*En algún momento de tu vida has intentado recordar algo con todas tus fuerzas, pero al final no consigues recordar nada, al hacerlo y al esforzarte te das cuenta de que todo termina en fragmentos confusos y demasiado borrosos, múltiples sombras y siluetas sin sentido como si algo te impidiera que lo hagas...*
*Ha pasado mucho tiempo desde entonces, aprendí que revivir el pasado trae algunos beneficios, además de sus consecuencias y que las puertas al pasado no están completamente cerradas, como oí decir a alguien, porque de ser así, nuestra mente no pudiera recordar...*
*Esta es una increíble historia, dónde me sumerjo en una emocionante aventura, la cual determinó y ayudó a ser una de las personas más admiradas, respetadas e importantes en este mundo.*
*Así fue cómo empezó todo...*
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DÍA 1.
Me encontraba tirada a la orilla de un lago sin poder mover siquiera un músculo, estaba inconsciente en medio de la nada entre la inmensa oscuridad de la noche.
El ruido de los grillos, el ululato del búho el croar de las ranas y el sonido del agua me hizo despertar activando cada uno de mis sentidos, por unos minutos pude abrir mis ojos solo para darme cuenta de que aparte de la noche oscura, aún más oscura se había convertido mi vista, no podía creer lo que me pasaba y peor aún no sabía ¿Cómo llegué a parar a este lugar? Quizás por un naufragio... ¡No! Tal vez podría ser un acto de vandalismo, si no como podría explicar la parálisis. Y que explicaría mi ceguera será que he sido así desde hace mucho. Si no, como puedo recordar que estoy en algún lugar viendo aquellos puntitos brillantes en el cielo que llamamos estrellas. Creo que ahora nunca más podré ver siquiera el reflejo de la luna, si es que estuviese allí afuera esta noche.
Sentía como el viento frío acariciaba toda mi piel y como mi cuerpo a pesar de no poder moverlo se estremecía por sí solo aún más y más, la helada nocturna en estos momentos era mi peor enemiga. Nuevamente, volví a quedar inconsciente, expuesta a los acechantes peligros de la selva.
Al amanecer desperté sintiendo la cálida luz emitida por los rayos del sol, tuve miedo de abrir mis ojos y comprobar que efectivamente estuviera ciega, solo decidí esperar un momento antes de abrirlos, en tanto recuperé la sensibilidad en mi cuerpo y empecé moviendo un poco mis piernas, aun negándome a abrir los ojos. Pude sentir que la mitad de mi cuerpo se encontraba en medio del agua y la arena de la orilla del lago, insistí hasta que logré ponerme en pie para luego agacharme y acurrucarme frente la orilla cuestionando todo aún no me atrevía a abrir mis ojos, totalmente cerrados, después de un largo rato decidí enfrentar mi realidad e intentar abrirlos por completo, lamentablemente una de las cosas que más me preocupaba y lo que me temía, era acertado estaba totalmente ciega, así que pasé horas y horas allí sentada, en el mismo lugar sin siquiera moverme un centímetro. Hasta que escuché el crujir de una rama, podía sentir como la presencia de algo o alguien que había estado observándome desde esta noche, esa sensación está vez se había intensificado aún más, aquello que me ha estado observando a lo lejos desde hace mucho, no sabría explicar si es porque se ha acercado más o tienen alguna otra intención.
Me puse en pie y lo único que pude hacer fue preguntar... —¿Quién anda ahí?— Con el corazón latiendo a mil no podía hacer más por estar ciega, aunque lo estaba dirigí mi cuerpo y mi rostro hacia lo que producía el ruido, podía escuchar pisadas que se acercaban más y más hacia mí, mientras se acercaba grité —¡no te acerques más!— Empecé a dar pasos demasiado cortos, retrocediendo a medida que ese algo se acercaba, tratando de alejarme aún sabiendo lo inútil que era dado que estaba ciega.
Luego en todo el lugar se hizo silencioso, un silencio absoluto, estaba un poco aturdida, aterrada y confundida, no sabía si aquello había desaparecido. El miedo se apoderó de mí, me invadió nuevamente, ahora tenía la sensación de que otra vez me observaba, pero esta vez sentía como si estuviera frente a mí. Extendiendo mi pie hacia adelante, poco a poco estiraba mi brazo para verificar si lo estaba, sea lo que sea estaba completamente segura, que estaba allí delante de mí. —¿Qui-quién eres?— Dije un poco tensa.
—¡Hola!— Exclamó emocionado, inmediatamente me volví hacia atrás del susto, resbalé y caí al lago —¿¡Cómo te llamas!?— Volvió otra vez a hablar preguntando por mi nombre... Al momento que caí sumergida por completo en el agua, me levanté de inmediato y grité —¿¡Quién eres tú!?— No sabía que hacer, el agua escurría por todo mi cuerpo, y me sorprendí cuando esa misma agua entró a mis ojos y poco a poco notaba que se iba aclarando mi vista... y he aquí lo que me observaba era él. Tenía una reconfortante sonrisa en su rostro, ya no era intimidante como lo percibía, parecía ya no estar en peligro.
Ante mí estaba un misterioso chico, estaba usando una capa verde cubierta de pétalos y usaba un antifaz que cubría parcialmente su rostro, su cabello dorado y ondeante, todo su aspecto tenía un toque salvaje aparte de ser florido.
Estuvimos unos segundos en silencio esperando a que alguno de los dos dijera algo, frente a frente, sin decir nada. Estaba un poco atónita por todo lo que me había ocurrido, cómo llegué a parar a este lugar, por qué no podía ver y siquiera moverme, como recuperé la visión simplemente con el contacto del agua en mis ojos y como este chico me ha estado observando, todo es muy extraño e irreal...
—Yyyyy ¿Cómo te llamas?— Preguntó el chico. Por un momento, no sabía responder a la pregunta, no sabía cómo, pero de alguna manera no podía recordar mi nombre o lo más importante recordar como llegué a parar en este lugar, de pronto en mi mente escuchaba un susurro, a duras penas entendía lo que decía, sentía que era mi propia voz dentro de mí como un eco susurrando —*Katlya*—, en ese momento entendí que ese era mi nombre, sin más respondí al chico al instante —¡Katlya!, si mi nombre es, ¡Katlya!—.
—Mucho gusto Katlya yo soy, Fiorello— repondió, —¿Qué te sucede?— dijo, —¿Acaso no puedes ver? No es así— eso fue lo mejor que pudo preguntar.
—No, digo, sí, ash no— Inhalé y continué —No estoy ciega— respondí un poco desconcertada, no quería que lo supiera aunque se haya dado cuenta por sí solo —¿Me has estado observando desde hace tiempo?— era un poco extraño —¿Qué quieres de mí?—.
—Por un momento...— pensativo —Estaba seguro de que lo estabas, en el momento que estaba frente a ti me pareció que no podías ver— Respondió un confundido. —Solo pasé varias veces por aquí y vi que has estado horas allí sentada, sin comer en este lugar, entonces decidí traer algo para ti—.
Entonces de entre su capa sacó una pequeña canastilla tejida con paja. Estiró su brazo que sostenía la canastilla llena de frutas entregándomela, la tomé y nos sentamos a la orilla del lago, contemplando el paisaje mientras disfrutaba de las deliciosas frutas. Ninguno dijo nada hasta que terminé, luego el chico misterioso (Fiorello) ofreció quedarme en su cabaña, cercana a un pueblito no muy lejos de aquí.
En ese momento no tenía más opción que aceptar o quedarme otra vez más en la oscura y fría noche del bosque...