—Whoosh!
La multitud exclamó de sorpresa una vez más.
Zhang Yuansu y Xuan Mingzi en realidad sacudieron la cabeza al unísono, la decepción centelleando en sus ojos, mientras que Chen Mingquan no podía ocultar su presunción. Guo Yi se atrevió a hacer una declaración tan audaz; seguramente iba a sufrir una derrota terrible. Después de todo, cuanto más alto se sube, más duro es el caída.
—Este niño... —Zhang Yuansu sacudió la cabeza.
—Maestro, tenga fe en él —Liu Guoyi estaba lleno de confianza en Guo Yi.