Zhen Zhu levantó la vista hacia Tang Bochuan y su corazón dio un vuelco.
Aunque Tang Bochuan era un hombre de pocas palabras, parecía ser amable con ella. Comparado con Shen Hanyu, debería ser mucho más fácil de tratar.
Zhen Zhu tomó la servilleta y se limpió la boca lentamente. —¿Podrías servirme otro vaso de agua? Lo siento por las molestias, Hermano Bochuan.
Tang Bochuan ya había cogido una taza para servir agua cuando escuchó la primera parte de su frase.
Cuando escuchó la última frase, su mano tembló tan fuerte que el agua se derramó.
Zhen Zhu observó su expresión rígida y le pareció divertido. —¿Qué pasa? ¿No te llamaba así cuando eras joven?
Tang Bochuan dijo con calma, —No me llames así, Señorita. No puedo aceptarlo.
—¿Qué tiene de malo? No hay nada malo en que te llame Hermano.
Zhen Zhu bebió un poco de agua y dijo, —Si recuerdo bien, solías vivir en mi casa, pero te fuiste a los pocos días y nunca volviste.
