—¡No está bien! —Ni Cangtian de repente sintió que algo andaba mal y miró hacia atrás apresuradamente.
Una enorme sombra se expandió instantáneamente. Las pupilas de Ni Cangtian se contrajeron al ver un colosal puño que se abatió despiadadamente desde el aire. Ni Cangtian no tuvo tiempo de reaccionar, ni mucho menos de esquivar. Solo pudo mirar impotente mientras el puño se lanzaba hacia él.
¡Boom!
El puño golpeó el pecho de Ni Cangtian. Todos vieron claramente cómo el pecho de Ni Cangtian se hundía; sus costillas se destrozaron, y su espalda se abultaba como un montículo de tierra.
—Escupitajo... —Ni Cangtian escupió inmediatamente un bocado de sangre, cayendo desde el acantilado como un gran pájaro alcanzado por una flecha, precipitándose a gran velocidad.
—¡Dios mío! —exclamó alguien.
—Puño Barrera Sónica —comentó otro.