—Bai Lian, te lo estás buscando. Eres buena humillándote a ti misma. Eso va con tu personalidad barata —dijo Xia Jing con desdén desde encima de su cabeza.
Luego, hubo una risa burlona.
Bai Lian estaba atónita. Quedó paralizada en el lugar. Ya se había avergonzado. Estaba completamente avergonzada.
Se arrodilló en el suelo, frente a tantas personas de la Corporación Jing…
¡Y además fue humillada tan sin piedad por Xia Jing!
Bai Lian ya no podía soportarlo. No podía controlar sus emociones en absoluto. De repente se levantó y lanzó miradas furiosas a todos a su alrededor. ¡Sus ojos estaban rojos y sanguinarios con rastros de locura!
—¡Una extraña entra a la Corporación Jing tan casualmente. ¿Para qué ha criado la Corporación Jing a todos ustedes? ¿Para que se queden viendo el espectáculo aquí? ¡Llamen a la policía! ¡Apúrense y llamen a la policía! ¡Llamen a la seguridad!
