El coche dejó Houhai y se dirigió de regreso al lugar de Bai Jie'er.
Era temprano en la mañana, el cielo tenue iluminado por la luz del amanecer.
En las calles, solo los trabajadores de saneamiento estaban diligentemente barriendo los caminos, mientras Lin Yingying y los demás, que habían bebido un poco, se quedaban dormidos en el coche.
En realidad, la mejor manera de reponer el poder espiritual era a través de la cultivación meditativa del Qi y la transformación del espíritu mediante la refinación del Qi.
Demasiado perezosos para moverse, encontraron que dormir era lo más cómodo.
Cuando el coche se acercaba a un pequeño parque, Wang Bufan de repente pisó el acelerador y salió disparado hacia adelante.
Giró bruscamente el volante, bloqueando el camino frente a Bai Jie'er.
Bai Jie'er pisó los frenos, casi lanzando a las chicas en la parte trasera del coche.
Sus ojos se abrieron de sorpresa mientras preguntaban: "¿Qué pasó?"
