La escena degeneró en caos.
Los ojos de Tang Ru se abrieron desmesuradamente ante la incredulidad al presenciar cómo los expertos marciales que una vez reverenció se abalanzaban como perros locos sobre el polvo de elixir que Guo Yi había derramado. El impacto de este espectáculo en Tang Ru era indescriptible.
El rostro del hombre de mediana edad se tornó cenizo, mientras que el anciano Xiao miraba en absoluto asombro.
La situación pronto se serenó.
—Joven, ¿cómo se llama este elixir? ¿Cuáles son sus efectos? —el anciano Xiao se adelantó y preguntó.
—Este elixir se llama Píldora de Limpieza de Médula —Guo Yi lo miró y, sin prisa, volvió a guardar la botella de porcelana en su bolsillo antes de continuar—. En cuanto a sus efectos, puede limpiar la médula y refinar los huesos y músculos. Para un Daoísta Marcial, es sin duda la mejor de las medicinas.
—Joven, ¿tienes más de este elixir? Tomaré todo lo que tengas. ¡Dime tu precio! —exclamó con impaciencia.