—¡De cualquier manera, no lo sabremos hasta que lo intentemos! —Liu Changzheng se rió—. Zhang Yuansu probablemente esté fuera de nuestro alcance, considerando nuestras calificaciones. Hace unos días, fui a buscar al anciano Tianchi, pero desafortunadamente, declinó con tacto. Sin embargo, tengo planeado traer a ese doctor divino de la Calle Oeste de la última vez.
Liu Changzheng se rió entre dientes.
En la entrada de Calle Oeste, se decía que las habilidades médicas de ese doctor divino eran increíblemente competentes. ¿Cuántos expertos, tanto nacionales como internacionales, han visto al hijo de Ye Xiaoyu sin éxito? Al final, sorprendentemente fue curado por el joven doctor divino de Calle Oeste. Esto ciertamente no era una estafa, sino una realidad.
—¡Está bien entonces! —Liu Ruyan asintió sin poder hacer nada.
...
Después de haber dejado atrás a Liu Ruyan, Guo Yi salió de la villa del río Xi Liu.
De vuelta en casa, Guo Yi sacó el diamante.
