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Desde el momento en que se enteró de la noticia hasta que Li Mulin regresó corriendo a los Lis, cubriendo más de mil kilómetros, solo le tomó unas horas. Voló directamente y se dirigió derechamente a la casa de los Lis justo después de bajarse del avión. Para su consternación, lo que vio fue una escena de devastación, una completa ruina.
—¡No, no! —Li Mulin no podía aceptar la escena ante sus ojos.
Cargó locamente hacia el interior.
Varias veces tropezó con los escombros, cayendo en un estado irreconocible, pero eso todavía no podía detener su valiente embestida hacia adentro.
En medio de los escombros, después de una búsqueda frenética, solo logró descubrir un delicado cadáver.
—¡No! —Li Mulin gritó con una agonía desgarradora.
No muy lejos, la doncella que lo había seguido llamó:
—Mu Lin, hay otro superviviente aquí.
Li Mulin se sorprendió; rápidamente recogió su dolor y corrió velozmente hacia allá.