—Entonces, ¿estás diciendo que puedes volver el domingo? —Sang Qianqian estaba muy feliz—. ¿A qué hora llegarás a casa?
—Por la tarde. Podré cenar contigo esa noche —dijo Shen Hanyu.
—De acuerdo, trato hecho. Te esperaré para que vuelvas —Sang Qianqian pudo escuchar vagamente una voz del otro lado—. ¿Todavía no has vuelto al hotel?
—Ya estoy en el hotel. Sin embargo, le pedí a mi secretario que entregara dos contratos para firmar mañana. Todavía necesito revisar los detalles —Shen Hanyu la calmó suavemente—. Es tarde. Sé buena y a dormir.
—No diré nada y no te molestaré. Puedes seguir revisando tus papeles —Al final, Shen Hanyu no pudo resistir rechazar su solicitud.