—¡Pero me dijiste, Cultivador, sigue tu corazón! —Tang Ru dijo con lágrimas en los ojos—. Mi amor por ti, mi afecto, no contiene ni un ápice de falsedad. ¿Por qué me rechazas así?
Guo Yi bajó la cabeza en silencio.
—¡Dime, por qué! —Tang Ru preguntó duramente.
—Si no hay amor, no hay amor, ¿por qué forzarlo? —Guo Yi levantó la vista y miró a los ojos de Tang Ru.
¡En ese momento!
Tang Ru se quedó rígida en su lugar.
—¿Estás diciendo... que no me amas? —Tang Ru miró a Guo Yi, atónita.
—¡Sí! —Guo Yi asintió.
—¿Podría ser... que desde el principio, nunca me has amado? —Tang Ru preguntó.
—¡Sí! —Guo Yi asintió nuevamente.
Mejor un doloroso final que un dolor sin fin.
Como se dice, en tiempos de caos, se necesitan medidas drásticas, al igual que una enfermedad grave requiere una medicina fuerte. De lo contrario, uno no puede cortar lazos y poner orden en el caos.