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La Anciana Zhen recordaba los acontecimientos del pasado y se sentía algo emocionada.
La familia Zhen y la familia Fang habían sido amigos durante muchos años, así que su hija menor, Zhen Yixin, y Fang Hongyi tenían un acuerdo matrimonial a muy temprana edad.
Aunque su matrimonio tuvo que ser cancelado más tarde, a Fang Hongyi no le importó en absoluto. Su actitud hacia ella y hacia su esposo, Zhen Yuanhua, seguía siendo la misma que antes, respetuosa y cariñosa.
Fang Hongyi y el hijo de la anciana, Zhen Yiping, eran tan cercanos como hermanos. Todos estos años, ya fuera en asuntos familiares o privados, les había ayudado mucho.
Hablando de eso, Fang Hongyi era como la mitad de un hijo para la anciana. Muchas veces, incluso era más considerado que su propio hijo.
Al final, fue su hija quien decepcionó a Fang Hongyi. Ay, Fang Hongyi no se convirtió en el yerno de la familia Zhen. La Anciana Zhen no solo lo lamentaba, sino que también se sentía culpable.
