Esas imágenes provenían del extranjero y solo Fang Lan las había visto.
Dado que no podía llevárselas, solo escogió las más importantes y tomó algunas fotos.
La diferencia entre las pinturas tempranas y las obras finales se podía ver a simple vista.
—Al principio, los trazos de estas pinturas eran muy inmaduros. Con el tiempo, se volvieron más exquisitos, pero las palabras seguían pareciendo escritas por un niño inmaduro.
—Solo las últimas dos pinturas fueron hechas con un pincel hábil y exquisito. Ya fuera la pintura misma o las palabras, no había forma de saber que fueron hechas por una persona con un problema mental —respondió Shen Hanyu a Sang Qianqian lentamente.
—¿Puedo ver la foto? —preguntó Sang Qianqian.
—Todavía no deben ser las 11, así que no es demasiado tarde —dijo.
Shen Hanyu sabía que si no le dejaba verla esa noche, quizás no podría dormir. Se levantó y encendió la lámpara de pared, sacando su teléfono para mostrar una foto.
