Jiang Xin se detuvo solo al llegar a una pequeña colina.
Este lugar ya era muy remoto, pero había farolas que apenas iluminaban los alrededores, así que los dos no salieron del coche.
—Dime, ¿por qué me buscas? —preguntó Jiang Xin, pero tenía una leve suposición.
Bai Lian había sido enviada a prisión hace cuatro años por asesinato intencional. Si esta persona estaba aquí por Bai Lian, no sería más que para ayudarla a salir de la prisión. Si ese fuera el caso, Jiang Xin no estaría de acuerdo fácilmente.
La mujer parecía entender los pensamientos de Jiang Xin y las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba. —Las condiciones no son difíciles. Luego, se inclinó hacia adelante y susurró al oído de Jiang Xin.
La expresión de Jiang Xin también cambió con las palabras de la mujer. Desde el desdén y la frialdad iniciales, gradualmente se convirtió en duda y asombro.
