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En la cima del edificio, las luces de la oficina del CEO seguían encendidas.
Eran más de las diez, y de repente sonó el tono de llamada de un celular en el interior.
Lin Yingying dejó su trabajo y contestó el teléfono:
—Hola, ¿por qué no estás durmiendo a estas horas?
La voz en el teléfono se quejó:
—Hermana mayor, es domingo hoy, ¿por qué no viniste a verme?
Lin Yingying se rió:
—Tienes tantos compañeros de clase para hacerte compañía, ¿todavía necesitas que te visite? ¡He estado ocupada con un caso recientemente y ni siquiera he salido del trabajo todavía!
La voz en el teléfono se rió entre dientes:
—Mira qué pena da la gran CEO. Si me lo hubieras dicho antes, habría ido a verte proactivamente hoy.
Lin Yingying preguntó:
—¿Te has quedado sin dinero?
La voz en el teléfono exclamó:
—Hermana mayor, ¿no puedes verme con nuevos ojos? ¿No querías contratar un guardaespaldas estos últimos días? Ya he encontrado uno para ti, ¡absolutamente increíble!