—Guo Yi, pareces un estudiante, ¿todavía estás en la universidad? —preguntó Lin Juncheng.
—¡No! —Guo Yi negó con la cabeza.
—Oh, yo soy estudiante en el Instituto de Arte de Jingdu, en el departamento de música. —Lin Juncheng sonrió y dijo—. Mi sueño es convertirme en un artista y subir al escenario para compartir mis canciones con la audiencia. Compartir mi felicidad...
Lin Juncheng era una persona positiva, optimista y alentadora.
Durante la hora y pico en el avión, Lin Juncheng no paró de charlar con Guo Yi, quien respondía de vez en cuando. Lograron establecer cierta amistad y conocerse un poco.
El avión aterrizó.
—Guo Yi, ¿alguien viene a recogerte? —preguntó Lin Juncheng.
—No. —Guo Yi negó con la cabeza.
—Entonces ven conmigo —dijo rápidamente Lin Juncheng—. Es tu primera vez en Jingdu y supongo que no estás muy familiarizado con ella. Te llevaré por Jingdu durante dos días, después podrás ir al Monte Wutai. ¿Qué te parece?