—Jiang Yu seguía el principio de Ojos que no ven, corazón que no siente —y ya no le hablaba a Li Lu—. Siguió a la Hermana Xia hacia el lugar del ensayo.
—Li Lu fue ignorada y ya no pudo soportarlo. Pisó fuerte el suelo y gritó —¡Jiang Yu! ¿Qué significa esto?! —Su voz era tan fuerte que hizo que los transeúntes se detuvieran a mirarla.
—El rostro de Li Lu ardía mientras decía —¿Qué están mirando?! ¿Acaso no han visto a otros perder los estribos? —Los transeúntes se fueron rápidamente.
—Esto era realmente un gran buda con mal temperamento. No podían permitirse ofenderla.
—Jiang Yu y la Hermana Xia entraron juntas al lugar del ensayo. El director y los artistas ya habían llegado.
—Cuando los artistas vieron a Jiang Yu, era como si hubiesen visto a un talento raro. Se acercaron uno tras otro y rodearon a Jiang Yu, preguntándole cómo estaba y cómo se sentía su salud, qué pensaba sobre la competencia en la que iba a participar esta vez.