En ese momento no tenía más opción que aceptar o quedarme otra noche en la oscuridad de este bosque...
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Caminamos un largo recorrido para llegar a un pueblito cercano. Fiorello iba adelante, parecía no tener preocupación alguna, caminaba tranquilamente, mostrándome el camino. Me cuestionaba mucho el cómo y por qué este chico se encontraba en el mismo lugar en el que estaba yo.
Cada vez que lo miraba me hacía sentir como si lo conociera de hace mucho, me daba un poco de tranquilidad, es algo que no puedo explicar. Aunque... había algo en él, algo oscuro que ponía en duda, esta confianza irracional, debía entender la importancia de estar atenta ante cualquier anormalidad...
Terminó por oscurecer, apenas colocamos un pie en aquel pueblito...
Quedé maravillada al ver lo hermosas que eran las calles, iluminadas con candelabros por todas partes. No pude evitar desviarme un poco de Fiorello al escuchar el ruido y él vitoreó de los pueblerinos, se encontraban celebrando algo especial, bebían y bailaban, además me mataba el exquisito aroma de la comida, el olor de la carne se impregnaba en mi ropa e inundando todo el lugar.
Mi estómago crujió a pesar de haber comido, deseaba tanto un trozo de carne asada, una rica bebida y mi cuerpo quería estar allí para bailar, quería unirme a celebrar lo que sea que estuvieran celebrando...
Un anciano tenía su mirada en cima de mí, pude sentir de dónde provenía hasta que lo encontré, estaba sentado en un tronco, sus ropas eran como las de un indigente y portan un sombrero en medio de la noche. De pronto se levantó de dónde estaba para acercarse a mí, tenía una mirada de curiosidad... lo veía aproximarse, me detuve un momento y fijé mi mirada en él, sabía que lo descubrí observándome, estaba pronto tan cerca cuando Fiorello me toma de la muñeca halándome hacia él, - No vuelvas a hacer eso- me dijo Fiorello mirándome a los ojos -No conoces a nadie por aquí-No pudo evitar colocar su mano en mi mejilla y decirme -Es muy peligroso aquí- me toma de la mano, solo me dejé guiar, Fiorello iba delante de mí su cabello se movía al ritmo de su paso y brillaba con la luz del lugar. Voltee a ver si aquel hombre anciano seguía allí, pero mis ojos no lo pudieron encontrar, -Ya es demasiado oscuro- nos adentramos al bosque por un sendero -Deprisa- dijo Fiorello.
- Es por aquí...
- Hay que ser cautelosos, no podemos estar en un lugar por mucho tiempo- decía en un tono serio - Llegaremos pronto, no es muy lejos- lo notaba un poco incómodo, y, sin hablar que desde que salimos del pueblo estuvo alerta, mirando por todas partes.
-No nos siguen- dije
-¿De qué hablas?- preguntó Fiorello
-Quiero decir que nadie nos está siguiendo.
-¿Cómo lo sabes? Y ¿Por qué lo dices?
-Veo que estás un poco tenso mirando alrededor como si alguien nos estuviese siguiendo.
-Nooo, qué va, es más- lo escuché un poco sarcástico
-¿Quién podría seguirnos?
Seguí su juego, haciendo como que todo era parte de mi imaginación.
-Ok, si te sirve de ayuda, puedo decir que no nos están siguiendo...
-Claro que no nos están siguiendo, lo que no entiendo es como puedes saberlo, si has estado un poco distraída.
- Todavía no lo sé, pero puedo asegurar que es así.
Aún no sé si podría confiar en él y decirle, que desde el momento que desperté, podía sentir a las personas o cualquier otra cosa que tuviera ojos cuando me observan. Creo que podría ser una buena habilidad para detectar a cualquiera de manera sensorial, pienso que debería desarrollarla aún más, podría serme útil en el futuro.
Ya estábamos frente a frente con aquella cabaña, miré fijamente a la puerta en especial me fijé en el manojo de la puerta, toda la fachada y la puesta parecía ser de la misma madera, pero su manojo tenía una característica en particular, su acabado artesanal perfecto y detallado además por un momento fue como si una imagen pasara ante mis ojos, ese símbolo, un símbolo que parecía haberlo visto en alguna otra parte...
A decir verdad, el aspecto de toda la cabaña parecía un poco escalofriante, además de desagradable, no les miento... lo único menos escalofriante era ese manojo que robó mi atención, en especial el grabado de un lirio azul. Miré a Fiorello de reojo y empezaba a sospechar aún más por alguna razón, lo vi allí parado, solo me miraba con una pequeña sonrisa. No temía, para nada, pero algo dentro de mí decía que él debía tener alguna relación con lo que sea que tuviera que ver conmigo.
-Oh!, cierto, espera aquí un momento- dijo entrando a su casa -Debo hacer algo primero, -Espera aquí, no tardó - Dijo con una pequeña sonrisa en su rostro -No quiero que tengas una primera mala impresión de mi...
Estando Fiorello dentro de la cabaña, se podían escuchar estropicios, al parecer estaba arreglando el lugar. De pronto entre-abre la puerta y asoma su rostro...
-Disculpa no recibo visitas a menudo-
Fue muy rápido, pero hey eh aquí sorpresa. La cabaña se veía mucho mejor por dentro, aún más elegante de lo que me podía imaginar, esperaba algo pero, similar a la fachada de porquería, lo siento pero es que por fuera todo era tan espantoso.
-Mis disculpas, todo está un poco desarreglado- dijo Fiorello.
- Es broma! esto parece una cueva llena de tesoros, quien diría que todo esto podría estar escondido en un lugar como este.-
- ¿Eres un ladrón o algún tipo de bandido?- pregunté curiosamente.
- Noo! para nada, todo esto lo gané en un juego.-
-Sí deseas algo con demasiada fuerza podrás triunfar.-
-Pero te advierto, sea lo que sea, no lo podrás disfrutar, al menos eso fue lo que ocurrió conmigo...
-Yo solo era un pobre chico que, no tenía donde caer muerto, constantemente padecía hambre y para poder comer necesitaba un poco de oro. En el pueblo donde vivía no hacía más que mendigar y buscar a alguien que pudiera acogerme, pero, nadie se ofrecía a ayudarme. Luego entendí que el mundo se mueve por el oro, así que cada día ansiaba riquezas, crecí con amigos que eran como mis hermanos, con ellos trabajaba fuerte y ganábamos dinero limpio, hasta qué... Escuché de un torneo en el que podía tener todo lo que quisiera...-
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