—¿Oh? —La tonalidad de Su Wan ascendió mientras miraba a Jiang Xin con una leve sonrisa—. ¿Eso significa que conoces a esa persona?
Jiang Xin quedó perpleja por un momento antes de darse cuenta de que había sido engañada por Su Wan. La miró furiosa, pero no podía retractarse de lo que había dicho. Solo pudo armarse de valor y responder:
—¿Y qué si nos conocemos? Somos inocentes. ¡No tenemos el tipo de relación que estás pensando!
Al menos no podía dejar que Jing Chen pensara que era una mujer promiscua.
Su Wan adivinó sus intenciones, pero no quiso detenerse demasiado en este tema. Tras obtener una respuesta afirmativa, continuó preguntando:
—Entonces esa persona te ayudó a conseguir esa evidencia. Después de todo, con tu inteligencia, es imposible que se te haya ocurrido esto. Admítelo, Jiang Xin. No tienes salida.
Jiang Xin estaba furiosa. ¡Su inteligencia estaba siendo despreciada por Su Wan!
