—Dime, ¿qué más has adivinado?
—¿Realmente quieres que lo diga, Hermano Mayor? —sonrió Shen Hanyu.
—Si alguien ya te hizo la pregunta, ¿por qué aún no respondes? —se impacientó Sang Minglang.
—El nuevo estudio de Song Yu en una zona concurrida de la capital fue patrocinado por una persona misteriosa —dijo Shen Hanyu—. Ese fuiste tú, Hermano Mayor, ¿verdad?
—¿Cómo te diste cuenta? —Sang Minglang no lo negó.
—Intuición.
—Hay muchos talentos emergentes como Song Yu en el círculo artístico —dijo Shen Hanyu con franqueza—. No veo a ningún tonto dispuesto a invertir una suma enorme de dinero solo para construir un estudio para él cuando podría haber muchos otros talentos similares.
—Entonces, Hermano, para evitar que la Hermana Xiaoshuang se case con Song Yu, ¿cuántos trucos jugaste por detrás? Parece que has invertido bastante para lograr tu objetivo —Sang Minglang se quedó sin palabras.