```
—Señor Chu Tiandao, por favor muestre algún respeto por este anciano, el Señor Qin es mi benefactor, y no me quedaré de brazos cruzados —dijo una voz envejecida justo entonces.
Shen Tianrong dio un paso adelante.
Su tono era severo.
—Anciano Shen, ¿piensa entrometerse en este asunto? —preguntó Chu Tianjiao fríamente al girar la cabeza y sorprenderse al ver a Shen Tianrong allí de pie.
—¡Por supuesto! —Shen Tianrong respondió con indiferencia—. El Señor Qin es el benefactor de Shen Tianrong. Quien se oponga a él, se opone a mí, Shen Tianrong, ¡y usted, Señor Chu, no es la excepción!
Las palabras autoritarias de Shen Tianrong ensombrecieron la expresión de Chu Tianjiao.
—Qin Jiang, hoy has tenido suerte —dijo sin que ya le importara y, con una leve sonrisa, condujo a sus hombres fuera—. Ahora, he cambiado de opinión, estoy interesado en un juego más lento...
—¿Un gato jugando con un ratón, podría ser también entretenido? —Qin Jiang habló fríamente.
