La expresión de Mu Hanchen se veía algo aterradora.
Nadie sabía por qué estaba aquí.
Pero parecía que debía tener algo que decir.
Xia Fanxing se volvió hacia Lin Yao y dijo —Sal y espérame afuera, voy a hablar un momento con él.
Lin Yao no estaba del todo convencido —Pero siento que su estado de ánimo no parece el correcto, ¿estás segura que quieres quedarte aquí y hablar con él a solas?
Xia Fanxing asintió con la cabeza —Está bien, ve tú.
Lin Yao dudó por un momento pero finalmente salió —Está bien entonces, te esperaré en la puerta. Llámame si necesitas algo.
Solo quedaban los dos en el camerino.
Mu Hanchen miró la joyería que ella aún llevaba puesta y se acercó con largas zancadas —No hay extraños ahora, habla, ¿cómo piensas explicarte conmigo?
Xia Fanxing ni siquiera sabía sobre qué Mu Hanchen le estaba preguntando, mucho menos qué tenía que explicar.
La expresión de Mu Hanchen se oscureció aún más, y se acercó todavía más a Xia Fanxing.
