—Es fácil encontrar miembros del Clan Sanguíneo, pero gemelos son raros. Si ustedes dos se someten a mí hoy, podría considerar tomarlas como criadas —dijo Chu Feng con una leve sonrisa.
—¡Descarado! —Sophia maldijo, aleteó sus alas y se lanzó hacia Chu Feng para golpearlo.
Aprovechando la situación, Soria atacó desde atrás en perfecta coordinación con su hermana, lanzando su ala hacia Chu Feng desde la dirección opuesta.
Las dos alas juntas eran como un molino triturador.
Incluso un luchador hábil sería convertido en un desastre sangriento por ellas.
Chu Feng, sin embargo, se mantuvo inmóvil como una montaña y súbitamente balanceó sus puños, golpeando fuertemente contra los dos pares de alas.
Con dos fuertes estruendos, Sophia y Soria sintieron como si hubieran sido golpeadas por una bestia salvaje.
La tremenda fuerza las eyectó violentamente, esta vez estrellándolas contra tres o cuatro árboles espesos antes de rodar por el suelo.