Long Fei no la persiguió, planeaba esperar hasta que la ira de Wang Xiaoya hubiera disminuido antes de buscarla para tener una charla apropiada.
Todo era culpa de Lin Shanshan por causar problemas sin razón.
Levantó la vista hacia el tercer piso, realmente queriendo subir allí y golpear a ese tipo.
Después de un rato, Xu Dong sacó la cabeza de la casa y preguntó débilmente:
—¿Se fue la cuñada?
Long Fei se encogió de hombros y le preguntó:
—¿Qué te pasa en la cara?
—¿Qué quieres decir?
Xu Dong se tocó la cara, se miró en el espejo del lado y rápidamente se la frotó con la mano.
Este tipo tenía marcas de lápiz labial por toda la cara.
Tosió dos veces y le dio a Long Fei una risa forzada:
—Anoche bebí un par de copas de más y no me di cuenta.
—¡Eres más duro que yo!
Long Fei le levantó el pulgar, volvió a su cuarto para cambiarse y asearse, y luego montó su bicicleta solo hacia la empresa.
Todo el camino allí, no pudo entender por qué Wang Xiaoya tenía que actuar así.
