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Desde que la Corporación Su se desarrolló en el país, Li Hui siempre había sido quien iba a discutir las colaboraciones, y la verdadera jefa tras bambalinas nunca había aparecido frente al público.
Ahora que Su Wan había dicho que ella era la presidenta, no había razón para que nadie creyera su identidad. Después de todo, todos habían visto el desarrollo de la Corporación Su. Sería imposible para ellos encontrar casualmente a una mujer para pretender ser la presidenta.
Su Wan sonrió levemente, como si estuviera hablando de asuntos ordinarios. Cada palabra golpeaba el corazón de Jiang Xin, pero la cara de Jiang Xin no podía evitar ponerse pálida.
Los líderes de las otras compañías miraban a Jiang Xin con sospecha. Los medios enfocaban sus cámaras en Jiang Xin, esperando su respuesta.
Las manos apretadas de Jiang Xin comenzaron a sudar. Podía sentir las miradas extrañas de las personas a su alrededor.
¿Pero por qué estas personas confiaban tanto en Su Wan?
