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—Cuando las puertas del ascensor se cerraron, Hera finalmente se encontró capaz de respirar con calma. Había anticipado la posibilidad de encontrarse con Alexi en la empresa, dada su afiliación, pero no había previsto que él se aferrara a la esperanza de que quedaran sentimientos entre ellos, a pesar de sus acciones—. De hecho —continuó Hera, reflexiva—, solo han pasado unos días desde nuestra ruptura oficial, pero para mí, esos días se han sentido como un torbellino de emociones, similar a montar una montaña rusa.
—Durante este período desafiante —prosiguió—, no he podido evitar notar la flagrante ausencia de cualquier disculpa de él por el dolor que ha infligido o por los daños colaterales causados por su nueva relación. Si hubiera sido cualquier otra mujer, tal indiferencia imprudente podría haberle causado un daño grave.