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Sang Qianqian miró a Xie Shi'an con furia, se dio la vuelta y se marchó sin mirar atrás.
Sus manos todavía temblaban cuando volvió al iluminado salón.
Había pasado más de media hora, pero Shen Hanyu todavía no había regresado. Sang Qianqian marcó su número, pero nadie contestó.
—El coche llegó al estudio de Xia Sitong.
Shen Hanyu sentía una inquietud inexplicable, y una irritación indescriptible le corría por la sangre.
—Hermano Hanyu, ¿puedes acompañarme? —Xia Sitong giró su cabeza para mirarlo, su cara estaba un poco roja y sus ojos un poco llorosos—. Las luces de afuera de nuestro estudio están rotas. No tuvimos tiempo de arreglarlas, así que está realmente oscuro dentro.
Shen Hanyu frunció ligeramente el ceño, pero no rechazó la propuesta.
Como había dicho Shen Shaofeng, realmente la veía como una hermana. Siempre que fuera obediente y no tuviera otros pensamientos, todavía estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de un hermano mayor.
