```
—¡Éxito! —Guo Yi apretó la reluciente cuenta negra, palpable su emoción.
Habiendo adquirido la Madera de Chen Yin, ahora poseía cuatro de las Piedras de los Cinco Elementos. Solo faltaba la última Piedra Yáotǔ.
—¡Maestro, eres increíble! —Tang Ru miró a Guo Yi con pura admiración.
—Tú podrás hacer lo mismo en el futuro —dijo Guo Yi con una sonrisa.
—Maestro, ¿cómo hiciste para reducir algo tan masivo a algo tan diminuto? —Tang Ru, incapaz de contener sus pensamientos, se asombró de que la gran Madera de Chen Yin pudiera condensarse en algo tan minúsculo a través del poder del espacio.
—¡Eso no es nada! —Guo Yi negó con la cabeza y dijo—. Si puedes lograr el cuerpo de un Inmortal, incluso un planeta podría reducirse a este tamaño.
Ssss...
Tang Ru estaba pasmada, con los ojos muy abiertos y la boca abierta.
—¿Cómo es eso posible?! —ella rápidamente negó con la cabeza incrédula.