Una gran cantidad de coches de policía se detuvieron en la entrada de la residencia de la familia Ruan, y policías con armas cargadas rodearon la residencia.
El sonido de los pasos atravesó el cielo nocturno, sonando como un caos desordenado.
Un coche negro estaba estacionado en la sombra de un árbol. Shen Hanyu observaba la residencia fríamente a través de la ventana de cristal.
Sang Qianqian estaba tan nerviosa que tenía las palmas de las manos sudorosas.
Su corazón se sentía como si estuviera colgando en el aire, como un hilo delgado que estaba a punto de romperse en cualquier momento.
Shen Hanyu giró la cabeza para mirar su rostro. Tomó su mano suavemente y la consoló:
—No tengas miedo, los resultados saldrán pronto.
Las pistas de Xie Shi'an eran lo suficientemente claras.
Siempre que Sang Minglang estuviera siendo retenido en la residencia de la familia Ruan, definitivamente podrían salvarlo hoy.
Sang Qianqian tomó una respiración profunda y dijo:
—Estoy bien.