—¿Cuándo? —preguntó Guo Yi.
—Hay una recepción esta noche a las siete en el Hotel Sheraton —dijo apresuradamente Ye Xiangqiang—. Es para dar la bienvenida al artista marcial de Dongying.
—Siendo un desafío, ¿realmente tenemos que agasajarlos? —Guo Yi frunció el ceño.
—Gran Maestro, no deberíamos decir eso —Ye Xiangqiang sonrió y rápidamente agregó:
— Después de todo, China tiene el decoro de una gran nación. ¿Dejaríamos a nuestros invitados con hambre? Además, solo están proponiendo un combate de dao marcial, no buscan problemas.
—Ja ja... —Guo Yi se rió a carcajadas al oír esto y dijo:
— ¡Está bien!
—En ese caso, no molestaré más al Gran Maestro —Ye Xiangqiang se levantó y un guardaespaldas con un arma detrás de él le entregó a Ye Xiangqiang una caja plateada, que Ye Xiangqiang luego colocó en la mesa de café y dijo:
— Gran Maestro, para expresar mi gratitud, esto es una muestra de mi aprecio.
