—¿Qué hay para presumir con tus métodos despreciables? Todos saben si hiciste esas cosas o no. No finjas confusión aquí. Hay justicia. Vete de inmediato, o llamaré a los guardias de seguridad para que te saquen.
Después de las palabras de Su Wan, reprendió sin piedad a Jiang Xin. Una bola de ira se elevó en su pecho. Ahora que había escuchado las palabras desvergonzadas de Jiang Xin, su ira aumentó. Sin embargo, hoy era una reunión familiar. No quería arruinar el ánimo de todos, así que se contuvo.
La expresión de Jiang Xin se oscureció al escuchar las palabras de Su Wan. Parecía que tenía que marcharse, pero el buen espectáculo aún no había comenzado. Ella realmente quería verlo.
—¿No puedes esperar un poco más? Tengo un gran regalo para ti, pero definitivamente no arruinaré tu reunión familiar.
Sin embargo, ninguno de los tres hermanos creyó a Jiang Xin. Todos la miraron fríamente, sus ojos y rostros llenos de rechazo. Jing Chen dijo directamente:
