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—Long Fei miró a Niu Dao y sonrió, sin ninguna vacilación, agitó su mano y sacó una botella de porcelana y se la lanzó.
—Después de todo, él era el líder de una secta, aunque había decaído hasta el punto de tener solo a una persona. Pero solo esa pizca de reputación valía esta botella de píldoras.
—Niu Dao la abrió, y aunque era de temperamento estable, no era como Hu Benyang y el otro.
—Pero al ver la Píldora del Tercer Nivel, no pudo evitar conmoverse.
—Para sorpresa de Long Fei y los demás, sacó una píldora y, sin pensar, la arrojó a la boca del oso negro, dejando que el oso la tragase de un solo trago.
—Su Secta Espíritu Imperial dependía de luchar con Bestias Espirituales.
—En sus ojos, las Bestias Espirituales eran más queridas para él que una esposa.
—Una Píldora del Tercer Nivel, aunque valiosa, aún valía la pena para que la consumiera el oso negro.
