—¿A dónde vamos? —Mirando por la ventana del avión en la pista de aterrizaje, Sang Qianqian entró en pánico sin razón.
—Ciudad Ming —Shen Hanyu la miró inexpresivamente—. ¿No dijiste que querías volver a Ciudad Ming antes?
El corazón de Sang Qianqian se hundió. Quería regresar a Ciudad Ming, pero no ahora.
Al ver que Shen Hanyu estaba a punto de salir del coche, ella exclamó:
—No puedo ir contigo.
—¿Por qué no? —Él se dio la vuelta y la miró fijamente con una mirada fría y profunda—. Sang Qianqian, no olvides que todavía somos marido y mujer.
—Ya firmé el acuerdo de divorcio. Le pedí al abogado que te lo enviara hace dos meses —Ella apretó los dientes—. Hanyu, hay cosas que no necesito decirte. Deberías saber que el niño que estoy esperando...
Al final, ella no pudo mentirle. Después de unos segundos de silencio, dijo:
—Shi'an volvió del extranjero por la mañana. Él me llevará de vuelta a la residencia de la familia Xie.
